La Navidad, conmemoración del nacimiento de Jesús, trasciende su dimensión religiosa para convertirse en un símbolo de esperanza y fraternidad en un mundo marcado por divisiones, violencia e injusticias. En su reflexión “La Natividad de Jesús y la paz social. Una mirada histórico-teológica”, Rafael Luciani, doctor en teología y asesor teológico del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), analiza cómo este acontecimiento histórico y espiritual ofrece claves para reconstruir una paz auténtica en medio de nuestras fracturas sociales.
Datos históricos
El teólogo Luciani inicia su reflexión con dos preguntas: “¿Qué significado tiene la Natividad? ¿Qué mensaje nos ofrece para reconstruir la paz social en un mundo fracturado donde la desesperanza parece reinar?”, y seguidamente ofrece algunos datos históricos para profundizar sobre este acontecimiento de la Natividad de Jesús.
Luciani sitúa su análisis en el siglo I, tras la destrucción de Jerusalén (70 d.C.), las comunidades judeocristianas reinterpretaron a Jesús como el Mesías de la paz no violenta, contraponiéndolo al modelo de paz impuesto por el Imperio Romano a través de la violencia y la dominación.
Más adelante, Luciani habla sobre Jesús, símbolo de humildad y esperanza: Nacido en pobreza y sin símbolos de poder, Jesús representa la verdadera salvación que libera y humaniza: “Jesús no ofrece la paz del ‘pan y circo’, sino una que nos hace libres y fraterniza, pero solo si cada uno lo quiere y asume sin temor”.
También expone que Jesús nació entre los años 6 y 4 a.C., en un contexto de crisis sociopolítica, económica y religiosa. La región vivía bajo la dominación romana, caracterizada por la corrupción y la extorsión, que incluso Juan el Bautista denunció.
La fragilidad como fuerza transformadora
El relato del nacimiento de Jesús, plasmado en los Evangelios de Mateo y Lucas, contrasta esta realidad opresiva con la llegada de un Mesías pobre, humilde y comprometido con los más vulnerables: “Jesús nace en la pobreza. Carente de símbolos de poder o estatus. El anuncio del ángel acontece en medio de condiciones adversas. Nace uno que representa a Dios y está en medio de los pobres, el Emmanuel. Esa es la gloria que se anuncia esa noche, porque Dios tomará postura en esta historia”, resalta Luciani en su reflexión.
El teólogo señala que Jesús nació en un pesebre, lejos de los símbolos de poder: “La fragilidad del niño en un pesebre contrastará con el poder de César Augusto, a quien se le llamaba ‘El salvador del mundo’”.
“El niño marcará un nuevo camino para lograr la paz entre los hombres de buena voluntad. Su humanidad desmontará los intentos por ideologizar la religión y sacralizar la política”, afirma Luciani.
Un anuncio para los pobres
Destaca que la espiritualidad de María y Jesús está arraigada en la fe de los pobres de Yahveh, quienes buscan un Dios compasivo y cercano: “Jesús, como su madre, se entiende como un pobre de Yahveh. Él cree en un Dios que, en cuanto Padre compasivo, no trae la salvación por medio de prácticas religiosas, sino sanando los corazones y viviendo compasivamente”.
El himno de los ángeles que proclaman “paz a todos porque el Señor los ama” disiente con la paz impuesta por las legiones romanas. Según Luciani, esta proclamación angélica invita a construir una paz basada en la justicia, el bienestar común y la eliminación de tiranías y miedos.
El anuncio del nacimiento de Jesús fue dirigido a los pastores, considerados marginados en su tiempo: “Se nos recuerda que la fe y la esperanza trascienden las creencias religiosas y las adhesiones políticas, y asumen a todos sin mirar la condición moral. Es una buena nueva porque une a todos los que tienen buena voluntad, mostrando que sí es posible un modo de ser más humano”.
Un mensaje para nuestro tiempo
La reflexión de Rafael Luciani nos invita a mirar la Navidad como un momento de reflexión sobre nuestra responsabilidad comunitaria para construir un mundo más humano en un contexto global donde la violencia, la desigualdad y la desesperanza prevalecen.
El teólogo Luciani deja esta invitación a trabajar juntos por una paz que transforme nuestras sociedades y restaure la dignidad de todos, concluyendo con una pregunta: “¿Seremos capaces de reconstruir la verdadera paz –para todos/as– y comunicar esperanza a pesar de las adversidades?”.
La Natividad de Jesús y la paz social
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