“Que este congreso ayude a crear y fomentar la conciencia y la cultura de la prevención. Del cuidado de los menores y vulnerables, con pasos concretos y creíbles”, con esta frase comenzó el primer día del encuentro sobre abusos de poder, conciencia y espiritual en la vida consagrada, del 8 al 10 de febrero en Costa Rica. La Comisión Nacional de Protección al Menor y Adultos en Vulnerabilidad (CONAPROME) de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR) y la Conferencia de Religiosos de Costa Rica (CONFRECOR) fueron los organizadores del evento.
Este encuentro emerge como un espacio para la reflexión, el diálogo y la búsqueda de soluciones concretas frente al abuso de poder, conciencia y espiritualidad en la vida consagrada. La exposición de testimonios y la orientación de expertos contribuyen a arrojar luz sobre una problemática que demanda atención y acción inmediata. Asimismo, refuerza la urgencia de abordar estos desafíos y construir un entorno seguro y saludable en la vida religiosa.
Los ponentes incluyen a la Msc. Lisandra Chaves, quien abordó el tema del abuso espiritual, el Msc. Juan Carlos Oviedo, quien se enfocará en el abuso de poder, el Pbro. Oscar Ugalde, quien discutirá el derecho canónico frente al abuso de poder, y la Dra. Ana María Marín, quien compartirá su perspectiva sobre la atención a víctimas y victimarios.
Desmitificando el abuso espiritual
Como parte del evento se compartió un video con el testimonio de Flor, una exreligiosa, que detalló el entorno en el que vivió afirmando que “nos formaban en la obediencia ciega, nos decían que el que obedece no se equivoca. Estaba prohibido preguntar, pero a la vez el ambiente era de mucho sufrimiento, de mucha manipulación y de mucha angustia espiritual”.
La reflexión de la ponente Lisandra Chaves sobre el abuso espiritual destacó su carácter “sistémico y coercitivo”. También señaló que el abuso espiritual es una forma de abuso emocional y psicológico que puede tener un impacto “profundamente dañino” en quienes lo experimentan. Entre sus características se incluyen manipulación, rendición forzada de cuentas, censura en la toma de decisiones, exigencia de secreto y silencio, entre otros aspectos.
Según el Papa Francisco, el abuso espiritual o de conciencia constituye una modalidad de maltrato emocional y/o de poder dentro del ámbito espiritual. Este tipo de abuso se distingue por un conjunto sistemático de conductas coercitivas y controladoras en un entorno religioso, con el potencial de ocasionar efectos sumamente perjudiciales en aquellos que lo sufren.
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Camino hacia la prevención
En cuanto a las víctimas y su relación con Dios, este tipo de abuso puede llevarlas a renunciar a su fe, «experimentan cólera hacia Dios, sentimiento de que se les traiciona. Creen que Dios los repudia, les retira su confianza y su amor. Se sienten culpables. Algunos creen que han perdido toda posibilidad de salvación. A nivel psicológico, hay signos de depresión que van a requerir de ayuda terapéutica y una depresión que no se trata puede conducir incluso al suicidio», acotó Lisandra Chaves.
Con relación a la prevención, se enfatizó en la necesidad de hablar y denunciar lo que no es correcto. Se refuerza esta idea al afirmar la importancia de “decir lo que no nos gusta, lo que no está bien, lo que no vemos que es correcto. La tarea de la Iglesia es trabajar para crear culturas sanas y abordar los bajos niveles de control y manipulación antes de que se conviertan en patrones perjudiciales”.
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