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El desafío del ecumenismo en el Caribe, un camino de unidad y compromiso - ADN Celam

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El desafío del ecumenismo en el Caribe, un camino de unidad y compromiso

La Conferencia Episcopal de las Antillas (AEC, por sus siglas en inglés) ha desempeñado un rol sobresaliente en el fortalecimiento del diálogo y la unidad cristiana en la región del Caribe. En un territorio caracterizado por su diversidad cultural, histórica y religiosa, el trabajo ecuménico se ha convertido en un pilar para el fortalecimiento de la fe y la construcción de sociedades más inclusivas y justas.

En una entrevista para ADN Celam, el obispo Clyde Martin Harvey, ordinario de la diócesis de St. George’s-in-Grenada y encargado de las actividades ecuménicas dentro de la AEC, reflexionó sobre los desafíos y avances del ecumenismo en la región, remarcando la colaboración entre las distintas denominaciones cristianas y su impacto en la sociedad caribeña.

Monseñor Clyde Martin Harvey

Del Concilio Vaticano II al presente

Monseñor Clyde Harvey explica que las Iglesias cristianas en el Caribe han evolucionado en su relación mutua, especialmente desde el Concilio Vaticano II, que impulsó el diálogo ecuménico en todo el mundo. Durante los procesos de descolonización política en la región, las diócesis católicas romanas comenzaron a trabajar conjuntamente en temas tanto eclesiales como socioeconómicos.

Uno de los momentos históricos que destaca dentro de este camino es la fundación de la Conferencia de Iglesias del Caribe (CCC por sus siglas en inglés) en 1973. Este organismo ecuménico, que llegó a contar con 33 iglesias miembros en 34 territorios del Caribe, sirvió en la transformación social de la región entre las décadas de 1970 y 2000. Su trabajo fue respaldado en gran medida por agencias europeas, que financiaron proyectos en materia de desarrollo y unidad cristiana.

Sin embargo, a partir de la década de 1990, la disminución de estos fondos llevó al debilitamiento de la CCC, dejando en manos de las Iglesias locales la responsabilidad de sostener el movimiento ecuménico en cada territorio.

La realidad actual del ecumenismo en el Caribe

Hoy en día, el ecumenismo se desarrolla de manera autónoma en cada país del Caribe. Seis de los territorios cuentan con consejos cristianos activos, los cuales organizan eventos durante la Semana de Oración por la Unidad Cristiana y responden ante situaciones de crisis nacional.

En naciones como Trinidad y Tobago, Guyana, Granada, Jamaica, Santa Lucía y Martinica, los gobiernos han solicitado el apoyo de las iglesias para mediar en momentos de tensión política o social. La confianza en las instituciones religiosas sigue siendo alta, y la Iglesia es vista como un pilar fundamental dentro de la sociedad civil.

Sin embargo, persisten desafíos importantes. Uno de los principales es la fragmentación entre las iglesias cristianas. Según el obispo Harvey, la Iglesia en la región se divide en dos grandes grupos: Las Iglesias tradicionales, entre las que se encuentran la anglicana, bautista, católica romana, ortodoxa, metodista y presbiteriana. Estas han sido las principales promotoras del diálogo ecuménico. Y las Iglesias evangélicas y pentecostales, en su mayoría de origen estadounidense y con un fuerte respaldo financiero. Muchas de estas comunidades no consideran la unidad cristiana como una prioridad y no participante activa en actividades ecuménicas.

La unidad cristiana

El obispo Harvey señala que el mayor desafío que enfrenta el ecumenismo en el Caribe es el nivel de compromiso de sus líderes. Muchos ministros están sobrecargados de trabajo, lo que limita su capacidad para involucrarse en iniciativas de diálogo interconfesional. Además, algunos misioneros que llegan a la región tienen poca experiencia en el trabajo ecuménico, lo que dificulta su integración en estas actividades.

Sin embargo, la rápida secularización de la sociedad caribeña exige una respuesta unificada de las iglesias. Ante esto, varias diócesis han comenzado a identificar problemas comunes ya abordarlos en conjunto. Algunas de las estrategias que se están considerando incluyen la designación de un responsable ecuménico a tiempo completo en los consejos cristianos locales, para fortalecer la coordinación y la planificación de actividades conjuntas.

Otro reto es la falta de iniciativas ecuménicas dirigidas a los jóvenes. En criterio del obispo Harvey, hasta ahora no se ha hecho lo suficiente para promover la unidad cristiana entre las nuevas generaciones. No obstante, la reciente visita del barco misionero Logos a varias islas caribeñas brindó una oportunidad para enfocarse en esta área. Se espera que esta experiencia genere frutos y motivo la creación de programas ecuménicos juveniles en el futuro.

Proyectos ecuménicos y acción social

A pesar de los desafíos, existen iniciativas ecuménicas en países como Surinam, Guyana, Jamaica y Trinidad, donde se han desarrollado proyectos sociales interdenominacionales. Algunas comunidades han organizado encuentros deportivos entre Iglesias, promoviendo la unidad a través del deporte y el trabajo en equipo.

Además, en varias diócesis se ha iniciado un debate teológico sobre el contenido de la fe cristiana, inspirado en el texto de Juan 11:25 “Yo soy la resurrección y la vida”. Este diálogo tiene dos objetivos principales: reflexionar entre el clero sobre el contenido doctrinal compartido, para fortalecer la identidad cristiana común.

Invitar a las comunidades a profundizar en el significado de la resurrección y la vida, a través de un ejercicio de reflexión de un año de duración.

Diálogo interreligioso, un camino aún por recorrer

En cuatro diócesis del Caribe existe una fuerte presencia religiosa no cristiana, lo que plantea un reto adicional para el diálogo interreligioso. Durante la Semana de Oración por la Unidad Cristiana no se realizan encuentros interreligiosos, ya que las iglesias distinguen claramente entre el ecumenismo (diálogo entre cristianos) y el diálogo interreligioso.

No obstante, en varias diócesis se llevan a cabo reuniones regulares con comunidades religiosas no cristianas. En eventos públicos, es común que haya un tono interreligioso, lo que refleja el espíritu de respeto mutuo que prevalece en la región.

Aun así, el obispo Harvey reconoce que aún queda un “largo camino por recorrer” para comprender en profundidad las distintas tradiciones religiosas presentes en el Caribe.

El futuro del ecumenismo en el Caribe

A pesar de los desafíos, el espíritu de unidad y respeto interreligioso sigue siendo una característica de la región caribeña. Durante más de 100 años, las escuelas religiosas han formado líderes en diversos ámbitos de la sociedad, contribuyendo a la estabilidad social y la promoción de los valores cristianos.

El obispo Harvey señaló que, aunque existen grupos religiosos con intereses hegemónicos, la tolerancia religiosa se ha mantenido intacta en el Caribe. Sin embargo, advierte que las iglesias no deben temer los cambios que trae el futuro, sino que deben asumir el reto de predicar el Evangelio con una mente abierta hacia los avances tecnológicos y las nuevas formas de entender la humanidad.

Debemos atrevernos a predicar el Evangelio con una apertura hacia el futuro, no solo en su tecnología, sino también en las formas en que desafía nuestra comprensión de Dios y de lo que significa ser humano”, expresó.

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