En la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, ADN CELAM tuvo la oportunidad de dialogar con Mons. Ubaldo Ramón Santana Sequera, arzobispo emérito de Maracaibo y actual vicario general de la Diócesis de Petare en Venezuela.
Mons. Santana compartió una reflexión sobre los desafíos y avances del ecumenismo en Venezuela, ya que, esta jornada anual reúne a distintas confesiones cristianas y fomenta acciones para promover la unidad y el diálogo en medio de una realidad social compleja.
A través de esta entrevista, Mons. Santana toma temas como la organización de las actividades ecuménicas, las iniciativas dirigidas a jóvenes y comunidades marginadas, y la relevancia del mensaje de unidad cristiana en un país que anhela reconciliación. Además, reflexiona sobre la riqueza espiritual del ecumenismo como gracia divina, recordando que la verdadera unidad es una vocación que todos los cristianos compartimos.
“¿Crees esto?”
PREGUNTA: ¿Cómo se está organizando la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en Venezuela este año?
RESPUESTA: Aquí en Venezuela el Octavario de oración por la unidad (SOXUC) se organiza a partir del guion propuesto por la Comisión internacional encargada cada año de elaborarlo.
Este año concretamente nos atenemos al material presentado por la Comunidad monástica de Bose en torno al tema: “¿Crees esto?” tomado del diálogo que Jesús sostuvo con Marta, previo a la resurrección de Lázaro (Jn 11,26).
Lo consideramos muy cónsono con la conmemoración de los 1700 años del Concilio ecuménico de Nicea en el que se estableció algunos artículos fundamentales de la Profesión de fe, particularmente la divinidad de Jesucristo, que es común a todas las confesiones cristianas.
Iniciativas Nacionales
P.: ¿Qué iniciativas o eventos destacaría que se realizarán a nivel nacional o local?
R.: La gran mayoría de los programas son vespertinos y se llevan a cabo de forma rotativa en los distintos lugares de culto de cada confesión.
Los actos de apertura y de clausura suelen contar con mayor asistencia y la presencia de los obispos, ministros, sacerdotes, seminaristas y formandos religiosos. Además de los ministros asisten fieles delegados de las respectivas comunidades.
Después del momento celebrativo, siguiendo la propuesta del guion o con esquemas oracionales propios como por ejemplo la recitación de una de las horas del Oficio Divino. se realiza un compartir fraterno que da pie al encuentro, al conocimiento mutuo y al surgimiento de propuestas para encuentros a lo largo del año.
Sinodalidad misionera y evangelizadora
La SOXUC se viene celebrando en Caracas en la modalidad descrita, una celebración cada día en una Iglesia diferente, desde el año 1997. Y se han mantenido desde entonces excepto en dos ocasiones: en el 2000 por la tragedia del deslave en el estado Vargas y en los años 2021 y 2022 por la pandemia del coronavirus. En el 2001 se creó el Consejo de Iglesias históricas de Caracas con Estatutos propios aprobados por el Pontificio Consejo (ahora Dicasterio) para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Desde entonces la Secretaría de este Consejo auspicia y coordina la celebración del Octavario.
Existe también en Caracas otra iniciativa promovida por el Movimiento de los Focolares, Movimiento que tiene como carisma la promoción de la unidad de los cristianos. Se programan encuentros periódicos y convivencias a lo largo del año tanto presenciales como virtuales de alcance internacional en los que participan confesiones cristianas históricas y denominaciones cristianas evangélicas más recientes. Está abierto a la participación de eventos presenciales organizados por la Secretaría de Obispos amigos del Movimiento y en el que intervienen una amplia gama de Iglesias, Confesiones y Agrupaciones cristianas de distintas partes del mundo. Este año las temáticas de estudio e intercambios toman en cuenta la conmemoración de los 1700 años del Concilio de Nicea.
Otras Iglesias locales, como por ejemplo en Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Barcelona cuentan con iniciativas y agrupaciones propias en las que participan además de las Iglesias históricas, denominaciones más recientes como las comunidades evangélicas particularmente las pentecostales. No hay duda de que se está manifestando un creciente interés en materia ecuménica que permite ver con esperanza la toma de conciencia de su importancia vital para avanzar en sinodalidad misionera y evangelizadora.
Comunidades cristianas ecuménicas
P.: ¿Qué comunidades cristianas están involucradas en las actividades ecuménicas?
