ADN Celam

Monseñor Germán Medina Acosta, secretario general del Episcopado Colombiano, se hizo presente para participar en el segundo Encuentro Regional de los Países Bolivarianos, realizado en Perú del 10 al 13 de marzo. En diálogo con ADN Celam el prelado expuso sobre los principales desafíos que enfrenta la región andina y las preocupaciones que aquejan a la Iglesia colombiana en materia de seguridad y desarrollo de este país.

El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), ha tomado la iniciativa de realizar cuatro encuentros regionales eclesiales cuyo objetivo es promover la comunión, la sinodalidad eclesial y la coordinación pastoral, entre las 22 Conferencias Episcopales, ofreciendo un espacio para la elaboración de iniciativas pastorales que impulsen el liderazgo de cada región.

Un llamado a romper el silencio y defender la vida

El también obispo de Engativá, expuso que los sufrimientos de los territorios en la región andina son muy similares, con sus diferencias en medio de las similitudes, pero cada problema es un desafío que invita a reflexionar y analizar de manera conjunta para buscar respuestas oportunas.

En este sentido, monseñor Medina subrayó la preocupación compartida por la pérdida del valor de la vida humana y el aumento de la violencia en los países de la región. «Nos duele muchísimo cómo vamos perdiendo el valor de la vida, de la dignidad de la persona», afirmó. Igualmente, destacó la urgencia de fortalecer el compromiso con la defensa de la Casa Común y la necesidad de una economía puesta al servicio de la vida y el bienestar común.

«Debemos romper el silencio y alzar la voz en la defensa de la vida, la protección del medio ambiente y la construcción de instituciones que sean cada vez más virtuosas», agregó el prelado, observando que para enfrentar estos desafíos se hacen necesario el diálogo y la valentía, exigiendo una economía más a escala humana.

Acompañamiento y protección de los líderes sociales

El líder religioso también expresó la preocupación de la Iglesia, por la difícil situación que enfrentan los líderes sociales en Colombia, todo ello por cuenta del conflicto armado y la defensa del ecosistema. «Nos preocupa muchísimo porque estos líderes son nuestra reserva humana«, dijo Medina, destacando el papel que la Iglesia viene adelantando para acompañar y proteger a las comunidades que se ven encerradas en medio de los enfrentamientos entre grupos armados.

Al respecto, exhortó a las instituciones del Estado para que se refuercen las medidas de protección tanto a líderes como a las comunidades, con el único fin de garantizar el derecho a la vida y la participación de los ciudadanos en sus territorios. «La organización comunitaria es clave para la protección y defensa de los derechos», agregó.

El diálogo, apuesta de la Iglesia

Ante la crisis de seguridad y la expansión de grupos armados que amenazan el territorio nacional, el obispo observó que la Iglesia le apuesta al diálogo como único camino viable para llegar a la reconciliación. “La violencia no se acaba con violencia. Tenemos que creer en la capacidad del ser humano para dialogar. No nos cansemos de buscar las respuestas por esa vía”, aseveró.

Asimismo, mencionó la importancia de la presencia de organismos de control en las comunidades, “no como instrumentos de represión”, sino como garantes de seguridad y protección. «No se trata de generar más violencia, sino de estar presentes para cuidar y proteger a las comunidades», indicó.

Compromiso con la equidad y el desarrollo

Frente a la búsqueda de soluciones para reducir la desigualdad y la pobreza, el prelado enfatizó en la urgencia de fomentar el empleo y el emprendimiento. «El acceso al trabajo es fundamental. Hay que abrir fuentes de empleo y favorecer el emprendimiento local», manifestó.

Por último, instó a la sociedad en su conjunto para que asuman un rol activo en la generación de oportunidades para las comunidades más vulnerables. «El Estado debe acompañar estos esfuerzos con subsidios y apoyos, pero es toda la sociedad la que debe comprometerse con el bienestar común», concluyó.

El Encuentro Regional de los Países Bolivarianos fue una oportunidad importante para reflexionar sobre los grandes desafíos compartidos que interpelan a los países andinos, fortaleciendo la sinodalidad en acciones conjuntas que favorezcan el trabajo pastoral en la región.

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