El 23 de octubre, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) llevó a cabo el Webinar “Perspectivas de la Cultura del Cuidado a la Luz del Sínodo 2024”, una iniciativa que responde a las inquietudes de diversas instancias episcopales y del pueblo de Dios en relación con la protección de menores y de poblaciones vulnerables.
La propuesta se enmarca en el llamado constante del Papa Francisco a una política de tolerancia cero ante los abusos dentro de la Iglesia, promoviendo una Iglesia sinodal y comprometida con la Cultura del Cuidado.
Participaron el monseñor Ricardo Morales, obispo de Copiapó y presidente del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas de Chile; la hermana Gloria Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR); y el padre Pedro Brassesco, secretario adjunto del Celam y miembro de la Red Latinoamericana y Caribeña de la Cultura del Cuidado. Moderó Ana María Celis integrante del Dicasterio Laicos, Familia y Vida.
Sinodalidad y Cultura del Cuidado
Los participantes expusieron de qué manera se trata la Cultura del Cuidado en el Sínodo de la Sinodalidad. La hermana Gloria Liliana Franco dijo que la “la Cultura del Cuidado es transversal al espíritu de la Sinodalidad”, y explicó que la Sinodalidad no se reduce a una asamblea, es todo un espíritu, un modo de situarnos y relacionarnos, de construir y ser Iglesia.
Para la Hna. Liliana Franco, cuando se habla de Sinodalidad se habla de la construcción del “ecosistema relacional” en el cual no existan relaciones abusivas ni jerárquicas, sino vínculos fraternos y de respeto mutuo, “para hacer que el modo relacional que prime, sea el modo de Jesús”.
Además, remarcó que de manera específica aparece el tema en el Instrumentum Laboris, el núcleo de los Itinerarios, en aspectos como la transparencia y la rendición de cuentas: “Durante todo este tiempo nos ha llegado el clamor de las víctimas de abuso, y hemos sentido, como Iglesia, la necesidad de revisar los procesos formativos”, añadió la Hna. Franco, afirmando que se apunta a una manera distinta y más significativa en los modos relacionales en la Iglesia.
La credibilidad de la Iglesia
Monseñor Ricardo Morales recordó la “vigilia penitencial” que se tuvo al iniciar el Sínodo, en la cual, una víctima de abuso en el contexto eclesial brindó su testimonio: “Fue una decisión explícita del Santo Padre el tener este espacio donde la Iglesia pide perdón”, explicó el obispo Morales, resaltando que este acto de contrición es un paso hacia la restauración de la credibilidad de la Iglesia.
“El Sínodo no es una especie de estrategia que puede utilizar una empresa, una institución cualquiera para mejorar sus procedimientos o para mejorar su credibilidad”, aclaró el obispo. Remarcó que uno de los temas que se aborda en las conversaciones es, precisamente, la credibilidad de la Iglesia, para encontrar cómo mejorar esa credibilidad: “Porque solo en la medida que seamos creíbles podemos anunciar verdaderamente el mensaje de Jesucristo”.
Al igual que la Hna. Liliana, el obispo resaltó que en el Instrumento de trabajo del Sínodo se tienen elementos que aportan a una Cultura del Cuidado y eso ayuda “a ser la Iglesia creíble que queremos para anunciar a Jesucristo”.
Un Sínodo diferente
El padre Pedro Brassesco reflexionó sobre las características innovadoras de este Sínodo, que lo diferencian de los anteriores. Destacó la consulta abierta al pueblo de Dios, la disposición de los participantes en mesas redondas durante las sesiones para fomentar la Conversación en el Espíritu, y recordó que el valor de este Sínodo está en el proceso mismo.
El sacerdote dijo que se debe “comprender la riqueza de la Sinodalidad para una Iglesia en salida, para una Iglesia misionera”; en este sentido, expuso que se hace una valoración cuantitativa de si un tema fue tratado o no, cuando en realidad, se están abordando las causas y razones de un problema o dificultad.
Indicó que quizá el Sínodo podría no mencionar de manera explícita el tema de la Cultura del Cuidado, “pero sí aborda las causas que llevan a esa situación”. Abordando las causas se puede mejorar como Iglesia y “vivir la Cultura del Cuidado de manera más asumida y de manera más natural”, explicó.
La Cultura del Cuidado, un tema presente en el Sínodo
El padre Brassesco acentuó el tema de las relaciones dentro de la Iglesia, en especial aquellas donde se malinterpreta la autoridad como poder, porque “el mal uso de la autoridad, el abuso de poder lleva tarde o temprano a situaciones de abuso de otro tipo”, explicó.
El secretario general adjunto del CELAM sostuvo que la Cultura del Cuidado es un tema que ha estado presente en el Sínodo, “pero no tenemos que obsesionarnos por después ir a buscar si estuvo o más o menos mencionado en el documento, sino que es todo el documento, o todas las conclusiones, o todas las aportaciones las que nos tienen que llevar a vivir la Cultura del Cuidado como algo que pueda ser más connatural a la Iglesia”.
