Por Cecilia Di Lascio / Profesora del Diplomado: Ejes de la Doctrina Social de la Iglesia
Uno de los hallazgos más importantes de la ciencia ha sido el descubrimiento del código genético como ese vínculo esencial de comunicación de identidad y vida. En este momento de la humanidad, signado por una disolvencia de las identidades y la necesidad imperiosa de encuentro entre diversidades, necesitamos encontrar motivaciones profundas para una elección no solo fundamental, sino creadora de impulsos de vida capaz de responder a la cultura de la muerte y la indiferencia.
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¿Puede ser el cristianismo esa motivación existencial para encontrar, en las circunstancias y en las personas, la bondad constitutiva de la realidad, desplegándose a pesar de la bruma que los intereses individualistas y materialistas ocultan?
Esa es la esencia del Magisterio Social de la Iglesia, un anuncio del camino recorrido, compartido, por quienes han hecho de la Encarnación del Verbo el motor para construir relaciones de diálogo, solidaridad e integración en favor de la paz y la convivencia digna de todo ser humano.
Un oído en el Evangelio
El Magisterio Eclesial es la síntesis maravillosa del camino de la comunidad cristiana que, nutrida de las Escrituras y guiada por el Espíritu Santo, vive comprendiendo nuevos modos de servicio, de compromiso con la justicia y la fraternidad, y los vuelve testimonio y anuncio.
Las tradiciones academicistas privilegian los análisis conceptuales; la Doctrina Social de la Iglesia, en cambio, lee en la vida de los pueblos el eco de la Palabra y la vuelve acción, en pastores y laicos, pero siempre en comunidades de vida y compromiso.
Esa vida es el corazón de la Doctrina que tiene la riqueza de valores inmutables y la humildad de comprender cada vez la realidad iluminada por el Kerygma: “Un oído en el Evangelio y otro en el Pueblo”, decía Mons. Enrique Angelelli, mártir en su servicio a los pobres. Conocerla es encontrar en la vida y pensamiento de toda la Iglesia, en su historia, en sentidos nuevos para despertar de la ideologización de los intereses de los poderosos.
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