Con gratitud y compromiso ecológico, personas en todo el mundo respondieron al llamado de plantar un árbol en honor al Papa Francisco el pasado 26 de abril. La iniciativa “Un árbol por Francisco”, promovida por la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), la Red Eclesial Panamazónica (Repam), la Red de Educación Intercultural Bilingüe Amazónica (Reiba) y el Programa Universitario Amazónico (PUAM), como un gesto simbólico y profético que une memoria, compromiso y esperanza. Se convirtió un gesto sencillo en un símbolo de amor a la Creación, memoria viva y renovación del compromiso con la Tierra.
Sembrar memoria, sembrar esperanza
Comunidades, parroquias, colegios, familias, grupos misioneros y movimientos laicales tomaron en sus manos una pala y una planta, y con una oración plantaron un árbol y un sueño. El sueño de una Iglesia más enraizada en la vida del planeta, más comprometida con los pobres y más atenta a los gritos de la tierra.
La Conferencia de Religiosos de Paraguay, por ejemplo, expresó en redes sociales: “Cada árbol plantado simboliza el amor por la creación, la entrega incansable y el testimonio luminoso de quien supo guiar a la Iglesia con humildad y valentía”.
En Brasil, la Red Eclesial Panamazónica (Repam) organizó una ceremonia en el Centro Cultural Misionero de Brasilia. El obispo Ionilton, secretario de Repam-Brasil, dirigió la eucaristía y plantó un árbol recordando las dos grandes opciones del Papa: “La opción por los pobres y la opción por la naturaleza. Aquí se plantó este árbol en memoria del Papa Francisco, para dejar que su memoria permanezca siempre viva entre nosotros”.
La Amazonía boliviana responde con vida
En el Vicariato Apostólico de Pando, en la Amazonía boliviana, comunidades enteras respondieron con entusiasmo. Desde las orillas del río Beni hasta los caminos rurales de Riberalta, se sembraron árboles nativos: ceibas, cacaotales, frutales, acompañados de oraciones, cantos y compromisos públicos.
“Este acto trasciende lo simbólico”, señala una publicación local: “Es una manifestación concreta de gratitud y un compromiso renovado con los principios que el Papa Francisco defendió con pasión”.
Niños, catequistas, religiosas y líderes indígenas participaron activamente. Sus testimonios y fotografías inundaron las redes sociales bajo el hashtag #UnÁrbolPorFrancisco, en una verdadera siembra de esperanza digital.
El árbol como sacramento del amor a la Tierra
El Papa Francisco enseñó con su vida y su palabra que cuidar la creación no es una moda ambientalista, sino una exigencia del Evangelio. Con su encíclica Laudato Si’, recordó que todo está conectado: justicia social, pobreza, ecología y espiritualidad son dimensiones inseparables de una misma fe vivida.
“La siembra de árboles no solo fue un gesto simbólico, sino un acto real de transformación: en cada rincón donde hoy hay una nueva planta creciendo, se perpetúa el sueño de una Iglesia en salida, de una humanidad reconciliada con la Tierra, y de una comunidad global más consciente y fraterna”, detalla una nota de prensa en la página de la Ceama.
Una invitación que sigue abierta
La campaña no concluyó el 26 de abril. Muy por el contrario, es un llamado permanente: cada día es una oportunidad para plantar vida y mantener viva la memoria del Papa que amó como Cristo.
Por eso, las instituciones amazónicas invitan a seguir participando. ¿Cómo hacerlo? Reúne a tu comunidad, parroquia, colegio o grupo familiar; elige un árbol nativo o frutal y prepara el terreno con esperanza; realiza una oración por la paz, la justicia, y la continuidad del legado del Papa Francisco; planta el árbol como signo de amor a la Tierra y de fe en un futuro más justo; y finalmente, comparte tu gesto en redes sociales con el hashtag #UnÁrbolPorFrancisco para que la esperanza siga creciendo globalmente.
Esta iniciativa honra al Papa, pero también compromete a quienes lo recuerdan. Es una catequesis viva, una liturgia ecológica, un acto de ternura política, un gesto pastoral que nos une en un mismo espíritu de gratitud y responsabilidad.
Y como lo expresa la oración recitada en la Amazonía durante la siembra:
“Que tu alma repose en la paz de los justos,
mientras la Amazonía teje en su savia viva
la memoria del pastor que amó como Cristo,
y en la hermana muerte halló la paz infinita.”
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