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Jubileo de las Comunicaciones: Monseñor Cárdenas Toro llama a los comunicadores a ser agentes de transformación y paz - ADN Celam

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Jubileo de las Comunicaciones: Monseñor Cárdenas Toro llama a los comunicadores a ser agentes de transformación y paz

Foto: Diócesis de Pasto

Este 24 de enero, fecha en que se da inicio en Roma al primer Jubileo de las Comunicaciones, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de la diócesis de Pasto y presidente de la Comisión de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, destacó la importancia de este Jubileo como un evento inédito en la historia de la Iglesia universal. En diálogo con ADN Celam, el prelado subrayó el papel crucial de los comunicadores como transmisores de esperanza en la sociedad, especialmente en el marco de esta celebración eclesial convocada por el Papa Francisco.

El Jubileo de la Comunicación se llevará a cabo del 24 al 29 de enero en el Vaticano y se animará de igual forma en las Iglesias locales de la región bajo el tema “Peregrinos de esperanza”. Este evento, dedicado a los profesionales de los medios de comunicación, busca resaltar la esperanza como un pilar fundamental en la vida cristiana, particularmente en el ámbito de las comunicaciones.

Este encuentro forma parte del Jubileo 2025, un acontecimiento eclesial que la Iglesia católica celebra cada 25 años. Convocado por el papa Francisco, este Jubileo incluye eventos temáticos dirigidos a diferentes comunidades y grupos católicos, reafirmando su llamado a la esperanza en distintos contextos.

Llamado a una visión sinodal en la comunicación

PREGUNTA: ¿Qué significa el Jubileo del mundo de la comunicación y cuál es su propósito principal?

RESPUESA: En consonancia con el llamado que el Papa Francisco nos hace para este año jubilar a ser peregrinos de la esperanza, diría que en el mundo de las comunicaciones tenemos la misión de hacer resonar la necesidad de hacer llegar a la humanidad un mensaje que le devuelva las razones para creer y para luchar por un mundo mejor, pues como dice la misma Escritura, “la esperanza no defrauda” (Rm 5,5).

Sin pretender pedir que se oculte el sufrimiento y las atrocidades que seguimos experimentando y nunca dejan de sorprendernos, es necesario no hacer apología a esas situaciones y, en cambio, impulsar “olas positivas de esperanza” que motiven el trabajo por no ceder en la búsqueda de aquella “civilización del amor” de la que nos hablara san Juan Pablo II.

P: ¿Cómo podemos desarrollar una «capacidad de ver más allá» y un «corazón sinodal» para superar los juicios individuales en nuestra labor como comunicadores?

R: Justamente el mismo Papa Francisco en diferentes mensajes de las jornadas mundiales de la comunicación, nos ha invitado a una comunión más humanizada y humanizadora, con corazón, que sea capaz de pensar en los otros, no solo del lado de los profesionales de las comunicaciones, sino también de quienes reciben la información, y de cuyos contenidos hay que sentirse tremendamente, no solo responsables sino corresponsables.

Mientras estamos midiendo el impacto de lo comunicado en términos de sintonía, seguidores, reproducciones, etc., es importante valorar con juicio ético y de responsabilidad social, el impacto que algo puede tener para transformar la vida de otros (y siempre deberíamos pensar que al final sea para bien).

Estrategias para amplificar las voces de las periferias

P: ¿Qué estrategias pueden adoptarse para garantizar que las voces de las periferias sean protagonistas en la narrativa mediática?

R: Algunos medios de comunicación, tradicionales y los digitales de nuestro tiempo, han puesto el acento en visibilizar y dar voz a los ciudadanos de a pie. Esto me parece valioso. Considero que hace bien analizar la intencionalidad de estas iniciativas, que no estén necesariamente motivadas por el deseo de generar “tendencias mediáticas” y ganar seguidores, o peor, “monetizar”. La motivación primera debería estar en buscar cambiar la vida de la gente.

Otro aspecto que vale la pena mirar es el de no quedarse en un hecho puntual. Clave es el seguimiento a una historia, de manera que se pueda evidenciar la respuesta que visibilizar un hecho haya suscitado en las autoridades, en los líderes y en la comunidad en general, así como la salida a la problemática mostrada.

En tercer lugar, creo que vale la pena detectar historias inspiradoras entre la gente que puedan evidenciar aquello que el Papa nos dijera en 2017 durante su visita a Colombia: “Basta una persona buena para que haya esperanza”.

Claves para un periodismo ético y comprometido

P: ¿De qué manera los comunicadores pueden contribuir al fortalecimiento de la democracia y a la construcción de paz en sus comunidades?

R: La independencia, la lucidez ética, la responsabilidad y el respeto por el bien de los individuos, así como el interés superior por el bien común, son valores fundamentales que se deben tener en cuenta para que en el tratamiento de las noticias se busque siempre dar voz equilibrada a todas las partes y se den herramientas a las personas para sacar sus conclusiones.

