El papa Francisco pidió a la Iglesia de América Latina trabajar incansablemente para erradicar la indiferencia que existe ante los migrantes que atraviesan la selva del Darién, este llamado lo hizo a propósito del encuentro de frontera que se adelanta entre los países de Colombia, Panamá y Costa Rica.
En el mensaje, publicado este 19 de marzo por la oficina de prensa de la Santa Sede, el Pontífice expresó su gratitud a la Iglesia de América por la amplia respuesta en la atención directa a los migrantes, representada en casas de acogida, centros retornados y diferentes tipos de asistencia directa, por lo que les pidió no desatender esos establecimientos «que son oportunidad de acogida y caridad para con los hermanos más necesitados».
«El camino de la migración necesita pastores y agentes de pastoral que se atrevan a superar los límites de lo establecido, que no teman reconocer ninguna senda porque han perdido el miedo que paraliza, capaces de regresar a lo esencial, desinstalándose de la indiferencia», indicó.
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Suma de esfuerzos conjuntos
Así también, al referirse puntualmente a los países que participan del encuentro, resaltó la tarea conjunta que siguen desarrollando en respuesta “En el Darién, con los hermanos y las hermanas migrantes”, es ahí -aseguró- «donde ellos nos esperan, en la orilla terrestre de un mar de lágrimas y muerte que une hombres y mujeres, adultos y niños de las más diferentes latitudes».
Por otra parte, al exponer el creciente número de personas de diferentes nacionalidades del continente, que en busca de nuevas oportunidades, atraviesan el tapón del Darién, «una selva que es triunfo de la naturaleza pero que hoy se convierte en un verdadero viacrucis», observó que este fenómeno pone en evidencia los «límites de gobernanza migratoria en el hemisferio occidental», hasta el punto de convertir esta problemática en un negocio ilícito del trafico humano, lucrándose con el dolor de los más vulnerables.
«Ni los peligros que suponen el tránsito y los chantajes ilegales, ni las crecientes devoluciones o estancamientos en países donde estos hermanos y hermanas no son deseados disminuyen la atracción (real o ilusoria) de satisfacer las necesidades de empleo y mejores condiciones de vida o, incluso, de una esperada reunificación familiar», señala la misiva.
Finalmente los estimula “a vivir estos días con alegría y esperanza, y que la pascua que se acerca sea el motivo que les recuerde que todos sus esfuerzos valen la pena”.
Convocados por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, obispos de Colombia, Panamá y Costa Rica, han estado reunidos desde el 19 marzo en la Casa de Retiros Monte Alverna – ciudad de Panamá, para analizar la crisis migratoria en estos tres países, espacio que se extenderá hasta este viernes, cuando concluirán con una declaración final.
Papa-migrantes
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