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El Celam y la Red Iglesias y Minería promueven un conversatorio sobre inversiones éticas para salvar comunidades y ecosistemas

En un escenario global donde la crisis climática y la injusticia social exigen respuestas urgentes, la Comisión de Ecología Integral de América Latina y el Caribe del Celam (Ceilac) y la Red Iglesias y Minería convocaron al webinar “¿Quién financia la destrucción de la Madre Tierra? Coherencia ética en las inversiones”.

¿Quién está detrás de la financiación de proyectos mineros que destruyen ecosistemas y comunidades? fue el interrogante y eje central del conversatorio que reunió a personas de distintos países de América Latina.




Criterios éticos para las inversiones financieras

Entre las reflexiones más destacadas, el panel resaltó la necesidad de abordar las prácticas de inversión de las instituciones religiosas.

Alfonso Murad, destacado teólogo ecologista, expuso cómo muchas instituciones, incluidas las religiosas, invierten en activos financieros sin analizar si esas inversiones son compatibles con los valores de la Doctrina Social de la Iglesia. “El mercado financiero se mueve desde los intereses económicos”, señaló.

El documento Mesuram Bonam, producido por una academia del Vaticano, fue un punto de partida. Este texto propone criterios éticos para las inversiones financieras, exhortando a las instituciones a evitar apoyar sectores como la minería, la industria armamentística y otras actividades que perjudican a las comunidades y al medio ambiente.

Urgencia de enfrentar a la minería

La discusión también revisó el impacto devastador de la minería en países como Ecuador. Kevin Zúñiga, del Frente Nacional Anti Minero, relató cómo la actividad minera ha despojado a comunidades enteras de sus territorios, ha militarizado procesos de consulta ciudadana y ha intensificado la violencia en los territorios afectados.

“Estamos viviendo una crisis de inseguridad, una crisis a nivel económico energética, una crisis en el sistema de salud ecuatoriano, una crisis educativa. Estamos viviendo tiempos muy difíciles, y en ese contexto, la resistencia de los pueblos también se ha tornado mucho más difícil”, expresó Zúñiga.

“El discurso del Estado era que los pueblos en resistencia rechazan la minería legal porque en realidad están aliados a los a los a los mineros ilegales, pero ahora vemos todo lo contrario. Y ahora vemos que, en realidad, quienes están operando con estos grupos ilegales son las empresas mineras y la prueba de ello son varias investigaciones periodísticas que lo demuestran”, lamentó Zúñiga

La minería y su impacto

Durante el conversatorio, Benjamín Macas, defensor del agua y los derechos humanos, planteó una reflexión sobre el modelo extractivo y sus implicaciones en Ecuador. Macas explicó cómo las cadenas de valor de la economía moderna, basadas en la extracción y comercialización de minerales, han conducido a la devastación de ecosistemas y la superexplotación del trabajo humano: “En su gran mayoría, el capital se acumula en las ciudades, edificios, infraestructura vial, maquinaria; aquí se juntan materiales minerales, energía fósil en nuestro tiempo, y desde luego, la superexplotación del trabajo humano con ello; con estos ingredientes, el capital se acumula de modo incesante”, advirtió.

El activista destacó que la minería en la Cordillera de los Andes amenaza cuencas hidrográficas esenciales para la vida en el país. Las empresas mineras, según afirmó, utilizan estrategias de engaño y promesas de desarrollo para ingresar a los territorios, pero una vez establecidas, recurren a la “violencia y al despojo” para consolidar sus operaciones. Este modelo, alimentado por la creciente demanda global de minerales, está llevando al límite a las comunidades locales, quienes enfrentan además la militarización y complicidad estatal.

Macas hizo un llamado a cuestionar el concepto de progreso impuesto por la modernidad capitalista, que prioriza la acumulación y el consumo sobre el bienestar del planeta. Citando la encíclica Laudato Si’, instó a la Iglesia y a las comunidades a adoptar otras formas de entender la economía, basadas en el respeto a los saberes ancestrales y la ecología integral: “Hay que disputar que el progreso es un imaginario”, puntualizó.

La lucha por el buen vivir

Por su parte, Claudia Huircan, defensora mapuche del sur de Argentina, habló sobre el compromiso de los misioneros claretianos con la campaña de desinversión en proyectos mineros. Inspirados por la resistencia del religioso Pedro Casaldáliga y las palabras del Papa Francisco, quien aboga por “una economía que hace vivir”, la congregación trabaja en la promoción de inversiones éticas, buscando favorecer a los excluidos y proteger la Casa Común.

El encuentro virtual realizó una exhortación a las comunidades religiosas para que asuman su corresponsabilidad en la lucha contra la minería extractivista y otras formas de explotación, instando a reflexionar sobre el uso ético de los recursos financieros y promover inversiones que protejan la vida y dignidad de las personas.

“Podemos hacer frente a esta realidades que hemos escuchado esta noche; pues es seguir articulándonos, seguir compartiendo estas informaciones, y seguir analizando juntos desde el lugar en el que estamos, desde el espacio en el que estamos, ¿cómo poder enfrentar el dolor, la violencia, el sufrimiento, desde la esperanza y desde la fe?”, con este desafío finalizó el conversatorio.

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