R.: Desde un inicio en Caracas, han estado participando las comunidades cristianas históricas presentes en el país, es decir las tres Iglesias ortodoxas respectivamente de tradición griega, antioquena y rumana, la Iglesia Episcopal anglicana, la Iglesia Presbiteriana y la Iglesia reformada luterana.
En cuanto a la Iglesia católica, además de las diócesis reseñadas hay que mencionar las Iglesias de rito oriental: El Exarcado apostólico greco-melquita, la Orden Libanesa maronita, el Exarcado apostólico siriaco-católico.
En años anteriores participaron otras iglesias ortodoxas de rito oriental que hoy ya no cuentan con representaciones locales y solo son atendidas por Exarcas Visitadores.
Desafíos que enfrenta el ecumenismo en Venezuela
P.: ¿Qué desafíos enfrenta el ecumenismo en el país y cómo se abordan durante esta semana?
R.: Más allá de las experiencias personales y locales, fue en el Concilio Plenario de Venezuela que se llevó a cabo del 2000 al 2006 tras cuatro años de preparación que se abordó la reflexión sobre el tema del ecumenismo. El tema se aborda en uno de los 16 Documentos conciliares que lleva por título “Ecumenismo y Diálogo interreligioso”. El documento consta como todos los demás de tres partes siguiendo la metodología del ver- juzgar-actuar y consta de 67 números. Su principal fuente de inspiración son la Encíclica “Ecclesiam suam” (1964) de S. Pablo VI y la Declaración conciliar “Unitatis Redintegratio” (UR).
El documento reseña entre los principales obstáculos al ecumenismo por parte de los católicos la falta de formación en ecumenismo, la poca difusión entre los fieles del Octavario de Oración por la unidad, débil sentido de identidad, desconocimiento y desconfianza mutuos, viejos resabios que obstaculizan el mutuo conocimiento y respeto, basados más en los aspectos doctrinales que nos oponen o separan que en aquellos que nos unen. Hay que reconocer que han ido apareciendo en las últimas décadas nuevas agrupaciones independientes, no denominacionales que mantienen fuertes posturas críticas hacia las Iglesias históricas y son reacias a entrar en diálogo con ellas.
El Documento estableció varias orientaciones pastorales. Vale la pena destacar entre otras la designación en cada diócesis de un delegado para el Ecumenismo, la promoción de una adecuada formación en el diálogo ecuménico en parroquias, comunidades religiosas, universidades católicas y seminarios, la inclusión del diálogo ecuménico en los itinerarios de iniciación cristiana, celebración anual en todas las instancias y niveles eclesiales del octavario de oración por la unidad, promoción de iniciativas sociales conjuntas como valioso testimonio de la fraterna solidaridad ecuménica, la publicación de un directorio sobre el Ecumenismo. Hay que reconocer que gran parte de estas propuestas aún no han sido plenamente asumidas.
Se promueve la paz, la reconciliación y la convivencia
P.: ¿Existen esfuerzos específicos para involucrar a jóvenes y comunidades marginadas en las actividades de la Semana de Oración?
R.: No son muy numerosas, pero si son significativas. Varias Iglesias por ejemplo se han unido para llevar adelante un programa oracional que se llama “Ora Platabanda” (nombre que se le da a los techos de cemento de las casas). Se lleva a cabo desde los techos, en los sectores populares de las ciudades con la finalidad de promover la paz, la reconciliación y la convivencia entre los pobladores. Para darle la mayor resonancia y alcance posible se utiliza la megafonía.
Tanto en esta iniciativa ecuménica popular como en las reseñadas más arriba se hace una invitación a las comunidades juveniles para que se incorporen, formen parte de los distintos programas y se interesen por el alcance religioso y social de la Semana de Oración.
El Centro de laicos, familia y juventud del Secretariado Permanente del Episcopado Venezolano se difunden imágenes que circulan en las redes sociales buscando captar el interés de las nuevas generaciones.
Un país más unido y fraterno
P.: ¿Qué relevancia tiene el tema de este año para la realidad social y religiosa de Venezuela?
R.: El tema propuesto para este año, ¿Crees esto? tiene sin duda una gran relevancia porque a partir de la conmemoración del primer concilio ecuménico de Nicea nos lleva a tomar consciencia de nuestras raíces fundacionales comunes y a darle una nueva y más significativa valoración a la Profesión de fe que en ese concilió se formuló.
