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Jean Claude Hollerich a la Asamblea sinodal: «Seamos artífices de paz»

Avanza la segunda semana de trabajo para la asamblea sinodal, el análisis de la sección del Instrumentum Laboris dedicado a las relaciones ocupará la agenda de padres y madres sinodales que hallaron en los sucesos del fin de semana, un preámbulo adecuado para fijar la mirada en las prioridades de la reflexión.

El anuncio de la creación de 21 cardenales en el próximo mes de diciembre, el rezo del Santo Rosario por la paz en la Basílica de Santa María la Mayor y la posterior jornada de ayuno en memoria del primer aniversario del ataque terrorista de Hamás contra Israel; representan el marco en el que se inicia un tiempo que analizará mucho de la realidad y los vínculos que se entretejen a diario más allá de las fronteras y la experiencia personal.

Ajustes en la metodología

El cardenal Jean Claude Hollerich, relator general del sínodo dio apertura a los trabajos este 7 de octubre. «La oración por la paz nos ayuda a situar en la justa perspectiva, el trabajo que estamos realizando hoy, sobre la sección del Instrumentum laboris dedicada a las relaciones», afirmó confiando en que este anhelo de paz manifiesto en la práctica de la oración y el ayuno será «el horizonte de nuestra reflexión e intercambios, y que el Señor nos muestre el camino para convertirnos en artífices de paz, al servicio de toda la humanidad».

Refiriéndose al segundo módulo confirmó que tendrá la misma estructura respecto al superado la semana anterior, dedicado a los fundamentos teológicos del Instrumentum Laboris con una variación, porque esta vez dedicará más tiempo a las actividades de la plenaria que sumarán nueve horas de trabajo, lo que equivale a tres congregaciones generales.

Dinámica que en lo metodológico fue presentada por el P. Giacomo Costa, secretario especial del sínodo quien explicó lo que puede entenderse como un reenfoque de la dinámica respecto al estudio del módulo.

Subrayando las diferencias en la naturaleza de las reflexiones que se abordarán en este módulo y los dos siguientes, respecto al trabajo que se hizo sobre los fundamentos, «el propósito era esbozar el horizonte de referencia en el que debe situarse y enraizarse nuestra reflexión» a lo que agregó que muchas de las intervenciones propuestas la semana pasada, contribuyeron a precisarlo, concretarlo y completarlo.

Trazar caminos

Mientras que a partir de este 7 de octubre, se abordarán tres partes del Instrumentum Laboris dedicadas a las relaciones, los caminos y lugares que entrelazados «iluminan desde diferentes perspectivas la vida sinodal misionera de la Iglesia», como se lee en la introducción del Instrumentum Laboris.

Así Hollerich, explicó que partiendo del proceso sinodal y los frutos de la primera sesión que aparecen en el Informe de Síntesis y la posterior consulta a las Iglesias locales, la idea es «trazar caminos que permitan encarnar las funciones en la vida y prácticas cotidianas de las comunidades cristianas, haciéndolas concretas y por tanto experimentables por el Pueblo de Dios».

Pensando en las relaciones como tema de análisis, la propuesta que se le hizo a los sinodales es la de cuatro apartados, cada uno centrado en un tema específico. Relaciones con el Señor, entre hermanos y hermanas y entre Iglesias que según expresó Costa «sostienen la vitalidad de la Iglesia mucho más radicalmente que sus estructuras.

Entonces esta red de relaciones, proporciona a los individuos y comunidades, diversos puntos de referencia y orientación que según afirma es polifacética y aborda múltiples niveles, entre ellos un apartado específico sobre “Cristo, el Espíritu y la iniciación cristiana”, el siguiente dedicado al Pueblo de Dios, uno sobre los carismas y ministerios, otro sobre los ministros ordenados y el referente a las relaciones entre las Iglesias y el mundo.

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Mantener el equilibrio

Para el cardenal Hollerich el principal reto del trabajo en esta segunda semana es sintonizar con el movimiento que anima el Instrumentum Laboris esto implica «mantener unidos los distintos niveles y ámbitos para llegar a la vida y las prácticas concretas de nuestras comunidades».

Sin desconocer que un camino podría ser el de quedarse en un nivel general y limitarse a reiterar la importancia de las relaciones, el prelado recordó que la antropología cristiana ofrece una gama diversa de indicaciones, por lo que es necesario tener presente que «el pueblo de Dios espera de nosotros indicaciones y sugerencias sobre cómo hacer concretamente y experimentable esta visión».

Así dijo que será necesario «mantener el delicado equilibrio que aleje el riesgo de caer en un exceso de abstracción o pragmatismo». En esta línea «tanto en los trabajos de grupo como en los plenarios, intentaremos dar un espacio adecuado a la inspiración, sin miedo a trazar el contorno de propuestas concretas que luego las iglesias individuales podrán adaptar a las distintas circunstancias», comentó.

Intervención que el Cardenal Hollerich concluyó recordando que el método es flexible y ofrece un espacio necesario para adaptarse a distintas circunstancias.


 

 

 

 

 

 

 

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