Si bien el Sínodo concluirá en octubre de 2024, habiendo ya finalizado la primera sesión de octubre de 2023 estamos en condiciones de plantearnos este interrogante: ¿qué le deja el Sínodo a la catequesis? El capítulo 3 de la síntesis elaborada a lo largo de esta primera sesión por los padres y madres sinodales aborda, específicamente, la cuestión catequética desde la lógica catecumenal, es decir desde el paradigma de la catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana. No podía ser de otro modo.
Este Sínodo quiere llegar a todos: a los que viven en la periferia de todo abandono, a los que nunca recibieron el anuncio, a los indiferentes, a los que creen sin sentirse parte, a los que piensan y creen diferente, a los que nunca estuvieron y también a aquellos que se alejaron por enojo o por dolor.
Y la catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana, tanto a través del catecumenado en sentido estricto (para quienes no han recibido el Bautismo) como a través de la catequesis de inspiración catecumenal (para quienes ya lo han recibido y no lo viven en plenitud), en ambos casos ella busca suscitar el encuentro con la persona de Cristo.
No se trata simplemente de una catequesis presacramental, sino de un camino en el cual los catecúmenos se van haciendo discípulos de Jesús. El catecumenado, en cualquiera de sus formas, tiene una naturaleza misionera.
¿Qué le deja el Sínodo a la catequesis?
El proceso recorrido hasta ahora en el Sínodo de la Sinodalidad nos acercó, también, un método que puede ayudarnos en el discernimiento: la conversación en el Espíritu.
La catequesis es una acción espiritual cuyo protagonista es el Espíritu del Señor quien, más allá de cualquier método o estrategia, es quien puede llevarnos hacia el corazón del Misterio y ponernos en íntima comunión con Jesús.
El Directorio ‘2020 lo dice con toda claridad: “se reafirma la plena confianza en el Espíritu Santo, que está presente y actúa en la Iglesia, en el mundo y en el corazón de las personas. Esta convicción da a la tarea catequética una nota de alegría, de serenidad y de responsabilidad…La Iglesia, misterio de comunión, guiada por el Espíritu Santo, genera una vida nueva. Con esta mirada de fe se reafirma el rol de la comunidad cristiana como lugar propio de la generación y maduración de la vida cristiana…El proceso de la evangelización junto con el de la catequesis, constituyen una acción espiritual…”
La conversación en el Espíritu se centra en la calidad de la capacidad de escucha, así como en la calidad de las palabras pronunciadas. Esto significa prestar atención a los movimientos espirituales en uno mismo y en la otra persona durante la conversación, lo que requiere estar atento a algo más que a las palabras expresadas.
Esta cualidad de la atención es un acto de respeto, acogida y hospitalidad hacia los demás tal y como son… La conversación en el Espíritu se centra en la persona a la que escuchamos, en nosotros mismos y en lo que experimentamos a nivel espiritual.
Discernir la catequesis
En la profunda relación entre sinodalidad y catequesis, descubrimos el llamado a “discernir la catequesis.” Pensar y discernir. Ambas acciones pueden estar orientadas a la misma finalidad: una catequesis más fecunda y fundamentada.
Ahora bien, mientras “pensar la catequesis” alude a una acción intelectual que puede eventualmente realizarse en soledad, “discernir la catequesis” implica ponerse en la presencia del Espíritu y dejar que Él actúe y se haga escuchar, sobre todo, en los otros participantes de la comunidad discerniente.
El discernimiento comunitario implica escucha y diálogo. Tiene que ver más con la búsqueda de aquello que agrada a Dios que con una opinión mayoritaria. Por eso, lo que cada hermano ve y propone no es una opinión más sino una propuesta desde la experiencia de Dios y desde las urgencias del Reino.
El Espíritu Santo, contando con el espacio para actuar, es capaz de unir las mentes y los corazones en una respuesta común. Las posibilidades de humanización personal y de liberación integral para los más desfavorecidos, vivido con paz y alegría en el corazón, aseguran que lo elegido es voluntad de Dios.
¡Cuántos puntos de contacto entre la catequesis y la conversación en el Espíritu! ¡Cuánta fecundidad ganarían nuestros encuentros si le hacemos lugar al Espíritu! La pregunta fundamental es: ¿qué está pasando en la otra persona y en mí, y cómo está actuando el Señor al respecto?
Este “discernimiento de la catequesis” puede ocurrir tanto en los grupos de catequesis como en los equipos de catequistas, incluso a nivel diocesano y nacional y en los ámbitos catequéticos más académicos.
Por eso, en este tiempo de Sínodo avanzamos de “pensar a discernir la catequesis,” puesto que los procesos de reflexión y de investigación superan la mera especulación para contribuir siempre al encuentro con el Misterio en una Iglesia que peregrina.
