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El reciente cardenal Luis Cabrera apuesta por la unidad, el diálogo y la paz

Monseñor Luis Gerardo Cabrera Herrera, arzobispo de Guayaquil, franciscano de los frailes menores, de 69 años, es el nuevo Cardenal de Ecuador, país de fuerte tradición cristiana, que ha vivido recientemente el Congreso Eucarístico Internacional de Quito, en el centenario de la consagración de Ecuador al Sagrado Corazón.

El arzobispo de Guayaquil es actualmente presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, en un momento nada fácil para el país, azotado por tensiones sociales y una ola de violencia sin precedentes. De monseñor Herrera salieron reiterados llamamientos al diálogo social y a la unidad.

“Los pies descalzos para sentir el dolor y el sufrimiento del pueblo”

 P: ¿Cómo acogió la noticia de ser creado cardenal, con qué espíritu y esperanzas?

R: En un primer momento, la recibí con mucha sorpresa y temor; luego, cuando comprendí que esta nueva misión no era un honor ni un reconocimiento a mis méritos, sino una gracia y una oportunidad que Dios me daba para seguir evangelizando, entonces volvió la paz y la alegría a mi corazón.

Con el pasar de los días, he comprendido con más claridad las metáforas que el Papa Francisco nos propuso en su carta a los nuevos cardenales: “con los ojos en alto para mirar más lejos, las manos juntas para orar y los pies descalzos para sentir el dolor y el sufrimiento del pueblo”. Como ve, es todo un programa de vida.

P: Cada cardenal colabora de manera especial con el Santo Padre. ¿Cómo imagina esta colaboración? ¿Sobre cuáles temas y dimensiones podría ser enfocada?

R: Además de las dos misiones principales: ser parte del Consejo cardenalicio y elegir al Papa, en caso de renuncia o de fallecimiento, aún no tengo ninguna misión particular.

Seguramente, más adelante, si ve conveniente u oportuno, me confiará. En cuanto a los temas, probablemente, serán los que están relacionados con la misión evangelizadora y otros de carácter administrativo. Sin embargo, creo que lo más prudente es esperar la decisión que tome el Papa Francisco.

P: ¿Cuál aporte específico puede dar la Iglesia de Latinoamérica, y en particular ecuatoriana, al trabajo del Papa Francisco y también al actual camino de la Iglesia?

R: Como Iglesia de América Latina, actualmente está ofreciendo a la Iglesia universal un nuevo impulso misionero; basta recordar el documento de aparecida, en el que trabajó muchísimo el Papa Francisco. De hecho, su exhortación apostólica Evangelii Gaudium es un programa de misión evangelizadora para toda la Iglesia en las diversas culturas.

Como Ecuador, podríamos compartir nuestro rico patrimonio espiritual y cultural. Históricamente, es el primer país que se consagró al sagrado corazón de Jesús, razón por la cual el Papa Francisco le eligió como sede para el 53.° Congreso Eucarístico Internacional. Desde el punto de vista sinodal, América Latina tiene una gran trayectoria de participación de las diferentes vocaciones en la vida y en la misión de la Iglesia. Son tantas las experiencias pastorales que hacen creíble la presencia de la Iglesia en todos los estamentos de la sociedad, especialmente en los más vulnerables y pobres.

Perfil biográfico

Luis Gerardo Cabrera Herrera nació en Azogues el 11 de octubre de 1955. Estudió en el Seminario Menor Franciscano en Azogues y Quito, estudió filosofía y teología en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y se doctoró en filosofía en el Antonianum de Roma.

Fue ordenado sacerdote el 3 de septiembre de 1983. Ha desempeñado ocupado los siguientes cargos: ayudante del Maestro de novicios O.F.M. y luego Maestro del noviciado de Riobamba; miembro del Consejo Provincial de la Orden, encargado de la pastoral vocacional y de la formación de los aspirantes de la Provincia Franciscana; director del Instituto Filosófico-Teológico “Card. B. Echeverría” de Quito; secretario del sector de Ecumenismo de la Comisión Episcopal de Magisterio y Doctrina de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. En agosto de 2000 fue elegido ministro provincial de la Provincia Franciscana de Ecuador y vicepresidente de la Conferencia de religiosos. De 2003 a 2009 fue Definidor de la Orden Franciscana y delegado del ministro general para las Provincias Franciscanas de América Latina y el Caribe.

El 20 de abril de 2009 fue nombrado arzobispo de Cuenca, recibiendo la consagración episcopal el 4 de julio siguiente. Entre 2011 y 2014 fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Desde el 24 de septiembre de 2015 es arzobispo de Guayaquil (Ecuador). Actualmente es presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y ha participado en las dos sesiones del Sínodo de los Obispos sobre sinodalidad.

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