El lenguaje y la carga emocional con la que se maneja la información ayuda igualmente a generar una cultura del buen trato, de la búsqueda de los consensos y del manejo firme, pero ponderado de los temas, cuidando de cerrar espacio a despertar reacciones desproporcionadas.

Hay un activismo en el que está llamado a tomar parte el mundo de las comunicaciones: el activismo por la dignidad de la vida, de toda vida y todas las vidas; el activismo por posicionar una cultura del diálogo sereno y del no acostumbrarnos a lo que deshumaniza o daña la casa común.

P: ¿Qué papel juega la creación de comunidades informadas y representadas en la esfera pública en el contexto de este Jubileo?

R: En la sociedad de nuestro tiempo hay una crisis muy notable de liderazgos positivos. Una información confiable y compartida, la participación colaborativa, responsable y propositiva, puede ser un buen aporte al mundo de hoy, a propósito del jubileo de la esperanza. Hay iniciativas interesantes de tejer redes de nuevos liderazgos en el mundo de la política, la economía, la academia, etc. Es bueno plantearse también esto en el campo comunicacional.

Preparación de la Iglesia colombiana para el Jubileo

P: ¿Cómo está la Iglesia católica colombiana preparándose para participar activamente en el Jubileo de las comunicaciones?

R: Se han tenido acercamientos a los responsables de las comunicaciones en las diferentes jurisdicciones eclesiales, así como con los evangelizadores digitales que hoy están desarrollando un papel muy activo y constructivo en el mundo digital. Así mismo, en el trabajo con el episcopado que se ha renovado en más del 60 % en los últimos años. Hay una nueva generación de obispos hijos de este tiempo de las comunicaciones con los cuales es fundamental avanzar en la valoración de las comunicaciones como parte infaltable en la acción evangelizadora.

Entretejer estas relaciones animados por el jubileo de la esperanza no solo nos da la oportunidad de fortalecer el mundo de las comunicaciones hacia adentro de la Iglesia sino también ponernos en camino como “peregrinos de esperanza” hacia aquellos que desarrollan su labor en medios no eclesiales.

Una oportunidad espiritual para los comunicadores

P: ¿Qué es la indulgencia plenaria y cómo puede un periodista acceder a ella durante el Jubileo?

R: Para decirlo de un modo muy sencillo se trata de liberarse de aquellas cargas que van quedando. Pongo un ejemplo, quizás no muy propio, pero puede ayudar a entender: cuando enviamos y recibimos mensajes digitales, con alguna regularidad los eliminamos, pero estas cosas van a una bandeja de eliminados (no se van del todo), por lo cual hay que hacer una limpieza más radical, borrando esa basura de una manera definitiva.

Algo así sucede con la vida, lo bueno o malo que se hace en la vida va pasando, pero van quedando huellas. De lo bueno es positivo, pero de lo malo, es como un lastre del cual a veces no somos conscientes. En su potestad de atar y desatar, que recibió de Jesucristo la Iglesia y Pedro, en los jubileos se nos da la posibilidad de “liberarnos” de esas huellas negativas que han dejado nuestra fallas y errores.

En cuanto humanos quienes están en el mundo de las comunicaciones no están exentos de esto, tanto a título personal, como en el desempeño profesional. Pues esta es una oportunidad para que en un contexto espiritual tomemos consciencia de esas fallas y las huellas que estas han dejado en nosotros mismos o en quienes nos rodean y, aprovechando las herramientas que nos da la fe: oración, asesoría espiritual, vida sacramental, nos acojamos a esta bendición que Dios nos otorga por medio de la Iglesia.

Así, liberados, con la Gracia de Dios recibiremos un nuevo impulso para avanzar aprendiendo de nuestros errores y con el firme deseo de ir siempre a mejor.

Un periodismo de esperanza en tiempos de desafíos

P: ¿Cuáles son las claves para ejercer un periodismo independiente y libre de presiones en un país como Colombia, marcado por desigualdades sociales, conflicto armado y amenazas a los periodistas?

R: Volviendo al Papa Francisco, se trata de un periodismo con corazón, conectado y genuinamente interesado en los sufrimientos de la gente; con plena consciencia de su responsabilidad social, con memoria del pasado, sentido del presente y perspectiva de futuro.

Un periodismo que anteponga la ética, la credibilidad y confiabilidad a cualquier otra cosa

P: Haciendo eco al tema propuesto para el Jubileo 2025 “Peregrinos de esperanza”, ¿Qué mensaje ofrecer a los comunicadores y periodistas para que asuman con valentía su misión como agentes de paz y mediadores en la sociedad?

R: La humanidad está en camino y como dimensión humana el mundo de las comunicaciones ha de acompañar este camino ayudando a todos a ir siempre hacia adelante echando mano del patrimonio espiritual, cultural y de otros órdenes, de manera que se pueda dejar a quienes continúen ese camino después de nosotros, a avanzar, a seguir construyendo una historia en perspectiva de un futuro mejor, más responsable, más empoderado por la dignidad de la vida humana, y del cuidado de la casa común.

 

Fotos: Cortesía Eduardo Soto

 

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