En un discurso histórico ante los líderes del G7, el 14 de junio de 2024, el Papa Francisco abordó uno de los temas más urgentes (y preocupantes) de nuestro tiempo: la inteligencia artificial (IA).
Desde un enfoque humanista y ético, a la luz de su magisterio, el Santo Padre ha advertido en diferentes ocasiones sobre los riesgos de esta tecnología y subrayó la necesidad de que esté siempre al servicio de la dignidad humana y el bien común.
ADN Celam recoge las 12 frases más impactantes a partir del Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz (2024), Discurso ante el G7 (2024) y su nota Antiqua et nova (2025), acompañadas de interpretaciones y ejemplos que invitan a la reflexión, desde una perspectiva de fe abierta a todos, a 12 años de su pontificado.
1. “La inteligencia artificial debe ser un instrumento al servicio de la humanidad y no un fin en sí mismo”
La tecnología no debe convertirse en un poder autónomo que domine nuestras vidas. Un ejemplo claro es el uso de la IA en la medicina: mientras que los algoritmos pueden ayudar a diagnosticar enfermedades, la decisión final y el cuidado del paciente deben estar en manos de profesionales que comprendan el valor único de cada vida humana.
Sin embargo, existe el riesgo de que la fascinación por la tecnología nos lleve a delegar decisiones críticas a sistemas automatizados, perdiendo de vista el contexto humano. La IA debe ser una herramienta que amplíe nuestras capacidades, no que reemplace nuestra responsabilidad ética y moral. Su desarrollo debe estar guiado por el principio de que la tecnología existe para servir a las personas, y no al revés.
2. “Su desarrollo y uso deben respetar incondicionalmente la dignidad de la persona humana”
La IA no puede ser utilizada para manipular, controlar o degradar a las personas. Por ejemplo, en el ámbito laboral, los sistemas de vigilancia basados en IA no deben tratar a los trabajadores como meros recursos, sino respetar su privacidad y dignidad.
Además, en áreas como la publicidad y el marketing, la IA no debe explotar las vulnerabilidades psicológicas de las personas para manipular su comportamiento. La dignidad humana exige que la tecnología se utilice de manera que promueva la autonomía, la libertad y el bienestar integral de las personas, sin caer en prácticas que las cosifiquen o las reduzcan a simples fuentes de datos.
3. “Corremos el riesgo de que la inteligencia artificial deshumanice nuestras sociedades”
Sin regulación, la IA podría reducir a las personas a meros datos o algoritmos. Un ejemplo preocupante es el uso de algoritmos en redes sociales que polarizan a la sociedad, fomentando el odio y la división en lugar del diálogo y la comprensión mutua.
Esta deshumanización también se manifiesta en sistemas de atención al cliente automatizados que carecen de empatía, dejando a las personas frustradas y sin respuestas reales. Para evitar esto, es crucial que la IA se diseñe con un enfoque centrado en el ser humano, donde la tecnología fomente la conexión, la empatía y la colaboración, en lugar de aislarnos o dividirnos.
4. “La tecnología no debe reemplazar el encuentro humano ni la compasión”
Por más avanzada que sea la IA, nunca podrá sustituir la empatía y el contacto personal. En el ámbito educativo, verbigracia, los profesores no pueden ser reemplazados por sistemas automatizados, ya que la enseñanza requiere de una conexión humana que inspire y motive a los estudiantes.
En el ámbito de la salud mental, los chatbots pueden ofrecer apoyo inicial, pero no pueden reemplazar la relación terapéutica entre un paciente y un profesional.
La compasión, el entendimiento y la capacidad de escuchar son cualidades intrínsecamente humanas que la tecnología no puede replicar. La IA debe complementar, no sustituir, las interacciones humanas que dan sentido y profundidad a nuestras vidas.
5. “Es urgente establecer un marco ético global que regule el desarrollo y uso de la inteligencia artificial”
Los líderes mundiales deben crear normas que garanticen que la IA sirva al bien común en colaboración con expertos en tecnología, ética y derechos humanos.
Si bien los algoritmos pueden agilizar procesos y ofrecer aparente objetividad, también corren el riesgo de perpetuar y amplificar sesgos raciales, sociales o económicos preexistentes. Por ello, es fundamental que estos sistemas sean transparentes, auditables y diseñados con principios éticos que prioricen la equidad y la inclusión.
6. “La inteligencia artificial debe promover la justicia social, no profundizar las desigualdades”
La IA no debe beneficiar solo a unos pocos. Por ejemplo, en el acceso a la educación, las plataformas de aprendizaje basadas en IA deben estar disponibles para todos, especialmente para las comunidades más desfavorecidas, y no solo para quienes puedan pagarlas.
