A propósito del racionamiento de agua en Bogotá, capital de Colombia que afectaría el suministro de este líquido potable a millones de ciudadanos en el área metropolitana y municipios cercanos, el diácono permanente, Alirio Cáceres Aguirre, teólogo e ingeniero químico ofrece una reflexión de 5 elementos donde invita a la luz del Evangelio valorar y cuidar este precioso líquido.
Esta importante capital latinoamericana se encuentra en alerta naranja tras la disminución en los niveles de los embalses que proveen a la metrópoli.
La gran mayoría de personas al referirse al tema del racionamiento del agua lo hacen utilizando la palabra ‘crisis’. Al respecto, el diácono inicia su reflexión observando que esta palabra siempre denota una gran amenaza, pero también ha de ser vista como una oportunidad. Señala además que, esto denota también que para todo creyente la crisis hídrica tiene que ser una oportunidad para retomar la sabiduría del Evangelio.
El agua es ‘hermana agua’
Primero. Sostiene que al agua no se le puede seguir tratando como un recurso, sino como ‘hermana agua’, así la llamó San Francisco de Asís por considerarla útil, estimando que el agua es una hermana que da vida al humano. Asimismo, mencionó la encíclica Laudato Si, del Papa Francisco, donde se refiere al agua desde una dimensión social.
En este mismo sentido, se refirió al documento del Vaticano: “agua fuente de vida” donde se explica las dimensiones de la ecología integral que hablan del agua como un derecho fundamental humano y no como un negocio, aquí -agrega- “tenemos un reto para posicionar el enfoque, el concepto, la noción con la cual nos relacionamos con nuestra hermana agua que es una creación de Dios”.
Solidaridad y cuidado de la Amazonía
Segundo. Igualmente, expone como esta crisis del agua conduce todo a una conexión territorial, que une e interliga el consumo de este líquido que se utiliza en Bogotá con otras regiones del país. Así pues, llama la atención de la importancia de una dimensión solidaria frente al cuidado de la Amazonía.
“El agua de Bogotá viene de la Amazonía, porque por la rotación de la tierra y por los vientos del océano Atlántico la evaporación del agua, la selva Amazónica, se convierte en ríos voladores que llegan a nuestros páramos y los páramos gótica a gótica se van formando los riachuelos y tenemos el agua después en las tuberías desde los embalses que llega a través de los grifos”, marca en decir.
Frente a esta radiografía, señala que, si se “agota la Amazonía, si deforestamos la Amazonía, pues no tendremos agua, si descuidamos nuestros páramos pues no tendremos agua en nuestras casas (…) tenemos que reflexionar sobre eso, una solidaridad, una comprensión de que todo está conectado y lo que nosotros consumimos y malgastamos afecta a otros de nuestros hermanos”.
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Conciencia de ahorro
Tercero. Llama la atención sobre la austeridad que se debe tener frente al gasto del agua, por lo que pide ser austeros y no despilfarrarla en acciones cotidianas. Sugiere una reflexión matemática para que el recibo del agua en los próximos meses baje en un porcentaje considerable. “Ahorramos dinero si tomamos la conciencia del ahorrar agua en el aseo personal, en el aseo de la ropa, en el lavado de los platos, o sea hay cosas cotidianas sencillas que podemos hacer mejor, con menos agua”.
Respetar y valorar las microcuencas hidrográficas
Cuarto. Luego de explicar que el distrito capital está estructurado en torno al río Tunjuelo, al río Fucha, a la microcuenca del Salitre, Tibabuyes, el sistema Torca Guaymaral, destacó la capacidad de convocatoria y alcance que tiene la Iglesia, por tanto, alentó para que esta, sea aprovechada haciendo un llamado de conciencia a las comunidades a que se respete y valore de nuevo las microcuencas hidrográficas existentes.
“Si cada parroquia, si cada centro pastoral, si cada convento, si cada seminario, si cada familia cristiana se dedica a cuidar el agua desde su nacimiento hasta su desembocadura, pues seguramente no volveremos a correr este vivir, esas emergencias, sino que tendremos una sostenibilidad, una sustentabilidad en el ordenamiento mismo del territorio en torno al agua”, sostuvo.
Plan de desarrollo consciente
Quinto. Exhortó a las principales autoridades de gobierno para que trabajen en un proyecto de un plan distrital de desarrollo que contemple la seguridad del agua, y consumo de la misma a todas las personas. “Tenemos que referirnos a un plan de ordenamiento territorial para que cuidemos los páramos, los cerros orientales, la ribera de los ríos y que pensemos que podemos recuperar el río Bogotá”.
Frente a todo este panorama, el diácono Alirio concluyó su reflexión, llamando la atención de los gobernantes a nivel de las juntas administradoras locales, del consejo distrital y de la alcaldía, para que sean personas honestas, “que la corrupción y el afán de lucro no se imponga por encima del derecho humano del consumo del agua y la perspectiva de que las futuras generaciones tengan también la posibilidad de cómo nos ha dicho Jesús en el Evangelio de Juan de tener una vida abundante, una vida desbordante”.
Recordemos que este jueves 11 de abril, se dio inicio en la capital del país y los municipios servidos por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) a las suspensiones alternadas de agua debido al bajo nivel de los embalses.
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