La triple frontera entre Colombia (Leticia), Brasil (Tabatinga) y Perú (Santa Rosa de Yavarí) confluyen en un territorio rico en diversidad y donde la Iglesia con rostro amazónico recoge sus frutos desde una pastoral de conjunto.
Así ha descrito fray Manuel Vargas, misionero capuchino de la triple frontera, quien asegura que uno de los frutos en esta región es la integración de los misioneros y misioneras con lo que “se rompe fronteras, estructuras, que va más allá de las culturas”.
“Cada cierto tiempo nos reunimos para compartir y socializar nuestro proyectos para formarnos e integrarnos y en esa integración tenemos la oportunidad de ayudarnos”, asegura.
Presencia misionera
Por su parte, Verónica Rubí, integrante de la red contra el tráfico de personas (RETP), señala que el Sínodo panamazónico ha fortalecido “nuestras motivaciones más profundas como misioneros, porque hemos confirmado la sinodalidad y nuestro deseo de trabajar juntos, reconociéndonos Iglesia en los territorios”.
“Hemos animados a hacer de las fronteras puentes y las distancias comunión para asumir con coraje y determinación nuestra presencia misionera del lado de los pueblos indígenas, excluidos del sistema, que sufren abandono y abuso”, ha dicho
Continúa la serie Frutos de la Amazonía, como parte de la campaña comunicacional en la que el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) participa junto con organizaciones eclesiales de la Amazonía a través de nuestro canal Celam TV y por FB e IG @celam.oficial.
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