Con la imposición de la ceniza, la Iglesia Católica da inicio a la Cuaresma, un tiempo de preparación espiritual que conduce hasta la Pascua. Con este motivo la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica (Cepali) ofrece un subsidio litúrgico pastoral para celebrar este Miércoles de Ceniza, “con el objetivo de prepararnos espiritualmente a vivir la gran fiesta de la Pascua”, tal como señala Mons. Víctor Sánchez, Arzobispo de Puebla de los Ángeles y presidente de la Cepali.
En la presentación del documento, Mons. Sánchez manifiesta su deseo porque este subsidio “ayude a seguir fomentando en nuestras comunidades la belleza de la celebración litúrgica, y que nos lleve a la construcción de una sociedad más humana y fraternal”.
Asimismo, recuerda que, el camino cuaresmal inicia con el gesto externo y visible de la ceniza, “pero además, es un tiempo de escucha de la palabra de Dios que nos invita a la conversión, es un tiempo de más vida sacramental y además es un tiempo de obras penitenciales externas: como el ayuno, la oración y la limosna”.
Tiempo de conversión y esperanza
Uno de los primeros puntos del subsidio es el mensaje para la Cuaresma 2025, del Papa Francisco que, invita a los fieles a reflexionar sobre la esperanza, el camino sinodal y la conversión, enmarcando este tiempo litúrgico dentro del Año Jubilar.
El Papa Francisco, en su mensaje de Cuaresma, recuerda que la esperanza es el eje central de este camino. Inspirándose en la Carta a los Romanos, señala que “la esperanza no defrauda” (Rm 5,5), e invita a vivir la conversión con una actitud de apertura hacia los demás, hacia Dios y hacia un compromiso por la justicia y la fraternidad.
Contenido del subsidio
El subsidio contiene una catequesis sobre el Miércoles de Ceniza, contando sobre el origen, su sentido y significado.
La liturgia de este día resalta tres grandes dimensiones de la conversión: Apertura a los demás a través de la limosna y la caridad; apertura a Dios mediante la oración y la escucha de su Palabra; y autocontrol y penitencia con el ayuno, que nos ayuda a equilibrar nuestras prioridades espirituales.
También orientaciones litúrgico-pastorales para vivir plenamente este tiempo, entre las que se mencionan: el ayuno y la abstinencia son prácticas recomendadas, especialmente los viernes de Cuaresma y el Miércoles de Ceniza; la supresión del “Aleluya” en las celebraciones litúrgicas hasta la Vigilia Pascual; la oración comunitaria, promoviendo celebraciones penitenciales y momentos de reflexión; y la simplicidad en la liturgia y los templos, evitando adornos excesivos y reduciendo el uso de instrumentos musicales.
Conversión permanente
El material litúrgico-pastoral, también contiene la guía de la Celebración Eucarística y el Rito de la imposición de la ceniza presidida por un ministro ordenado o dirigida por un laico.
Si bien el Miércoles de Ceniza es el inicio de la Cuaresma, también es un recordatorio de la continua necesidad de conversión. La Iglesia invita a vivir este tiempo con sinceridad, dejando atrás el pecado y renovando la relación con Dios y con los hermanos.
“El tiempo de Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor”, este y otros detalles se pueden conocer en el subsidio difundido por la Conferencia del Episcopado Mexicano.
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