El pasado 30 de octubre se concretó el II Encuentro del Pueblo de Dios en Calle «Vamos a soñar juntos» organizado por el Cebitepal-Celam y la Pastoral Latinoamericana del Pueblo de Dios en Calle del que participaron más de 400 personas, provenientes de Chile, Colombia, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Paraguay, México.
Los principales invitados fueron las personas en situación de calle que están de algún modo al amparo de espacios católicos que, en diferentes puntos del continente, abrazan estas intemperies humanas.
Quienes participaron en las conversaciones sabían que el ámbito era tan comunitario como privado, no se transmitió por las redes sociales y, como dijo uno de los organizadores ante el burbujeante bullicio de los saludos, los encuentros, las coincidencias que traspasaban las pantallas: “Hay alegría, hay voces, como tiene que ser, nunca esperamos que fuera silencioso, bienvenidas las palabras, las canciones”.
Desde Argentina se compartió la lectura de un cuento —“No son mis ojos los que lloran, es mi alma”, decía la relatora— y desde Brasil se cantó en portugués “Ey, déjame ir”.
Oración compartida
El padre Marcos Augusto desde Brasil guio una oración de inicio en una “noche histórica”, una noche maravillosa de abrazos y escucha muy atenta ante cada intervención, por cada una era la voz recuperada de una vida en lucha contra la violencia y el desamparo de las calles de cualquier parte de nuestro continente.
¿Por qué reunirse?
“Para estar acá nos moviliza el amor y un amor organizado, solo es posible caminar junto a otros. Nadie se salva solo”, se escuchó contundente en una reflexión desde Argentina.
Conversaciones en grupos
Para los intercambios entre los distintos grupos conectados, cada uno desde su hogar comunitario, se propusieron:
En clave de escucha, esto resonó en las conversaciones: “Nos ayudaron a conversar”; “la Iglesia a veces es miope, no nos ve”; “los gestos misioneros hacen bien”; “tenemos que aprender a ser familia”; “necesitamos más gente en la calle que nos ayude y ahora”; “el perdón es para todos”; “Dios no nos deja solos, nos da otra oportunidad”; “ánimo que sí se puede”; “este es un encuentro con olor a resurrección”; “somos personas que merecemos ser apoyadas y respetadas”.
El padre “Tonga” Colombres, de Argentina, cerró el encuentro con una oración a la Virgen, el padrenuestro y, al final, la despedida con la canción “Sucedió” interpretada por el grupo SonDeLaCalle.
¿Cómo explicar lo vivido para que se entiendan sus voces y no las nuestras, sus miradas sobre la vida y no las nuestras, sus verdaderos deseos y no los nuestros? Escucharlos fue una verdadera bendición para seguir soñando juntos esta pastoral y seguir haciendo Iglesia en la calle.
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