­
“El reto de concretar el Sínodo”, Mons. Luis Marín brinda una brújula eclesial para una Iglesia en camino - ADN Celam

ADN Celam

“El reto de concretar el Sínodo”, Mons. Luis Marín brinda una brújula eclesial para una Iglesia en camino

“El reto de concretar el Sínodo”, con este título y con una mirada esperanzadora el obispo Luis Marín de San Martín, subsecretario de la Secretaría General del Sínodo, inició su ponencia durante la jornada de este 28 de mayo, en ocasión de la 40.ª Asamblea General del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), que se realiza del 26 al 30 de mayo en Río de Janeiro, Brasil.

La intervención del obispo Marín es una brújula eclesial para una Iglesia en camino, que ha atravesado años de escucha, discernimiento y diálogo, y ahora se enfrenta al desafío más decisivo: traducir en vida concreta las conclusiones del proceso sinodal.

Fase que no es prolongación, sino encarnación

Mons. Marín de San Martín inició su exposición citando el documento Episcopalis communio, que establece que “cada Asamblea del Sínodo se desarrolla en tres fases sucesivas: la fase preparatoria, la fase celebrativa y la fase de implementación”.

Y que, en el caso de la fase de implementación, la establece como la etapa en la que las Iglesias locales deben recibir y aplicar las conclusiones sinodales, aprobadas por el Romano Pontífice. “De ese modo, se muestra cómo el proceso sinodal tiene su punto de partida y también su punto de llegada”, no se trata de extender la Asamblea ni de continuar con sus debates, advirtió, sino de encarnar sus frutos en la vida cotidiana del Pueblo de Dios.

Este proceso, destacó el prelado, se caracteriza por su circularidad: comienza y termina en el Pueblo de Dios. En este sentido, la diversidad cultural de las Iglesias debe ser un criterio clave, ya que la verdadera sinodalidad no impone moldes uniforme y se adapta con respeto y creatividad a cada realidad.

Acompañamiento de la fase de implementación del Sínodo

Mons. Luis Marín explicó que la Secretaría General del Sínodo tiene la misión de acompañar la fase de implementación del proceso sinodal. Esta tarea incluye brindar orientaciones, estudios, documentos y otras iniciativas, como el eventual nombramiento de una Comisión para la Implementación.

En la carta del 15 de marzo de 2025, el Vaticano precisa que el objetivo central es que la sinodalidad sea comprendida y vivida como una dimensión esencial de la vida ordinaria de las Iglesias locales y de la Iglesia universal. Por ello, se ha establecido un itinerario de acompañamiento y evaluación desde la Secretaría General del Sínodo.

Este camino involucra activamente a diócesis, eparquías, conferencias episcopales, estructuras jerárquicas de las Iglesias Orientales Católicas y sus agrupaciones continentales. Además, tiene el propósito de incluir a todo el Pueblo de Dios: institutos de vida consagrada, sociedades de vida apostólica, asociaciones laicales, movimientos eclesiales y nuevas comunidades. El Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos es el material de base, considerado parte del magisterio ordinario del Papa. Aunque no es normativo en sentido estricto, compromete a las Iglesias a implementar sus orientaciones mediante un discernimiento responsable.

El corazón sinodal de León XIV

Acerca de la figura del Papa León XIV, quien desde el inicio de su pontificado ha abrazado con firmeza la sinodalidad como forma de ser Iglesia. Mons. Marín recordó con emoción las palabras del Santo Padre al asomarse por primera vez al balcón central de la Basílica Vaticana: “Queremos ser una Iglesia que camina, que escucha, que acompaña”.

Para el obispo, el Papa León XIV encarna el espíritu del Concilio Vaticano II y ha profundizado la senda abierta por Francisco, siendo protagonista activo del proceso sinodal desde su etapa como cardenal, participando incluso en los grupos de estudio posteriores a la Asamblea del Sínodo.

Podemos afirmar, sin duda alguna, que el Papa León XIV tiene un corazón sinodal que viene de su vivencia del carisma agustiniano, que lo configura, por la experiencia en la Iglesia latinoamericana, por su decidida implicación en el proceso impulsado por el Papa Francisco”, aseguró.

Sinodalidad, camino de conversión y misión

El obispo Marín señaló que “la sinodalidad no es un fin en sí misma, sino que se orienta a la misión”.

Recordó las palabras del cardenal Robert Prevost en entrevistas pasadas: el Sínodo no busca votar ideas o imponer agendas, sino escuchar al Espíritu Santo, promover una auténtica conversión eclesial y vencer las polarizaciones que impiden la comunión.

Mons. Marín reiteró las palabras del cardenal Prevost: “Estamos llamados a la gran responsabilidad de vivir lo que yo llamo una nueva actitud. No es sólo un proceso, no es sólo cambiar algunas formas de hacer las cosas, quizá organizar más reuniones antes de tomar una decisión. Es mucho más. Pero es también lo que quizás causa ciertas dificultades, porque en el fondo debemos ser capaces de escuchar ante todo al Espíritu Santo, lo que está pidiendo a la Iglesia”.

Responsabilidades y desafíos

Entre las responsabilidades más urgentes, el subsecretario del Sínodo destacó: La formación continua del clero, especialmente de los párrocos; la integración efectiva de la vida consagrada y los movimientos laicales; el fortalecimiento de los equipos sinodales y de los organismos de participación previstos por el Derecho Canónico; y el acompañamiento fraterno entre diócesis, provincias eclesiásticas y conferencias episcopales.

La sinodalidad es reforma estructural y renovación espiritual. Los dos aspectos son complementarios”, insistió.

En este sentido, corresponde al Celam trabajar en estrecha relación con el consejo diocesano de pastoral en el continente: “Se sugiere potenciar la interrelación y colaboración entre los organismos eclesiales continentales. En esto el Celam tiene una gran responsabilidad”, remarcó.

Hoja de ruta para toda la Iglesia

La ponencia detalló el itinerario de implementación ya en curso. A partir del Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que, aunque no normativo, participa del magisterio ordinario del Papa, la Iglesia está llamada a iniciar un camino serio de evaluación, formación y reforma.

Este recorrido incluye: Asambleas de evaluación en diócesis y eparquías durante el primer semestre de 2027; Asambleas nacionales y continentales en el segundo semestre de 2027 y el primer semestre de 2028, respectivamente; Una gran Asamblea Eclesial en el Vaticano, en octubre de 2028, que servirá como momento culminante del proceso.

Además, se prevé una celebración especial en octubre de 2025 en Roma: el Jubileo de los equipos sinodales y órganos de participación, que incluirá encuentros con el Papa, pasos simbólicos como el cruce de la Puerta Santa y momentos de oración comunitaria.

70 años de fecundo servicio

Con esta intervención, la 40.ª Asamblea del Celam se alinea con una nueva etapa en la vida eclesial global. El Sínodo, lejos de haberse cerrado con la Asamblea de los Obispos, apenas comienza a ser vivido como praxis transformadora.

El obispo Marín agradeció el trabajo realizado por el Celam y felicitó al organismo en sus “70 años de fecundo servicio a la Iglesia”.

Le puede interesar: El Papa León XIV felicita al Celam por sus 70 años de acción evangelizadora y animación misionera

Suscríbete gratis por a nuestro canal de Whatsapp https://bit.ly/4hbWWN0

Participa en los cursos y diplomados del Centro de Formación Cebitepal https://bit.ly/cebitepal_24

Escucha el Himno del Jubileo en su versión latinoamericana y caribeña https://bit.ly/41l312P

Post a comment