Un caso específico fue la incursión de Deepseek – de origen chino – que permite el acceso a todos de manera gratuita y con altos estándares de calidad.
7. “No podemos permitir que las decisiones importantes queden en manos de algoritmos opacos”
La falta de transparencia en algunos sistemas de IA es un problema grave. En el ámbito financiero, los algoritmos deciden quién recibe un préstamo sin establecer parámetros claros y justos, lo que puede perpetuar discriminaciones basadas en raza, género o condición social. Esto no solo afecta a individuos, sino que también profundiza las desigualdades estructurales.
La opacidad en la IA no solo erosiona la confianza pública, sino que también puede llevar a decisiones injustas que afecten vidas enteras. La transparencia debe ser un principio irrenunciable en el desarrollo de cualquier sistema de IA.
8. »La tecnología debe ser una herramienta para potenciar nuestras capacidades, no para limitarlas»
La IA debe empoderar a las personas, no convertirse en un obstáculo. En el trabajo, por ejemplo, los robots y sistemas automatizados deben complementar las habilidades humanas, no reemplazar puestos de trabajo sin considerar el impacto social. La automatización debe ser una oportunidad para liberar a las personas de tareas repetitivas y permitirles enfocarse en labores creativas y estratégicas.
Sin embargo, esto requiere políticas que aseguren la formación y adaptación de los trabajadores a nuevas realidades laborales. La tecnología debe ser un aliado en la construcción de un futuro donde el trabajo humano sea más significativo y menos explotador.
9. »La inteligencia artificial debe estar al servicio de los más vulnerables»
La tecnología debe mejorar la vida de los pobres, los migrantes y los marginados. Un ejemplo inspirador es el uso de la IA para predecir y mitigar desastres naturales en comunidades vulnerables, salvando vidas y protegiendo hogares. También APP con información sobre rutas seguras para migrar como lo han hecho la Red Eclesial Clamor y Cáritas Latinoamérica.
No obstante, esto solo será posible si se prioriza el acceso equitativo a estas herramientas. La IA también puede usarse para mejorar el acceso a la educación, la salud y los servicios básicos en regiones desfavorecidas. Pero para ello, es necesario un compromiso global que evite que la brecha digital se convierta en otra forma de exclusión.
10. »No podemos dejar que el progreso tecnológico avance sin un horizonte ético claro»
Sin valores, el avance tecnológico puede convertirse en una amenaza. En este sentido, el desarrollo de armas autónomas basadas en IA plantea serias cuestiones éticas sobre la responsabilidad y el respeto por la vida humana. Estas tecnologías podrían deshumanizar la guerra y aumentar su letalidad.
Es urgente establecer límites claros y acuerdos internacionales que prohíban el uso de la IA con fines destructivos. La ética no puede ser un añadido, sino el núcleo de cualquier desarrollo tecnológico, asegurando que este sirva para proteger y no para destruir.
11. »La inteligencia artificial debe ser un puente, no un muro, entre las personas»
La tecnología debe fomentar la unidad y el diálogo. Un ejemplo claro es el uso de plataformas digitales para conectar a personas de diferentes culturas y promover el entendimiento mutuo, en lugar de fomentar la polarización, aunque esto requiere un diseño consciente que evite algoritmos que prioricen contenidos extremistas o desinformación como ocurrió en Myanmar que los sistemas de Facebook promovieron la violencia contra la población rohinyá
La IA debe ser utilizada para construir comunidades más inclusivas y solidarias, donde la diversidad sea vista como una fortaleza y no como una amenaza. Solo así podrá cumplir su potencial como herramienta de unión.
12. »El futuro de la humanidad depende de cómo usemos la inteligencia artificial»
Las decisiones de hoy moldearán el mundo del mañana. Sin duda, la inversión en IA para combatir el cambio climático, como sistemas que optimizan el uso de energía, puede ser crucial para garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones, pero, ello requiere un enfoque integral que combine innovación con responsabilidad ambiental.
El futuro no está escrito, y la IA puede ser una herramienta poderosa para resolver los grandes desafíos de la humanidad. En un mundo cada vez más dominado por la tecnología, las palabras del Papa son un recordatorio de que el progreso tecnológico debe ir de la mano con el progreso humano. La inteligencia artificial, si se usa con sabiduría y ética, puede ser una herramienta poderosa para construir un futuro más justo y solidario.
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