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Inicia redacción de documento final de fase continental del Sínodo: «Nuestra tarea es ser fieles a lo que la gente ha dicho»

El grupo de trabajo encargado de la redacción del documento final de la etapa continental del Sínodo en América Latina y el Caribe inició sus actividades en la sede del Celam. La agenda prevista del 17 al 20 de marzo, partió de la lectura orante y el discernimiento en común de los cuatro documentos de síntesis que surgieron en las plenarias de las Asambleas realizadas en las regiones de Centroamérica y México, el Caribe, los países Bolivarianos y los del Cono Sur.

También se analizarán los tres documentos complementarios elaborados por las denominadas realidades de periferia, que en su realización siguieron el mismo proceso de las Asambleas Regionales; implementando el método de la conversación espiritual para cumplir con el objetivo trazado. Figuran entre estas realidades la pastoral de los pueblos originarios, la pastoral afro garífuna y la correspondiente a los pueblos amazónicos lograda gracias a la colaboración de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).

Una lectura personal

La primera jornada del grupo de trabajo se inició con la celebración Eucarística, presidida por Mons. Lizardo Estrada, obispo auxiliar de Cusco – Perú. Acto seguido Monseñor Miguel Cabrejos presidente del Celam, dio la bienvenida a los integrantes del grupo de trabajo e hizo un resumen de su experiencia en las Asambleas Regionales, compartiendo el sentir de los asistentes y los temas que más se escucharon en el desarrollo de cada una de ellas. Esto dio paso a la lectura personal de los insumos dispuestos tanto para la fase continental como para la realización del Sínodo.

Posteriormente se trabajó por grupos aplicando el conocido método de la conversación espiritual. Actividades que se cerraron con una sesión plenaria que definió las temáticas prioritarias identificadas en los documentos correspondientes a la Fase Continental del Sínodo en América Latina y el Caribe.

Se espera que en los siguientes días el P. Giacomo Costa, del grupo de trabajo de la Secretaría para el Sínodo, haga una presentación del método de trabajo y la estructura que debe tener este documento final, para que los participantes compartan los frutos del trabajo, estableciendo de manera particular los temas prioritarios, desde luego, depurando y confirmando la pertinencia de cada uno de ellos.

Parte de la propuesta también llevará a los convocados a evaluar y reflexionar sobre el método de la conversación espiritual, entendiendo la importancia de trabajar por una Iglesia sinodal y misionera que escucha el sentir de la experiencia vivida en las Asambleas Regionales. Será misión del grupo de trabajo profundizar en los temas prioritarios para luego poner en común aquellas intuiciones, preguntas, tensiones o prioridades que no podrán faltar en el documento que constituye un aporte de la Iglesia Latinoamericana y Caribeña para la Iglesia universal.

Escucha desde lo continental

Para ello, será necesario mantener la pregunta central de todo el proceso sinodal, que no podemos olvidar y que conduce toda la experiencia, es el eje que articula todo el discernimiento que se ha vivido en este tiempo y que ahora debe caracterizarse por tener una mirada continental. ¿Cómo se realiza hoy, en los distintos niveles desde el local hasta el universal, este ‘caminar juntos’ que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, según la misión que se le ha confiado?

Un interrogante que nos lleva a entender que lo fundamental de esta etapa, es reconocer que la fase de escucha no se ha cerrado y las reflexiones que emergen del documento para la Etapa Continental, se toman desde la experiencia de las Asambleas regionales y las aportaciones particulares que deben ayudar para lograr una contribución que recoja los movimientos del Espíritu más significativos entre la gente.

El objetivo es aportar a la posterior elaboración del instrumento de trabajo que con fuerza debe exponer las intuiciones, tensiones, preguntas y temas recurrentes propuestos por la gente. Será muy importante tener en cuenta que en este momento del proceso, no se trata de elaborar un documento de corte teológico, sino una aportación que recupere los principales elementos que hicieron parte de la experiencia que se adelantó durante los últimos meses.