El padre Pedro se refirió al documento final, afirmando que se debe confiar en el Espíritu que hace a dar pasos concretos también en orden a la participación, si bien dijo que deben estar muchas cosas explícitamente mencionadas, será siempre en el marco de ser una Iglesia Sinodal que se transforma desde las relaciones mismas: “Desde esas relaciones, desde esos ámbitos específicos, ver cómo promover la Cultura del Cuidado”.
Todos somos responsables unos de otros
Por su parte, el monseñor Ricardo acotó que el objetivo es ser “una Iglesia sinodal en misión”, alentando a no perder el horizonte, recordar que el Sínodo no es el lugar a donde se llega, sino el lugar de donde se parte. Desde esta perspectiva, señaló tres elementos que se reflejaron en el documento mártir.
El primero, “todos somos responsables unos de otros”. El obispo explicó que las relaciones que se dan entre los miembros de la Iglesia son relaciones donde el sentido más profundo es el servicio: “No es un ejercicio de un poder por sí mismo, sino que busca el bien del otro, comunicar a Jesucristo”.
En segundo lugar, mencionó el rol de los laicos, que “es relevante en cuanto a que todos somos responsables de la misión de la Iglesia; entonces, los laicos, en la transparencia, en la rendición de cuentas, nos ayudan a quienes tenemos una misión en la Iglesia”, puntualizó.
Como tercer elemento, el obispo señaló la transparencia como una transversal, “una Iglesia que tiene que ser transparente porque comunica a su Señor”. El obispo Morales reitero que el Sínodo no es el punto de llegada, sino el de partida: “Nosotros tenemos que seguir caminando para hacer operativo este Sínodo”, reiteró.
Vivir al modo de Jesús
La Hermana Liliana Franco añadió que el Sínodo representa una urgencia y un llamado a vivir “al modo de Jesús”. También se refirió a la nueva Carta Encíclica “Dilexit Nos”, sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo. La religiosa dijo que esto “nos compromete y nos hace sentir que hay un imperativo, y es aprender a vivir al modo de Jesús, aprender a relacionarnos al modo de Jesús; y eso nos exige privilegiar la dignidad humana por encima de todas las cosas, nos exige ubicarnos en el lugar de la humildad para reconocer el pecado, para reconocer todo lo que en medio de nosotros ha estado teñido de suficiencia, de soberbia, de abuso”; desde este reconocimiento se puede hacer los necesarios procesos de restauración.
La religiosa resumió el Sínodo en dos palabras: “relación y misión”. Y dijo que, en este sentido, la Cultura del Cuidado evoca los nuevos modos relacionales, “a la necesidad de purificar las relaciones, de aprender a relacionarnos de una manera distinta”. En cuanto a la misión, señaló que “la misión es hacer posible el ecosistema del cuidado, hacer posible la Cultura del Cuidado desde unas actitudes que tenemos que asumir todos, pero también desde una reformas estructurales que tenemos que hacer, porque tenemos que aprender a relacionarnos de una manera distinta”.
La hermana Liliana invitó a profundizar en ese nuevo modo relacional: “Entender que tenemos que situarnos de una manera distinta y que tenemos que construir nuevos relacionales más humanos, más respetuosos de la dignidad de los demás, más inclusivos, más reverentes ante la herida del otro”.
El CELAM en la implementación de propuestas del Sínodo
El Padre Pedro Brassesco reflexionó sobre el rol del CELAM y de otros organismos eclesiales en la implementación de las propuestas del Sínodo a nivel continental. Explicó que el Sínodo ha sido concebido como un proceso que no solo reflexiona sobre las necesidades actuales de la Iglesia, sino que plantea una visión a largo plazo, evitando caer en fórmulas abstractas o recetarios de soluciones puntuales.
En este sentido, la metodología sinodal propuesta por el Papa Francisco comprende tres etapas: la etapa de consulta, la etapa celebrativa y la etapa de implementación. Corresponderá el desafío de la etapa de implementación al CELAM, como a las Conferencias Episcopales, como a las Diócesis, para asumir esta implementación en cada uno de estos ámbitos, señaló el padre Pedro.
A nivel de América Latina, el CELAM tendrá un rol fundamental en la implementación de las directrices sinodales, en coordinación con otros organismos continentales como la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR) y Cáritas, según el padre Brassesco, así como serán las Conferencias Episcopales que después tendrán que ver las prácticas eclesiales que se viven en el país para una Iglesia más Sinodal.
El padre Brassesco considera que no se debe tratar el Sínodo como un evento único, sino como un proceso de cambio continuo en la vida de la Iglesia: “Ahora creo que viene esa etapa donde tenemos que seguir caminando tal vez con más fuerza, con más intensidad”.
“Tendremos un documento que será también un mapa, una guía, pero también junto con todo lo que hemos venido viviendo en este caminar”, dijo el padre Pedro, afirmando que la Iglesia en América Latina está preparada para seguir caminando desde el CELAM y otros organismos como Educal y la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC).
