“No teman, les traigo una buena noticia que será causa de gran alegría para todo el pueblo”, con esta cita bíblica de Lucas en el capítulo dos versículos 10 y 11, la Conferencia Venezolana de Religiosas y Religiosos (Conver), comparten un saludo navideño. Una invitación a celebrar el nacimiento de Jesús y a mirar de frente la realidad del pueblo venezolano, en un contexto de clamores, dolores y desesperanzas, donde todos son convocados a ser “ser signo profético de esperanza”.
Portadores de esperanza
“En medio de tantas sombras, somos invitados a ser luz, a vivir con la certeza de que, aunque las adversidades a veces sean grandes, la presencia de Dios sigue siendo nuestra fuerza”, remarca el mensaje de la vida consagrada en Venezuela.
La Navidad recuerda que, al igual que los pastores, estamos llamados a responder con prontitud al anuncio del Salvador: “No teman, les traigo una buena noticia que será causa de gran alegría para todo el pueblo: hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es el Mesías, el Señor” (Lucas 2,10-11). Este mensaje, que es una invitación a los pastores, es el fundamento de nuestra esperanza: el Señor ha venido al mundo para salvarnos”.
Así también, el mensaje es un recordatorio a quienes consagran su vida al servicio de Dios y de los demás a ser “portadores de esa esperanza”: “Sabemos que el nacimiento de Jesús sigue siendo la luz que ilumina nuestro camino. Como vida consagrada somos portadores de esa esperanza, y como los pastores, que, al recibir el anuncio, queremos ir presurosos a ver al Niño”.
Tiempo de paz y reconciliación
“La Navidad también es un tiempo de paz, sabemos que la paz es un don de Dios, un anhelo de toda la humanidad, y en este momento nos toca ser sembradores de esa paz anhelada, construir puentes y sanar heridas”, señala el documento de los religiosos, que recuerda que este tiempo de celebración es un tiempo para la paz y la reconciliación, que son “caminos para sanar tensiones, divisiones y heridas de nuestra historia. Es así como Venezuela caminará hacia un futuro de paz verdadera”, afirman.
El mensaje invita a la vida consagrada a ser un “testimonio constante de que, aunque el dolor sea grande, la luz de Cristo nunca nos abandona y su justicia, paz y reconciliación son posibles en cada rincón de nuestra tierra”.
En la misiva, destaca que el próximo año 2025 trae consigo el Jubileo de la Esperanza, “un tiempo especial para renovar nuestra fe y esperanza en Cristo”, y es también una llamada a vivir este jubileo seguros de que “la esperanza no defrauda”, como dice Pablo en su carta a los Romanos: “Caminemos juntos hacia un nuevo año que sea de renovación, de perdón y reconciliación, impulsándonos a continuar nuestra misión con valentía y amor”, concluye el mensaje deseando que la bendición del Señor y la esperanza de María Madre fortalezcan la misión.
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