El grupo de trabajo de la redacción del documento final de la etapa continental del Sínodo en América Latina y el Caribe, está integrado por los obispos Miguel Cabrejos y Jorge Eduardo Lozano, los sacerdotes Pedro Manuel Brassesco, Carlos María Galli, Agenor Brighenti, Geraldo de Mori, Jaime Alberto Mancera, Ricardo González Sánchez, Giacomo Costa, así como las religiosas Liliana Franco, Daniela Cannavina, Birgit Weiler, María de los Dolores Palencia, Altagracia González Ventura, acompañados por los laicos Óscar Elizalde, Mauricio López, Rafael Luciani y Pedro Paulo Weizenmann.

 

La expectativa

Refiriéndose a la primera jornada de la reunión, la Hna. Biryit Weiler destacó la importancia de hacer una lectura personal, intensa y discerniente; respecto a los aportes de las síntesis elaboradas en cada región. «Esto es para que sepamos escuchar en sentido profundo, aquello que se expresa y se está  reflexionando, así como los temas que son recurrentes y han impactado mucho a las personas. En la misma forma, aquellos que no fueron propuestos por la mayoría pero son importantes; porque quienes los han aportado se han fundamentado muy bien y consideran que no pueden quedar por fuera de una reflexión sinodal desde todas las realidades de América Latina y el Caribe,» afirma.

«Yo creo que ahora es un fino trabajo, el de buscar para reconocer como el Espíritu ha soplado, trabajando en las diferentes reuniones regionales viendo con justicia sus aportes y las realidades desde América Latina y el Caribe hacia la Iglesia universal; haciendo la diferencia de este trabajo con el que se hizo en la Asamblea Eclesial para establecer nuestras prioridades pastorales.

Ahora, con el documento que se nos puso para la fase continental, es escuchando desde las iglesias lo que aportaron y abriéndonos en las reuniones a las luces que han venido de otros lugares del mundo, como es el caso de los temas que surgieron en África, Asia, Estados Unidos y el Medio Oriente; teniendo en cuenta que esto es un proceso único en la iglesia católica. Algo que no se había hecho antes, un reflejo de la  resonancia de este documento permitirá aportar a la Iglesia universal hasta convertirse en un insumo muy importante, junto a los aportes de los demás continentes que han contado con otros instrumentos para lograr la medición».

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Gratitud y responsabilidad

Por su parte el padre Geraldo de Mori explica que han recibido muchos aportes de las regiones después de los cuatro encuentros que tuvieron en América Latina, estos aportes hay que escucharlos y poner un poco lo que el Espíritu nos dice, a que nos llama. Entonces este grupo quiere ser fiel a lo que la gente ha dicho, como apelo de Dios para la Iglesia. Entonces son aportes de Latinoamérica para el Sínodo universal.

«Yo creo que la principal tarea nuestra es ser fieles a los distintos textos recibidos de las cuatro encuentros e intentar sistematizar lo que es más presente, también descubrir lo que no esta presente, pero debe tenerse en cuenta porque a veces también hay ausencias. Entonces seguimos con el proceso de la escucha y todo ese discernimiento que se hace a través de la conversación espiritual».

El Padre Geraldo de Mori tiene una doble condición porque participó como facilitador en la asamblea de los países bolivarianos, luego se convirtió en miembro del grupo de trabajo que redactará el documento final por lo que no duda en afirmar que lo mueven dos sentimientos, el primero es la gratitud, dar gracias porque como afirma «hay muchas cosas lindas y después de releer, todo lo que ha sido escrito y aquí hay un segundo sentimiento es el de la responsabilidad es necesario ser fiel a lo que la gente ha dicho».

Refiriéndose a las realidades de periferia destaca la importancia de valorar y recibir sus aportes. «Creo que se quiso integrar estos aportes y hay varios niveles de participación, creo que estos grupos que son de Iglesia tienen una enseñanza de vida en la que muchas veces no han sido escuchados entonces viven situaciones de mucha vulnerabilidad y ahora tenemos la posibilidad de escucharlos como parte de la Iglesia y conocer los aportes que ofrecen».


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