El Grupo Siembra de Perú estará presente en la edición 2024 del concierto de navidad “Jesús entra a tu casa”, evento virtual que organiza el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño cada año y que en esta oportunidad se disfrutará el 23 de diciembre.
Un espacio para superar fronteras como solo la música puede lograrlo, compartiendo los más hondos sentimientos de alegría y gratitud por el camino recorrido y la esperanza que el nacimiento del hijo de Dios trae al corazón de los creyentes.
Acompañar nuestros pueblos
Emoción que no es ajena para Eduardo Salas Arce, fundador del Grupo Siembra al hablar del significado que tiene para ellos, hacer parte de la nómina de artistas invitados al concierto de navidad “Jesús entra en tu casa”. “Es una alegría grande poder acompañar a los pueblos de nuestra América, junto a otros compañeros de canto, vida y luz, en esta fecha tan grande para nuestra fe: el cumplimiento de la promesa de Dios para con su pueblo”, afirma.
Eduardo Salas es peruano, está casado, tiene tres hijas y es uno de los fundadores del Grupo Siembra. Educador de tiempo completo y dedicado a la elaboración de contenidos audiovisuales para jóvenes que se forman en liderazgo, ha compuesto muchas de las líricas del Grupo Siembra e interpreta el charango y la guitarra, además de la quena y la zampoña.
Lo suyo son las cuerdas y los vientos, dirían los entendidos, sin olvidar la inconfundible voz que ya durante varias décadas ha logrado crear una identidad en la escena de la música religiosa que se produce en Perú. “Aspiramos a animar la espera de nuestro Dios, que venga a nuestras casas, que venga a nuestros corazones, para llenarlos de esperanza y luz en medio de las sombras que quieren oscurecer nuestros caminos”, comenta.
Los orígenes
El Grupo Siembra nació el 6 de marzo de 1979, hace 45 años, en la Parroquia San Cristóbal, en Caja de Agua, una urbanización en la periferia de Lima.
“Éramos cinco al inicio, -relata Eduardo- fuimos cambiando y terminamos siendo tres. Dos de nosotros veníamos desde el inicio: Ynés y yo. Jaime, se integró al grupo hace 19 años”. Tiempo en el que explica, han intentado “tener los sentidos muy atentos al paso de Dios por nuestro pueblo y, desde ahí, devolver en canciones esta experiencia. Hemos querido ser servidores de las comunidades, por eso las canciones están llenas de la vida de ellas, para acompañar sus momentos de oración, de dolor, de celebración, de fiesta, con Dios presente en cada momento”.
Así, han logrado 33 producciones manteniéndose en el tiempo y el devenir de los formatos de la música. Pasaron por las grabaciones en casettes, los vinilos, discos compactos, el mp3 y ahora las desafiantes plataformas.
“Las canciones una vez que salen hacen su propio camino, y si las comunidades las hacen suyas quiere decir que hicimos algo bien nuestro trabajo”, afirma Eduardo y es que así como para los escritores lograr que un texto sea traducido a otro idioma, los músicos valoran a profundidad este instante. “Fue lindo encontrar a comunidades latinas, en diversos lugares, cantando las canciones, o algunas traducidas a otros idiomas como el italiano, alemán, sueco, inglés, holandés”, recuerda Eduardo.
Celebrar la fe
Ynés Franco Ochoa es otra de las fundadoras del grupo Siembra. Administradora de profesión trabaja actualmente en una propuesta de educación alternativa en el colegio José Antonio Encinas. Compone, canta e interpreta la percusión del grupo.
Por su parte, Jaime Montoya Ayala es técnico en informática y profesor. Al igual que sus compañeros canta, compone e interpreta la quena, las zampoñas, el charango y la guitarra. Se unió al grupo en 1995, ya casi 30 años de un camino lleno de desafíos y aprendizajes que Eduardo Salas resume en dos aspectos fundamentales.
“La fe se vive y celebra en comunidad, si bien tenemos una relación personal con Dios, eso no nos debe llevar a un intimismo que nos aleje de toda la comunidad, por el contrario, estar cerca a Dios nos debe impulsar para salir al encuentro de los demás a interesarnos por su bienestar”, afirma.
Así consideran su camino de entrega a Dios con el arte, una oportunidad para donar su talento y hacer que la música sea el vínculo que conecte el camino de otras personas con aquel que hace posible todo, una actividad misionera sin límites. “Somos servidores en la comunidad en sus momentos de celebración, no más ni menos importantes que los lectores, que el celebrante, que los monitores, que las personas que limpian el templo, que el equipo de liturgia. Por eso no nos sentimos a gusto cuando solamente se reconoce el trabajo de los servidores musicales”, agrega.
Los proyectos
Tarea que no declina y que en 2025, llegará para el grupo Siembra con nuevos proyectos que según adelanta Eduardo, estarán centrados en terminar la grabación de “La Siembreña”, canciones para celebrar. Producción que ya fue presentada en febrero de este año y que por su complejidad aún no terminan.
“En medio de una realidad muy dura, oscura, donde los poderes mafiosos se han apoderado de nuestro país, el Jubileo de la Esperanza es un gran desafío para animar la esperanza y no cejar en los intentos de aportar en la construcción del Reino, 2025 nos desafía a no dejarnos vencer y a anunciar la alegría de Dios que no olvida a su pueblo”.
Servicio que desean continuar como grupo y cada uno desde su propio espacio. Labor que los lleva a pensar en esos desafíos que tienen los músicos católicos y que Eduardo asegura pasan por asumir el anuncio de Dios en medio de las realidades en las que vivimos. “En sociedades donde parece que ya no necesitan a Dios, requerimos renovar nuestros esfuerzos para hacer sentir el cariño de Dios a cada persona, que Él vive interesado en nuestras vidas, que sufre nuestros sufrimientos, que se alegra con nuestras alegrías, que abriga nuestras esperanzas y que camina a nuestro lado, por nuestras calles, por nuestras plazas, y quiere vivir en nuestras casas”.
Un diálogo con uno de los grupos que estará presentes en el concierto Jesús entra en tu casa y que El grupo Siembra concluye con el saludo de sus integrantes. “Aprovechamos para desear a cada persona que la llegada de Jesús no se agote en estos días, que viva durante el próximo año y que todas las personas puedan ver en nuestras huellas que Jesús entró al altar de nuestro corazón. ¡Feliz Navidad!”.
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