Enith Rodríguez representante de las Economía de Francisco, compartió su visión sobre la economía inspirada en los valores del Evangelio y su impacto en las comunidades, con motivo del encuentro de procesos pastorales promovido por el Centro de Redes y Programas de Acción Pastoral (Ceprap) del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
Las Economías de Francisco
Las Economías de Francisco surge como una respuesta al llamado del Papa Francisco en 2019 a jóvenes economistas, agentes de cambio, investigadores y empresarios con el objetivo de transformar el modelo económico hacia uno más justo y equitativo.
Enith Rodríguez explica que esta iniciativa quiere colocar al ser humano en el centro, alineándose con los principios de la encíclica Laudato Si’, que aborda la relación entre la economía, la política y el cuidado del medio ambiente.
Desde su lanzamiento, esta iniciativa ha reunido a jóvenes de todo el mundo en un proceso de formación y acción, con encuentros virtuales y presenciales, resaltando el evento de 2022 en Asís con el Papa Francisco. A través de espacios denominados “Aldeas” o “Villas”, los participantes definen metas y estrategias para aplicar en sus realidades locales.
Experiencias exitosas
Rodríguez señaló que en América Latina y el Caribe existen experiencias exitosas de Economías de Francisco, como las Casas de Francisco y Clara en Brasil, que promueven la agroecología y la escucha comunitaria.
Asimismo, Rodríguez mencionó proyectos en Argentina que fortalecen la empleabilidad en las Villas y en México, donde se desarrollan emprendimientos productivos con comunidades indígenas. Estas iniciativas demuestran que es posible crear modelos económicos sostenibles basados en la solidaridad y la cooperación.
Para que las Economías de Francisco tengan un impacto real en las comunidades, es esencial un trabajo de campo, según Enith Rodríguez. La planificación de proyectos debe partir del conocimiento de las necesidades locales y de una escucha activa con la población. Además, la articulación con la Iglesia y otras instituciones es necesaria para fortalecer la acción pastoral y responder tanto a las necesidades sociales como espirituales de las comunidades.
Economía solidaria y pastoral
Generar un modelo de economía solidaria que responda a los desafíos pastorales y sociales del continente requiere un acercamiento directo a los territorios, afirma Rodríguez. A su vez, recalca que “es muy difícil generar proyectos o planeación desde una oficina, es muy complicado cuando tú no conoces el terreno”, afirma Rodríguez, y agrega que es esencial conocer el contexto y realizar un trabajo de escucha activa.
Este proceso permite identificar necesidades y adaptar herramientas que fortalecen el tejido comunitario, respetando los procesos previos y promoviendo una visión de trabajo colaborativo en lugar de enfoques individuales.
Desde esta perspectiva, la construcción de una economía solidaria implica reconocer y articular los saberes locales. Consiste en tomar experiencias y aprendizajes que emergen de la vida cotidiana: “Y a raíz de eso, se entiende que hay un trabajo comunitario, ya no es individual”. Por ello, la clave está en fomentar la colaboración entre comunidades, promoviendo un intercambio de conocimientos que ayude a estructurar estrategias concretas.
La mirada comunitaria permite responder a necesidades económicas, sociales y pastorales, integrando dimensiones como los derechos humanos, la ecología, la pastoral carcelaria o la atención a personas con adicciones, entre otras pastorales.
Continuar construyendo una economía justa y equitativa
Uno de los desafíos principales es el financiamiento de estas iniciativas. Rodríguez señala que el diseñar proyectos realistas, aprovechar los recursos locales y establecer estrategias de sostenibilidad económica puede dar respuestas a los desafíos. A su vez, señala que la incidencia política y económica requiere una formación constante y un acompañamiento para lograr cambios estructurales.
Las Economía de Francisco tienen una participación activa de los jóvenes, y también impulsa a otros jóvenes a liderar procesos de cambio en sus comunidades: “Debemos dejar un mundo mejor del que encontramos”, afirmó Rodríguez.
Enith Rodríguez concluyó su participación con una invitación a “seguir construyendo una economía que tenga vida, que sea justa, equitativa y, sobre todo, que nos lleve al llamado del Evangelio, con un pilar que yo tengo que son las Bienaventuranzas, todo lo que está ahí es una praxis de vivir una vida económica mucho más sostenible”.
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