Más allá del ámbito estrictamente ecuménico la conmemoración de Nicea reviste una enorme importancia y debe dar pie para que lo estudiemos con detenimiento, nos fijemos como se expresa y se vive la fe en nuestras iglesias locales y que aporte estamos dando desde nuestras comunidades en la construcción de un país más unido, más fraterno, más solidario y convivencial.
Unidad y fraternidad para Venezuela
P.: ¿Cómo se articula el mensaje de unidad cristiana con las necesidades sociales y espirituales actuales del país?
R.: La geografía religiosa de Venezuela se ha diversificado enormemente en estas dos décadas del siglo XXI. No podemos seguir cultivando una mentalidad de que los católicos somos la mayoría predominante en el país. Son muchas las diversas religiones, confesiones y denominaciones que están presente entre nosotros. Contamos con una presencia creciente de comunidades evangélicas en los barrios, las zonas rurales y entre los pueblos indígenas.
Es evidente que no podremos avanzar ni progresar como país ni dar buen testimonio de nuestra fe si no somos capaces de tomar consciencia de este nuevo panorama religioso y aprendemos a abrimos a una mentalidad de diálogo, de trabajo conjunto, buscando los puntos de anclaje que favorezcan la construcción de un país donde todos tengan posibilidad de vivir, de creer y de esperar.
No podemos ignorar las potencialidades de la religiosidad natural de nuestros pueblos para influir en los cambios que se quieren llevar a cabo en nuestro país. Los factores políticos y de poder intentan por su lado capitalizar y encauzar estas fuerzas para sus propios intereses electorales, culturales y económicos provocando confrontaciones y divisiones entre las confesiones religiosas y al interior de cada una. De allí la importancia de promover la unidad y la fraternidad para contrarrestar estos intentos de manipulación.
El ecumenismo de la vida y la caridad
P.: ¿Qué experiencias o testimonios locales puede compartir sobre frutos concretos del trabajo ecuménico en Venezuela?
R.: Las experiencias que se están llevando a cabo tanto en Caracas como en Maracaibo ya han abierto sus propios caminos. Las circunstancias particularmente difíciles que se viven en el país desde finales del siglo pasado no han favorecido que cada una de ellas desembocara en iniciativas o programas más concretos y estables en el campo formativo y socio-caritativo. Hasta ahora las experiencias han sido fundamentalmente oracionales y convivenciales y han girado casi todas en torno a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
Vale la pena sin embargo destacar una Jornada de convivencia y estudio que llevó a cabo los integrantes del Grupo ecuménico “Todos Uno”, en el que participan miembros de Iglesias históricas y otras denominaciones más recientes, de Caracas, Los Teques, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo. La Jornada tenía por objetivo primordial ver de qué manera nos podíamos unir a la propuesta proveniente del pastor suizo Oliver Fleury para celebrar juntos en la Pascua de 2033 los 2000 años del acontecimiento redentor de Nuestro Señor Jesucristo. La Jornada ofreció espacios para compartir el video en la web oficial www.jc2033.world/es/ orar juntos, compartir inquietudes propuestas e intercambiar para los próximos pasos.
Estamos conscientes de que nos queda aún mucho camino por recorrer, pero el trayecto andado hasta ahora se mantiene fiel en su propósito de vivir más a fondo el ecumenismo de la vida y de la caridad con la esperanza firme de contribuir para que acontezca la gracia de la unidad plena.
El ecumenismo es gracia divina
El camino personal realizado a lo largo de tantos años en el campo del diálogo ecuménico me ha llevado a la convicción de que el ecumenismo no es una mera acción humana, un acto de buena voluntad de las diferentes confesiones eclesiales para interrelacionarse, conocerse y convivir en el respeto mutuo.
Estos aspectos son sin duda preliminares e importantes, pero allí no está su centro medular. El ecumenismo es una gracia divina que hay que buscar reclinándose como el apóstol Juan sobre el pecho de Jesús. Es un asunto de amor apasionado que nos lleve a cada uno vernos envueltos, involucrados en la oración del Señor: “Que todos sean uno como tú, Padre, y yo somos uno”.
Si llevamos dentro de nosotros esta pasión por la Unidad, avanzaremos por ese camino a golpe de actos de amor.
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