La diversidad es un elemento presente en el Encuentro de la Economía de Francisco que se celebra en Asís del 22 al 24 de septiembre. Tres jóvenes indígenas forman parte del evento, dos brasileñas, Barbara Borum Cren, y Elis Alberta Ribeiro dos Santos, y una peruana, Ilu Fernández, entrevistadas por Silvonei José de Vatican News en portugués.
Memorias ancestrales
Bárbara llegó a Asís desde el Alto Río Doce, en el estado de Minas Gerais, una región montañosa, donde dice conectarse con la ascendencia presente en las montañas, que «guardan las memorias ancestrales de nuestros pueblos originarios de esas tierras«. La joven indígena asegura haber nacido en la lucha por la defensa de estas montañas, hoy destruidas por la minería, ante lo cual dice sentir «dolor en mi propio cuerpo, porque son mi propio cuerpo».
Esto lleva a la joven indígena a defender a los pueblos masacrados por la cuestión de la riqueza mineral en esta región. Denuncia que «se ha declarado una guerra de extinción a mi pueblo». Hoy en día hay doscientas familias indígenas en la región, que durante mucho tiempo se escondieron para poder sobrevivir, una época en la que no podían decir que eran indígenas. Por ello, estar en Asís es «una inmensa oportunidad para hacer eco de nuestras voces que han sido silenciadas durante mucho tiempo», siendo su presencia «la continuidad de esta lucha de mis antepasados que lucharon, que murieron, que fueron violados».
Lidiar con la colonización que avanza
Una presencia indígena que está en todo el continente americano, no sólo en la Amazonía, insiste Bárbara, que insiste en esta presencia indígena en todas partes, en las ciudades, en las aldeas, en las montañas, en el Cerrado, en la Mata Atlántica, insistiendo en la estrecha relación de los pueblos indígenas con los elementos de cada bioma. La joven indígena relata las dificultades para luchar por la naturaleza, «especialmente cuando estamos en el territorio teniendo que lidiar cara a cara con esta colonización que avanza”.
Los pueblos indígenas tienen que «enfrentar con sus propios cuerpos el avance de la minería, el avance del capital sobre las tierras, el avance del agronegocio», que provoca persecución, violencia y muchas muertes. Incluso viviendo en la ciudad y aparentemente integrado, «la integración no existe realmente«, y estar en la ciudad significa lidiar constantemente con los intentos de acabar con los pueblos indígenas.
Poyectos coloniales que expulsan
Elis es indígena del pueblo Mura, en el estado de Amazonas, y religiosa de la Congregación de la Divina Providencia. Nació en Manaos, donde sus antepasados emigraron de la región del municipio de Itacoatiara, como consecuencia de los proyectos coloniales, que destruyeron el entorno donde vivían. Habla de la importancia de «una tecnología que pueda defender la naturaleza, el entorno en el que vivimos, esta composición que forma nuestro cuerpo». Insiste en la conexión entre los ríos, los bosques y nuestros cuerpos.
Como indígena, la Hna. Elis dice que aporta la diferencia a la vida religiosa en una congregación de origen alemán, queriendo «traer las voces indígenas para que las hermanas puedan asumir esta lucha junto con nosotros». Su congregación, presente en diferentes partes de la Amazonía, dice que quiere unirse a todo el movimiento de la Iglesia, el Sínodo para la Amazonía, la REPAM, de la que forma parte, el Cardenal de la Amazonía, buscando promover «toda esta reflexión desde una perspectiva indígena«, que lleve a una liturgia desde una perspectiva indígena, que las voces indígenas tengan eco, que se pueda aprender de los indígenas y se pueda realizar una reparación histórica, también como Iglesia.
Sentimiento de pertenencia
Todo ello, según la religiosa de la Divina Providencia, «para que las poblaciones indígenas puedan sentirse realmente pertenecientes, desde una verdadera sinodalidad, y construir proyectos juntos a partir de la defensa de la Amazonía, de la defensa de nuestros pueblos que están siendo amenazados, asesinados por el actual gobierno brasileño, porque el genocidio en Brasil está institucionalizado, la policía mata». La hermana Elis dijo que había llevado a Asís las voces de los kaiowá de Mato Grosso, «que son asesinados y perseguidos a diario, al igual que nosotros somos perseguidos cuando ocupamos nuestros lugares en la universidad, sufrimos el racismo estructural», pidiendo que se valoren sus voces y sus conocimientos tradicionales y que se construyan sus epistemologías sobre la base de sus conocimientos tradicionales.
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Jaén (Perú), es una ciudad donde viven indígenas wampis y awajun. La joven peruana, residente en esa ciudad dice querer visibilizar los problemas que enfrentan los pueblos indígenas en el Norte de Perú, de quienes destaca su unión con la naturaleza, que permite la sostenibilidad. Problemas que tienen que ver con el narcotráfico, la tala ilegal y el tráfico de terrenos, fenómenos en aumento que también ha incrementado el número de líderes indígenas asesinados en los últimos años por aquellos que quieren apoderarse de sus territorios para después comercializarlos, algo que también hacen con la tala ilegal como paso previo a los monocultivos.
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