El nacimiento de Jesús es un motivo de esperanza y alegría para todo el pueblo fiel de Dios que peregrina en el continente, por ello, ADN Celam ha conversado con referentes y agentes pastorales de toda América Latina y el Caribe para decirle al mundo: ¡Feliz Navidad!
Aún cuando la región atraviesa fuertes momentos desde desastres naturales, incendios en Chile, crisis política de Perú, persecución a la Iglesia en Nicaragua, crisis migratoria en el norte de México, todos coinciden que es un momento como creyentes para apelar a la esperanza y seguir anunciando la buena nueva con “más fuerza”.
Pensar en los más pobres
Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), ha señalado que “al contemplar al Niño Jesús en el pesebre, junto a su Santa Madre María y a San José, no podemos dejar de pensar en los más vulnerables, en los más pobres, en aquellos que no tienen aseguradas las tres ‘T’: Techo, Trabajo, Tierra”.
El prelado ha recordado que “esta Navidad sea una oportunidad para salir al encuentro de los más pobres, como hermanos y hermanas” y refrendó lo planteado en la Conferencia de Aparecida (2007): “Sólo la cercanía que nos hace amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los pobres de hoy, sus legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe. La opción por los pobres debe conducirnos a la amistad con los pobres”.
Restauradores de esperanza
En nombre de todas las pastorales sociales del continente, el padre Francisco Hernández Rojas, secretario ejecutivo de Cáritas América Latina y el Caribe, aboga para que Dios “nos dé la gracia, la ternura, aún en las circunstancias más duras de la vida sobre todo con nuestros hermanos más empobrecidos y descartados, desechados de la sociedad».
El sacerdote lamenta estos modelos de desarrollo excluyentes, pero «nos llena de alegría que tenemos el don maravilloso de la humildad para poder ser constructores de paz y restauradores de esperanzas”.
“Esto es lo que deseamos a todas las Cáritas de América Latina y el Caribe y del mundo entero. Muchas gracias a todos por su entrega en este 2022, que el Señor nos llene de gracia y bendición en el año 2023”, apuntó.
Valores del Evangelio
Las redes de educación católica de América han dicho también feliz Navidad. Mario Ochoa, secretario de planeamiento estratégico de la Organización de Universidades de América Latina (Oducal), desea que “Niño Jesús llene nuestros corazones con
esperanza y fe en el mañana, que nuestro compromiso con la Educación Superior Católica se fortalezca con el mensaje de Francisco y que las redes educativas que tejemos día a día nos permitan sostener a los jóvenes, contagiando los valores del Evangelio, en la búsqueda de la Verdad que nos dignifica y da sentido a nuestra vida”.
Para Oscar Pérez Sayago, secretario general de la Confederación Latinoamericana de Educación Católica (CIEC), es momento de “agradecer por la vida, por el trabajo de las escuelas y colegios de América, al heroísmo de los docentes, al acompañamiento de los religiosos y obispos”, mientras que “en 2023 esperamos llegar con nuevas narrativas cargadas de esperanza y oportunidades formativas para todos los docentes del continente”.
La buena nueva desde la Amazonía
Desde la Conferencia Eclesial de la Amazonía, la hermana Laura Vicuña, integrante del equipo directivo como vicepresidenta, recuerda que en la Navidad celebramos la encarnación de Dios en la humanidad y con ese gesto de encuentro acogemos a Cristo.
La hermana Vicuña asegura que el nacimiento de Jesús “no es una mera representación, sino que nos comunica el nacimiento de un niño pobre, un Dios humilde, que se hizo hombre y arma su tienda en la Amazonía”.
“Es un Dios que vino a encarnarse entre los indígenas, afrodescendientes, migrantes, mujeres, las periferias, en definitiva, de todas esas personas que acogen a Cristo humilde y pobre que vino a traer la buena noticia todos”, ha dicho.
Fraternidad universal sin fronteras
La Red eclesial de migración, trata, refugio y desplazamiento –Red Clamor– a través de Elvy Monzant, secretario ejecutivo, celebra con gozo el nacimiento del niño Dios, el Emmanuel, por ende, “queremos desearle a todos los migrantes, refugiados y víctimas de trata para que en el año 2023 podamos derribar los muros que construyen la pobreza, la exclusión, la violencia, las catástrofes relacionadas con el cambio climático”.
El laico venezolano pide que “podamos vencer la cultura del descarte y la cultura de la indiferencia para poder construir juntos puentes de solidaridad, puentes de Justicia, puentes de paz, donde todo ser humano pueda pasar sin importar el lugar donde haya nacido”.
“Que en esta Navidad podamos Construir la fraternidad universal sin fronteras, un mundo sin divisiones, ese mundo multicultural – multicolor que nace del encuentro de culturas para que pueda florecer en medio de este pueblo que peregrina”, ha indicado.
Una Iglesia joven
Los jóvenes son el ahora de nuestra Iglesia como ha dicho en reiteradas ocasiones el Papa Francisco. Por ello, María José Bolaños López, delegada de la Pastoral Juvenil Región México-Centroamérica, quiere que “nuestra Pastoral Juvenil Latinoamericana a ejemplo de María y José podamos acoger a Jesús niño y dejarlo actuar en nuestras vidas, que como los pastores nos alegremos por su presencia”.
