En la jornada del 18 de septiembre, durante el 2.° Encuentro de la Red Justicia y Paz, que se celebra del 17 al 19 de septiembre en Bogotá, en diálogo con la teóloga Emilce Cuda, secretaria de la Comisión Pontificia para América Latina y el Caribe, se invitó a reflexionar sobre los desafíos contemporáneos que enfrenta la juventud en América Latina.
Cuda expuso que son grandes los desafíos que enfrentan los jóvenes debido a la crisis económica y social, y mencionó cómo muchos jóvenes en América Latina caen en redes criminales o emigran en busca de mejores oportunidades, mientras que en Asia, los jóvenes, a pesar de estar muy preparados, sufren problemas de desempleo y suicidios.
“Somos una especie que está matando a sus crías”, advirtió, y señaló que a veces ahondamos en la protección del medioambiente sin ampliar la mirada hacia la crisis social que afecta a los jóvenes en nuestra patria grande: “Vamos a cuidar la Casa Común, empecemos por los pobres, empecemos por los grupos marginados”.
Solidaridad para construir un futuro más justo
La teóloga alentó a repensar el papel de la Iglesia y el compromiso con los movimientos populares, asegurando que la escucha, la colaboración y la solidaridad, como principio de la Doctrina Social de la Iglesia, son la clave para construir un futuro más justo y equitativo en América Latina.
Destacó que los movimientos populares, que emergen con fuerza en América Latina, están llamados a articular sus luchas y a convertir sus necesidades en derechos reconocidos por los Estados.
La Iglesia, a través del magisterio social y el acompañamiento a los movimientos populares, es esencial para promover un desarrollo humano integral.
Presencia en las universidades
Cuda observó que las universidades están llenas de católicos y bautizados, pero se sigue asumiendo que la labor evangelizadora debe empezar de cero en estos lugares; no obstante, su propuesta fue la de reconocer que ya existe una comunidad católica activa en las universidades, y más allá de esto, alienta a sumar conocimientos y escuchar lo que el mundo académico tiene para ofrecer.
El Papa Francisco ha insistido en “invertir las cosas”, una metáfora que Cuda amplía para explicar que la conversión más profunda es aprender a ver las cosas desde otra perspectiva: “Invertir las posiciones e invertir la mirada, la gran conversión en la vida es cuando uno aprende a mirar las cosas de otro lado, es un ejercicio que hay que hacer”.
“Yo tengo que ir a la universidad a sumar algo”, expresó, y alentó a dar el reconocimiento que merecen los jóvenes, recordando que sinodalidad, “significa escucharnos, también entre los católicos de todos los sectores”.
La comunidad organizada
La Secretaria de la Comisión Pontificia pidió tener presente que “el catolicismo no es una religión más”, y que “el mal existe”, al que se llama “diabólico”, es lo contrario de lo “simbólico”, y ante esto propuso un modelo de comunidad organizada, donde estén los jóvenes de parroquia, pero también los jóvenes de las plazas, los que pertenecen a movimientos indígenas, los que son y los que nos son católicos y los que están trabajando en la ciencia.
Y pidió a los delegados de los distintos países que son parte de la red de justicia y paz ser “las bisagras”, cada vez más organizadas, con una visión continental que conecta a distintos movimientos y comunidades.
Afirmó que “entre todas las pequeñas polaridades, una comunidad organizada no es tarea menor, es impedir la división y lograr la solidaridad en la colaboración entre unas y otras”.
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