El Sínodo de la sinodalidad ha sugerido para la fase continental el método de la conversación espiritual. Por ello, el Centro para la Comunicación del Celam ha preparado este vídeo tutorial para saber en qué consiste, qué actitudes requiere este método, cuáles son los pasos para realizarlo.
Mauricio López, director del Centro de programas y redes de acción pastoral e integrante del Comité del Sínodo de la sinodalidad, explica que este método de conversación espiritual consiste en una experiencia compartida de escucha desde la voz del Espíritu.
Este método se basa en una larga tradición de la Iglesia, que se ubica en una experiencia comunitaria para tener disposición en clave de oración y ver lo que Dios nos está diciendo a través de la palabra, la vida, el testimonio de los otros/as.
Espacio de escucha activa
El laico señala que en esta etapa continental tendrán una gran diversidad de presencias con toda la riqueza de la Iglesia y con temas complejos y diversos.
Por tanto “la idea es que este método nos permita disponernos para no buscar nuestra propia palabra sin generar argumentaciones que no permitan aterrizar en aquello a lo que Dios nos está llamando”.
Para que sea una experiencia realmente significativa se constituirán grupos de seis personas, en cada grupo habrá un coordinador, secretario, para recoger lo compartido, de tal manera “haya un espacio para que todos/as puedan ofrecer lo que tienen para escuchar activamente y luego buscar elementos en común”.
Es esencial tener una escucha activa “sin juicio en lo que el otro está diciendo y sobre todo buscando lo que Dios nos está diciendo a través de esta persona. Se trata de ir encontrando elementos en común, que nos permitan caminar como Iglesia”.
Momentos de la conversación espiritual
Sobre cómo se realizará este método de conversación espiritual, López sugiere las siguientes preguntas: ¿qué intuiciones resuenan luego de leer la síntesis universal tanto en lo personal como en lo comunitario? ¿Qué tensiones o divergencias sustanciales surgen en estos contenidos? y, lo tercero, ¿qué líneas se perfilan a partir de ese proceso?
Con estas preguntas en mente se dan tres rondas. La primera, luego del espacio de espiritual cada uno comparte brevemente no desde lo argumentativo sino como fruto de la oración, solo es una puesta en común, no se da réplica.
Después que todos toman la palabra se hace un momento de silencio para luego iniciar la segunda ronda, donde se planteará qué es lo que más nos mueve, un eco sobre lo escuchado y al finalizar se hace un nuevo momento de silencio.
“Así entramos a la tercera ronda, que es búsqueda de los puntos en común, es el discernimiento para saber a qué en concreto Dios nos está pidiendo en esta pequeña comunidad, la idea es que en conjunto veamos está experiencia orante, que no quiere decir que toda sea consenso”, explicó López.
Luego de encontrar los puntos en común se le pide al secretario tome nota de lo que se va compartir en la plenaria y se haga una acción de gracias por lo que se ha vivido.
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