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Encuentro Regional Caribe: Jesuita Pablo Mella expone cómo la fragmentación, la corrupción y la dependencia económica perpetúan la crisis en el Caribe - ADN Celam

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Encuentro Regional Caribe: Jesuita Pablo Mella expone cómo la fragmentación, la corrupción y la dependencia económica perpetúan la crisis en el Caribe

Foto: ADN Celam

Del 17 al 21 de marzo, se está desarrollando en Santo Domingo (República Dominicana) el encuentro Regional de los países del Caribe, convocado por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam). El tercero de cuatro encuentros regionales, que busca fortalecer la cooperación con las Conferencias Episcopales del continente. Los 31 participantes están analizando el caminar misionero y pastoral de la Iglesia en la zona.

En el marco de este espacio participó el sacerdote jesuita y filósofo dominicano Pablo Mella, quien ofreció un detallado análisis sobre la región caribeña destacando su fragmentación estructural y la repetición de crisis a lo largo de su historia.

Su intervención la desarrolló basado en la obra La Isla que se repite de Antonio Benítez Rojo, al respecto el sacerdote expuso como ciertos modelos históricos y socioeconómicos son reiterativos en la actualidad, condicionando el desarrollo del Caribe postpandemia.

Fragmentación y diversidad: una herencia que persiste

El religioso hizo un análisis de la diversidad y fragmentación presente en la región, fruto de su historia colonial. Aseguró que, la multiplicidad de lenguas, la fragmentación política y modelos económicos han dificultado la integración plena de la región de manera efectiva.

“Esta fractura limita la integración y la acción colectiva de los países caribeños, perpetuando un patrón de islas que, aunque interconectadas, mantienen su dispersión”, aseguró, observando que, la falta de un mercado común caribeño «repite» la incapacidad histórica de consolidar una integración económica efectiva y real.

Crisis climática y vulnerabilidad económica

El aumento del nivel del mar y huracanes cada vez más devastadores, hacen de esta región caribeña una de las más sensibles frente al cambio climático. A ello se suma la crisis económica pospandemia, que agrava cada vez más la dependencia del turismo y la agricultura en sectores que históricamente han estado dependiendo de estas dinámicas económicas externas.

En este contexto, los isleños ven como la deuda externa ha crecido exponencialmente, perpetuando la fragilidad económica de los países caribeños. “La pandemia exacerbó esta situación, llevando a déficits en la balanza comercial y aumentando la dependencia de financiamiento externo”, aseveró.

Haití y Cuba: epicentros de crisis

El sacerdote se refirió al caso de la grave crisis humanitaria que se vive en Haití y Cuba, afectando no solo a estos países sino a toda la región. En Haití, la pobreza, la inestabilidad política y la violencia siguen generado un éxodo migratorio masivo, mientras que Cuba enfrenta una dura crisis energética y económica. Al respecto, señaló que ambos casos reflejan una repetición histórica de crisis y dan cuenta del reiterativo aislamiento y las crisis internas que afectan al resto de países caribeños.

Migración juvenil y fuga de talento

Otro de los puntos álgidos abordados por el sacerdote, tuvo que ver con la migración masiva de jóvenes y profesionales técnicos, quienes ante la falta de una estabilidad económica y política en sus países se arriesgan a buscar oportunidades fuera del caribe.

A respecto indicó que “Esta fuga de cerebros afecta negativamente el desarrollo de sectores clave en las economías locales, limitando la capacidad de innovación y crecimiento sostenible”. Destacó además la importancia de gestionar la migración de manera adecuada, enfocándose en la cooperación entre países y la expansión de vías de migración regular.

Crisis de liderazgo y corrupción

En su lectura de análisis también hizo ver la crisis que se vive por cuenta del liderazgo político y la corrupción administrativa, causas que han llevado al deterioro de la confianza ciudadana en las instituciones. “Estos problemas han impedido la implementación efectiva de políticas públicas y han exacerbado las desigualdades sociales y económicas”, aseguró.

Finalmente, aseguró que la debilidad de las instituciones políticas caribeñas es un fenómeno cíclico que es reiterativo con la crisis de representación y el colapso de los modelos de gobernabilidad. “La corrupción, más que un fenómeno nuevo, es una constante que resurge en diferentes momentos históricos con variaciones específicas”, concluyó.

 

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