“Deseo también que la llegada de Jesús nos recuerde el amor inmenso que Dios nos tiene, y que como jóvenes nos sintamos portadores de esperanza, comprometidos a construir una casita sagrada en dónde todos nos sintamos hermanos”, explica.
Por supuesto, deseo que “como Iglesia joven caminemos juntos compartiendo la fe y la vida y que todos los días vivamos la experiencia del Belén desde nuestras diferentes realidades. ¡Feliz Navidad!”.
Bendiciones para las familias
“Que la gracia y la paz del Niño Jesús que nace en Belén esté presente como el mejor regalo de esta Navidad en todas las familias de América Latina”. Así ha destacado el padre Ronny Humberto Solano Fallas, secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar de Costa Rica y del equipo latinoamericano de Pastoral Familiar.
El presbítero desea que “la gracia y la paz del Niño Jesús que nace en Belén sea la más fuerte motivación de todos los agentes de Pastoral familiar de nuestra querida América Latina para que todos esforzándonos con la gracia de Dios podamos llevar al corazón de cada familia latinoamericana, la alegría del Dios que salva”.
“Feliz Navidad, que Dios a todos les bendiga y les conceda la gracia de abrir el corazón en la próxima Nochebuena al Jesús que quiere nacer en cada uno de nosotros y que nos conceda el milagro de la conversión”, apostilló.
Desde el corazón de los pueblos afro
La hermana María Suyapa Cacho, del equipo continental de la Pastoral afroamericana y garífuna, desea que en esta Navidad esté llena de amor, de compasión y misericordia para con quienes sufren la exclusión.
Por ello, “prestemos nuestro corazón para que Cristo nazca para estar al servicio de esos hermanos que más nos están necesitando, compartamos como hermanos, acojamos a Jesús en nuestro corazón”.
Finaliza: “Es uno de los deseos más profundos del pueblo afro y garífuna para todo el continente, compartir lo poco que tenemos y que el Señor nos dé mas amor reflejado en el aubuni amuru nuni para este 2023”.
En unión con el pueblo trabajador
Desde la Pastoral del mundo del trabajo, uno de sus más insignes representantes, monseñor Reginaldo Andrietta, obispo de Jales (Brasil), ha expresado sus deseos al pueblo trabajador en esta Navidad.
Ha pedido al Niño Jesús “una renovada consciencia de que anunciamos a Cristo, Verbo encarnado en la condición de trabajador (cf. Fl 2,6-8), realidad desde la cual somos testigos de la vida en abundancia (cf. Jo 10,10) que él comunica por nuestras acciones liberadoras y humanizadoras; misión evangelizadora (cf. Lc 4,18-19) que él nos confió”.
“Cristo asumió hasta el fin esa obra que el Padre le entregó (cf. Jo 17,4). ¡Seamos, también, fieles en esta misión, dilatando con permanente alegría navideña su Reino de justicia, fraternidad y paz! ¡Feliz Navidad!”, sostuvo.
Catequistas desde el silencio del corazón
El sacerdote colombiano Manuel Jiménez, integrante y fundador del Laboratorio de Catequesis del Celam, invita que en medio de estas celebraciones, cuando “son muchos los mensajes y palabras que enviamos y nos llegan en cada Navidad” es tiempo de hacer una pausa.
Explica que “como expresión de gozo es necesario el silencio interior, el que brota del corazón. Tantas acciones y expresiones externas nos pueden hacer olvidar o alejarnos de lo esencial”.
De ahí “la necesidad del silencio del corazón, el auténtico. Ya lo dice el libro del principito: Lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve con el corazón. Feliz Navidad”.
El valor del perdón
Desde la Pastoral Penitenciaria de América Latina y el Caribe, el padre Eliécer Montáñez Grimaldos, director Nacional Pastoral Justicia y Libertad de la Conferencia Episcopal de Colombia, nos invita a recordar que “somos peregrinos de la esperanza, anunciando la entrañable misericordia de nuestro Dios” (Cf. Lc 1, 76 – 79)”.
En tanto, agradece a los agentes de pastoral penitenciaria que se encuentran “en las cárceles, cuidando y acompañando a la población privada de la libertad y a sus familias, con un corazón humilde y agradecido, capaz de reconocer el valor del perdón y la reconciliación, como artesanos de la paz”.
Para el sacerdote es clave seguir “fortaleciendo nuestras redes de apoyo y voluntariado en el ámbito penitenciario y carcelario, suscitando en las parroquias el compromiso bautismal, como discípulos y misioneros de Jesucristo”.
La fragilidad del niño por nacer
Elizabeth Bunster Chacón, asesora de la Comisión Vida del Celam, envía su saludo de Navidad a la pastoral Vida y acompañamiento post-aborto de toda América Latina y el Caribe.
Esta laica chilena recuerda que “el Niño que nace siembre el Espíritu de Amor en los corazones y que aliente a acompañar la fragilidad del niño en el vientre materno y dar el apoyo a las embarazadas en dificultades para salir adelante con sus hijos”.
Así también que la presencia “Divina de Nuestro Señor Jesús, que todo lo hace nuevo, nos revista como discípulos misioneros de la misericordia y la esperanza frente a las personas que sufren las graves heridas por el duelo de un hijo no nacido. ¡Feliz y bendecida Navidad!”.
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