Un encuentro transformador
Un encuentro en el que se manifestó el compromiso y la decidida opción por la formación reunió a 280 catequistas durante la jornada del 22 de noviembre y a 250 en la sesión del 23 de noviembre. Todos ellos catequistas de Latinoamérica y el Caribe.
El Curso-Taller de Catequesis y Sinodalidad se llevó a cabo a través de la plataforma Zoom del Cebitepal/Celam. El P. Omar Osiris y yo, ambos miembros del equipo coordinador del Laboratorio Catequístico animamos esta experiencia formativa.
Ella contó con la participación de catequistas provenientes de quince países pertenecientes a las 22 Conferencias Episcopales que integran el Celam. Cabe resaltar que la convocatoria en torno a los siguientes objetivos y propósitos, se gestó exclusivamente a través de las redes sociales:
- Descubrir las ideas configuradoras de una Iglesia sinodal en el informe de síntesis de la primera sesión del Sínodo “Una Iglesia sinodal en misión”.Señalar las relaciones entre catequesis y sinodalidad.
- Expresar las implicancias favorecedoras del nuevo paradigma catequético en la Iglesia sinodal.
- Presentar la naturaleza, la finalidad y las actitudes requeridas en el método de la “conversación en el Espíritu.”
- Señalar puntos de contacto entre la catequesis como “laboratorio de diálogo” y la “conversación en el Espíritu.”
- La identidad del catequista latinoamericano y caribeño se erigió como protagonista, destacándose su habilidad para interrogarse ante las diversas situaciones que se plantean en su servicio catequístico.
La iniciativa propia para configurar itinerarios formativos, contribuyendo así a su desarrollo en el ministerio eclesial, posiciona al catequista como un agente responsable y proactivo que toma la iniciativa por mantenerse actualizado en su servicio.
Durante las dos jornadas, los catequistas no sólo fueron testigos pasivos de las presentaciones de ambos expositores, sino que también participaron activamente en un chat continuo, planteando preguntas y reflexiones que enriquecieron las discusiones.
Muchos de estos catequistas se prepararon previamente trabajando con el informe de síntesis de la primera sesión del Sínodo e interviniendo en un foro de intercambio, fomentándose así una participación más sólida.
En un kairós de esperanza sinodal
Finalmente, ante la destacada respuesta en las inscripciones y ante los requerimientos expresados por los participantes, surgió la propuesta de constituir una red de catequistas latinoamericanos y caribeños.
Esta red, más allá de ser un canal de comunicación e información para mantenerse actualizados, busca ser un apoyo vital para acompañar a la comunidad de catequistas que, en zonas alejadas o desfavorecidas, no tienen acceso a centros de formación.
En un fecundo escenario en el que prima la diversidad, se suman también los catequistas de zonas urbanas que tienen más acceso a los centros formativos. En unos y en otros hay una manifiesta valoración por los nuevos espacios formativos.
En la red ellos se intuyen a sí mismos como protagonistas de sus procesos formativos y como diseñadores de sus propios itinerarios. En la red todos pueden aprender de todos, no hay jerarquías ni mandatos, sino la común búsqueda de una pertinente y significativa formación permanente.
Las conexiones se realizan a través de encuentros sincrónicos en la plataforma de zoom, a través de vivos, publicaciones y comentarios en el grupo de facebook denominado Red – Cat (que hoy cuenta con más de 7000 miembros), a través del foro activo denominado “Catequesis y Sinodalidad,” a través de la página de Instagram denominada Catequistas 2023 y a través de dos grupos de Whatsapps, que suman casi a 2000 catequistas.
La propuesta es clara: «caminando juntos», intercambiando experiencias y formándose no sólo en el conocimiento teórico, sino también en las prácticas de la catequesis. Así, se busca hacer cercano lo distante, llegar a las periferias existenciales y tejer redes de vínculos, en sintonía con el llamado del Papa Francisco a una Iglesia en salida, dispuesta a ser un hospital de campaña que samaritanea en el camino de la evangelización.
Éste es el tiempo oportuno, recorriendo un Sínodo que es tiempo de primavera, tiempo de esperanza, tiempo de nacimiento. Podemos empezar a construir una red. “Son necesarios los tejedores de redes, es decir, gente que dedique tiempo y esfuerzos a abrir espacios comunes de colaboración con otros individuos y entidades.
Ser tejedor de redes requiere tesón y esperanza, pues todo diálogo y toda colaboración suponen una dedicación añadida al trajín de cada día; suponen apertura al otro valorando su identidad y estilo, requieren creatividad y tiempo para poner en marcha formas nuevas de trabajo común.”
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