Transparencia y Conversión
Monseñor Morales subrayó que todos aquellos que ejercen un servicio en la Iglesia deben hacerlo desde la transparencia y la responsabilidad, “pero no en una perspectiva empresarial o puramente metodológica”, sino como un principio bíblico y espiritual. “Una Iglesia que no es transparente, que no rinde cuentas, que no es evaluada, que no se evalúa a sí misma, no está comunicando el mensaje de Jesús”.
También dijo que “es necesaria una conversión sinodal, una conversión personal, una conversión diocesana, una conversión parroquial. Tenemos que convertirnos”, y esta conversión requiere un cambio en el corazón que permita a los miembros de la Iglesia encarnar el mensaje de Jesucristo con integridad: “Si no hay ese deseo de mostrar a Jesucristo, creo que todo esfuerzo va a ser vano, porque aquí al que tenemos que mostrar es Jesucristo, no a nosotros”.
Además, como fruto del proceso sinodal, Mons. Morales remarcó que “las relaciones tienen que ser en una dignidad donde todos nos reconozcamos corresponsables de la misión”.
No claudicar en el deseo de vivir la Sinodalidad
La hermana Liliana Franco manifestó su esperanza de que la Iglesia no claudique en su esfuerzo por construir una comunidad que valore y respete la dignidad común: “Mi deseo es que no claudiquemos en la posibilidad de formarnos para aprender nuevas maneras de establecer la relación, nuevas maneras de escucharnos, nuevas maneras de expresarnos… no claudique en el empeño por visibilizar todos esos modos relacionales que están alejados del querer de Dios”.
También alentó a que podamos tener coraje suficiente para poder visibilizar las “espirales de poder o de soberbia”, para poder emprender los necesarios procesos de purificación y restauración de vida nueva: “Que no claudiquemos en este deseo de vivir la plenitud de la Sinodalidad, que no le creamos a los escépticos, a los pesimistas, a los que se ubican en el lugar de la indiferencia”.
A su vez, la religiosa expresó su esperanza en una Iglesia y una sociedad distinta, reconociéndonos hermanos: “A todos nos toca participar y entregar lo poquito de lo que somos, lo mejor de lo que somos, para ser posible nuevos relacionales en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad”.
La hermana Liliana recordó la Pascua del padre Gustavo Gutiérrez, que, según dijo, “encarnó un estilo que no claudicó ante la contradicción, la persecución; y fue precisamente un estilo que nos ubicó en la orilla de los pobres, de los pequeños, de los más frágiles”. Desde esta memoria del padre Gutiérrez, invitó a seguir el testimonio de hombres y mujeres que, “en nuestra Iglesia, han sabido situarse en la orilla de la resistencia, de la Resurrección, de la Pascua”.
La providencia de Dios actúa siempre
Mons. Ricardo Morales, con una gran esperanza en el proceso sinodal, remarcó su confianza en los frutos que esta instancia, convocada por el Papa y guiada por el Espíritu Santo, seguirá produciendo en la Iglesia.
Recordó una de las meditaciones del padre Timothy Radcliffe, que le enseñó que: “La providencia de Dios actúa siempre a pesar que veamos que el mal triunfa. La providencia de Dios está actuando siempre, y yo creo que esta es una certeza de fe”.
El obispo Morales manifestó su confianza en que el documento que se aprobará al final del Sínodo será una guía para que cada Iglesia particular tome decisiones con “mucha libertad y parusía”, en pos de una conversión sinodal.
Reflexionando sobre el testimonio de padre Gustavo Gutiérrez, monseñor Morales remarcó la responsabilidad de la Iglesia en defender a los pobres y vulnerables, especialmente en contextos de injusticia económica y cultural.
Con gran esperanza, el obispo manifestó que este es un camino que viene desde hace mucho tiempo y recordó el próximo aniversario de los 70 años del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), una instancia que representa el espíritu sinodal que ha caracterizado el caminar de la Iglesia en América Latina.
Ser audaces para dar pasos hacia una Iglesia más sinodal
El padre Pedro Brassesco señaló la necesidad de establecer mecanismos de rendición de cuentas dentro de la Iglesia que no solo miren hacia los superiores, sino también hacia la comunidad: “No solamente desde lo económico se ha insistido mucho, sino en todos los ámbitos y también el ámbito pastoral”.
El padre Brassesco subrayó que la evaluación de los procesos pastorales no siempre es una práctica común y debe hacerse “no solamente como una cuestión de transparencia para que nos crean, sino como una un deber y una exigencia de hacer parte a la comunidad de lo que somos”.
Asimismo, habló sobre la reunión reciente entre la presidencia del CELAM y el Papa Francisco, y el padre Brassesco acentuó la orientación del Pontífice para la Iglesia en América Latina: “El Papa dijo ‘yo no soy el que tengo que darles respuesta a ustedes, son ustedes los que tienen que traerme las propuestas, pero les pido una sola cosa, sean audaces’, creo que eso es también lo que nos exige este tiempo de Sinodalidad”.
El padre Pedro Brassesco dijo que espera que el documento inspire a ser audaces para dar pasos concretos hacia una Iglesia más sinodal.
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