El Impacto humanitario por desplazamiento masivo y confinamiento en el Catatumbo, una región del departamento de Norte de Santander, en Colombia, sigue afectando a miles de familias que han tenido que dejar sus territorios por miedo y amenazas.
Desde el 16 de enero, fecha en la que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) lanzó una ofensiva en la región, los combates entre este grupo guerrillero y las disidencias de las FARC no cesan. Cobrando con ello por lo menos 77.418 personas afectadas, de las cuales unas 23.000 se encuentran en confinamiento forzado en zonas rurales de los municipios de Teorama, Tibú, San Calixto, El Tarra y Hacarí, en el Catatumbo.
El papel de la Iglesia en medio del conflicto
Frente a esta realidad, la Iglesia católica continúa su apoyo a las comunidades que son víctimas de esta dolorosa realidad. Monseñor Orlando Olave, obispo de la diócesis de Ocaña, ha informado que a través de la Pastoral Social y los párrocos de los municipios han estado prestando ayuda espiritual y humanitaria a las personas afectadas por el conflicto armado.
“Nosotros como Iglesia hemos podido acompañar esta crisis, porque hay unos sacerdotes formados, hay unas comunidades formadas que han sido capaces de resistir esta realidad tan dolorosa y creo que esto garantiza aún más este sueño que es lograr la paz”, apuntó el líder religioso.
En esta línea, rescató la importancia de capacitar a los agentes para atender estas crisis. Agregó además que, “una persona con unos sólidos procesos de formación puede tomar decisiones sin dejarse meter en el círculo perverso de la violencia si no, decidir tomar otro camino”. Destacó que, gracias a estos procesos de formación que la Iglesia ha brindado se puede seguir acompañando de manera integral esta realidad de violencia para convertirla en espacios de reconciliación.
Llamado al diálogo y la reconciliación
Igualmente, se refirió a la importancia del valor de la vida y al número de víctimas que está dejando estas confrontaciones. “Es muy dolorosa cada muerte que se presenta, nosotros amamos y defendemos la vida”, aseguró, observando que cualquier muerte o agresión hacia la libertad de una persona siempre será rechazada por la Iglesia.
El prelado, concluyó indicando que la Iglesia siempre estará dispuesta a acompañar cualquier proceso de diálogo donde sea llamada, recordando que su misión está en promover y defienda la vida.
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