El inicio de la Semana Mayor se da con el Domingo de Ramos, cada uno de los días siguientes tiene el propósito de recordar los acontecimientos que llevaron a la crucifixión de Cristo. Para reflexionar sobre el Martes Santo, la hermana Rosmery Castañeda, religiosa de las Hermanas de la Caridad Dominica de la Presentación y madre sinodal, hizo un llamado profundo a vivir esta fecha como un momento de compromiso con la esperanza y la reconciliación.
“Ser Peregrinos de Esperanza”, en palabras de la Iglesia durante este Año Jubilar, no es solo un lema, sino una actitud vital ante un mundo delineado por el dolor, la traición y la división. Peregrinar en la fe, señala la religiosa, es encender en la historia la lámpara del perdón, la misericordia y la compasión.
El Evangelio como banquete de esperanza
Durante su reflexión, la hermana Rosmery presentó la escena de la Última Cena, descrita en el Evangelio de Lucas, como una “escuela de esperanza” donde Cristo, en el gesto radical del servicio, instituye la nueva comunidad fundada en el amor misericordioso: “Esto es mi Cuerpo… esta es la copa de la nueva Alianza”. En esta acción, explicó, Jesús clausura los antiguos ritos pascuales y establece un nuevo camino: el de la entrega total.
“Cuando Jesús convoca a esta Cena, se establece la Nueva Ley del amor”, expresó, destacando que allí nace una comunidad de hermanos capaces de soportar incluso la traición e infidelidad.
Traición y redención en la comunidad de fe
En su reflexión, Castañeda tocó el doloroso momento de la traición. Observó que uno de los suyos entregaría a Jesús. “Jesús se anticipó a esta traición y la desarmó de antemano”, citó de un teólogo dominico. Así, Cristo asume su papel de “Siervo Doliente”, cargando la miseria humana para sanar las heridas de los hombres.
Este mismo dolor, señaló la hermana Rosmery, se reproduce hoy en los escándalos que han herido a la Iglesia, en la injusticia, la migración forzada y la exclusión racial. Pero allí también nace la esperanza de una comunidad que se rehace en el perdón.
Esperanza que sana y transforma
“La esperanza que se nos ofrece es como un ancla firme del alma”, recordó, citando la Bula del Jubileo. Así, en medio de toda ruptura, la Iglesia está llamada a ser espacio de reconciliación y testimonio de que otra humanidad es posible. Cada Eucaristía celebrada es un grito profético por la justicia, la comunión y la paz.
La hermana Rosmery concluyó su mensaje animando a no perder la bendición de la esperanza, como lo hizo Judas, sino buscar como Pedro, con lágrimas, la fuente del perdón.
Contexto litúrgico
El Martes Santo, también conocido como «Martes de la Controversia», es un día especial en el camino espiritual que va trazando la Semana Santa. En él se intensifica la preparación para vivir el Triduo Pascual. Igualmente, equivale a “los días centrales del Año litúrgico”, en los que se celebra “el misterio de la Pasión, de la Muerte y de la Resurrección del Señor”.
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