La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México acogió una Vigilia de Oración y Eucaristía en memoria de las víctimas de desaparición forzada en el país. La Eucaristía, presidida por Mons. Francisco Javier Acero Pérez, obispo auxiliar de la Ciudad de México, contó con la presencia de madres buscadoras, quienes portaban retratos de sus hijos desaparecidos y exigían justicia.
Durante la homilía, Mons. Acero Pérez dirigió un mensaje reconociendo el sufrimiento de las familias y la indiferencia que, en ocasiones, ha mostrado la Iglesia ante esta crisis humanitaria: “Este dolor no se resume en números ni comunicados; este dolor es sagrado”, expresó el prelado. En un gesto de humildad, ofreció una disculpa a nombre de la Iglesia: “Si en algún momento hemos sido indiferentes como pastores, les pido perdón. No podemos callarnos ante esta realidad lacerante”.
Hizo un llamado a la unidad y al diálogo entre los diferentes actores de la sociedad para enfrentar esta tragedia: “No tengan miedo para acercarse, expresarse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto. Al final, todo esto se resume en diálogo”.
El horror no nos puede paralizar
La misa fue previa a una velada de oración en el Zócalo capitalino, donde se recordaron a las víctimas de Teuchitlán, Jalisco, una de las tantas fosas clandestinas descubiertas recientemente. Mons. Acero Pérez exhortó a la paz y a la justicia: “Todos los días, cada mañana, hay hermanas y hermanos nuestros que se levantan con la esperanza de encontrar a sus hijos en alguna fosa clandestina. Esta monstruosidad no puede quedar impune, indiferente, silenciada en carpetas de investigación, en cuerpos abandonados”.
Con una fuerte carga emocional, cuestionó: “¿Qué nos está pasando, hermanas y hermanos? El horror no nos puede paralizar, el amor nos pone en marcha”.
Los asistentes elevaron sus plegarias con cánticos y rezos, pidiendo por el fin de la desaparición forzada y el descanso eterno de las víctimas del crimen organizado. En su mensaje, el obispo usó una alegoría para la búsqueda de los desaparecidos: “Ojalá todos tomáramos un pico y una pala y nos fuéramos a buscar con ellas, pero si no podemos hacerlo, atendamos al menos la primera demanda que nos hacen, que es, escúchenos”.
Por la conversión de los criminales
La autoridad eclesial, también dirigió un mensaje a los integrantes del crimen organizado, pidiéndoles arrepentimiento y un cambio de vida: “A todas las personas que trabajan en organizaciones criminales: ¡Por favor, cambien de vida, conviértanse, dejen de hacer el mal! Nosotros rezamos por ustedes: conviértanse. Lo pido de rodillas. Es por su bien”.
Asimismo, agradeció a las familias buscadoras por su lucha y les alentó a transformar el dolor en esperanza: “Queridas familias buscadoras, gracias por demostrarnos que el amor es capaz de convocar, dialogar y abrazar en tiempos ideológicos y bélicos. Gracias por hacernos pastores en medio del Pueblo de Dios”.
“Quiero expresarles algo que estoy viviendo en este año: la esperanza no defrauda. Sigan siendo faros de esperanza. Dios con su pueblo las acompañamos”, concluyó.
Solidaridad de la vida consagrada
En un gesto de cercanía, la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM) envió un mensaje de solidaridad a las familias buscadoras, mostrando su apoyo en la lucha por la justicia: “Nos unimos a su duelo a través de la oración y presencia de algunas hermanas y hermanos en diversos lugares del país, donde se llevarán a cabo las vigilias de oración y luto”.
Además, hicieron suyo el mensaje del Episcopado Mexicano, que en su comunicado del 12 de marzo reconoció la valentía de las familias en la búsqueda de sus seres queridos: “Reconocemos y exaltamos la extraordinaria labor que realizan ustedes y distintas organizaciones ciudadanas que, impulsadas por su dolor, valentía y tenacidad, son las que verdaderamente consiguen avances en la búsqueda de sus seres queridos”.
El mensaje también insistió en la urgencia de la justicia y la verdad, exigiendo que esta crisis humanitaria no continúe impune: “Exigimos que haya justicia, reparación y conocimiento de la verdad”.
Hasta encontrarlos
“Queremos seguir caminando a su lado: ‘Vivos se los llevaron, vivos los queremos, ¿por qué los buscamos? ¡Porque los amamos!’”, expresa los religiosos y religiosas.
El mensaje finalizó con una cita del Papa Francisco, insiste en que la esperanza es la única luz en medio de la tribulación: “La esperanza no defrauda (Rom 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación”.
La Iglesia en México se une a las voces de quienes exigen justicia, paz y verdad en un país golpeado por la violencia. El clamor de la Iglesia y de las familias clama: “¡Hasta encontrarlos!”.
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