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Francisco pidió rezar por la Paz en las zonas de guerra y alentó aplausos para los nuevos beatos del Congo

Una preciosa mañana este domingo 18 de agosto de 2024. Los fieles reunidos en la plaza San Pedro portaban banderas y carteles, también su alegría contagiosa. El termómetro indicaba 30° C en Roma cuando el Papa se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para rezar el tradicional Ángelus de los domingos y se dirigió a la gente diciendo: “¡Buona domenica!”. (Buen domingo)

 

Evangelio de Juan 51,51-58: Afirmación de Jesús a los judíos

Dijo el Papa Francisco: “Jesús afirma con sencillez: ‘Yo soy el pan vivo bajado del cielo’”. De esta forma forma Jesús se identifica con lo más cotidiano de la vida: el pan. “Entre los que escuchan algunos empiezan a discutir, ¿cómo puede Jesús darnos a comer su propia carne?”

Asombro y gratitud ante la Eucaristía

“También nosotros nos hacemos hoy esta pregunta pero con asombro y gratitud —sigue Francisco—. He aquí dos actitudes sobre las que reflexionar. Asombro y gratitud ante el milagro de la eucaristía.”

Asombro

“Las palabras nos sorprenden. Jesús siempre nos sorprende, también hoy en nuestra propia vida. El Pan del cielo es un don que supera todas las expectativas. Quien no capta el estilo de Jesús sigue desconfiando, parece imposible, incluso inhumano, comer la carne de un hombre. Carne y sangre son la humanidad del Salvador, su propia vida ofrecida como alimento para la nuestra.”

Gratitud

“Reconocemos a Jesús allí, donde está presente, para nosotros y con nosotros. Se hace pan para nosotros. ‘El que come mi carne permanece en mí y yo en Él.’” El Papa remarca que Cristo sabe que hay que comer para vivir pero también sabe que esto no basta. “Después de haber multiplicado el pan terrenal prepara un don aún mayor: Él mismo se convierte en verdadera comida y verdadera bebida. Gracias, Señor, Jesús, con el corazón podemos decir gracias, gracias.”

Jesús sacia el hambre de esperanza

El Santo Padre avanza con sus palabras: “Jesús hecho pan sacia el hambre de esperanza, el hambre de salvación que todos sentimos no en el estómago sino en el corazón. Todos necesitamos la eucaristía. Jesús se ocupa de la mayor necesidad: nos salva alimentando nuestra vida con la suya y esto para siempre. Gracias a Él podemos vivir en comunión con Dios y entre nosotros».

¿Es algo mágico el pan vivo?

“No —dice Francisco—, no es algo que resuelve de repente todos los problemas sino que es el cuerpo mismo de Cristo que da esperanza a los pobres y vence la arrogancia de los que se jactan en su detrimento. Preguntémonos, hermanos y hermanas, ¿tengo hambre y sed de salvación, no solo para mí sino para todos mis hermanos y hermanas? Cuando recibo la eucaristía, que es el milagro de la misericordia, ¿soy capaz de maravillarme ante el cuerpo de Señor muerto y resucitado por nosotros?”

Luego el Papa y la gente rezaron juntos el Ángelus en latín.

 

 

Aplausos para los nuevos beatos del Congo

Con sus habituales palabras puntuales dirigidas a distintos países, pueblos, acontecimientos, el Papa Francisco distinguió en primer término a los nuevos beatos de la República del Congo: “Luigi Carrara, Giovanni Didoné y Vittorio Faccin, misioneros javerianos italianos, junto con Albert Joubert, sacerdote congoleño, asesinado en ese país el 28 de noviembre de 1964. Su martirio fue la culminación de una vida dedicada al Señor y a sus hermanos. Que su ejemplo y su intercesión alienten caminos de reconciliación y de paz para el bien del pueblo congoleño. ¡Un aplauso para los nuevos Beatos!”.

Y pidió seguir rezando por la paz en “Oriente Medio —Palestina, Israel—, así como en la atormentada Ucrania, en Myanmar y en todas las zonas en guerra, con el compromiso de dialogar y negociar y abstenernos de acciones y reacciones violentas”.

También saludó a los peregrinos presentes de distintos puntos de Italia, a las mujeres y niñas reunidas en el santuario mariano de Piekary šląskie, en Polonia, y “en particular a los que vienen del estado de Sao Paulo, en Brasil”.

Se despidió como cada domingo: “Les deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no olviden rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y nos vemos!”.

 

El rezo del Ángelus del Papa Francisco puede seguirse por Facebook del Celam.

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