Uno de los temas centrales de la XIX Asamblea General Ordinaria de la Organización de Universidades Católicas de América Latina (ODUCAL) celebrada en Guadalajara (México), entre el 8 y 10 de junio, ha sido el proceso sinodal.
El itinerario propuesto para el Sínodo de la Sinodalidad, que inició en octubre de 2021 y se extenderá hasta octubre de 2023, ha suscitado la reflexión entre los más de 100 rectores de Instituciones de Educación Superior del continente que se reunieron en la sede de la UNIVA, a los que se sumaron varias decenas a través la virtualidad.
Para profundizar en esta temática, el Padre José Marcos Castellón Pérez, doctor en teología y catedrático del Seminario Mayor de Guadalajara, ha disertado sobre “la sinodalidad en un mundo pluricultural”.
Tres vertientes
“La sinodalidad, actitud eclesial tan necesaria en el contexto de una realidad pluricultural, es una expresión concreta y elocuente de la espiritualidad de comunión”, afirmó el sacerdote mexicano, subrayando que más allá de la Iglesia “la sinodalidad tiene una triple vertiente: la sinergia en la búsqueda de la unidad y la paz por medio del ecumenismo y del diálogo interreligioso, la capacidad de comprender los anhelos más profundos de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo, expresados en la cultura, y el diálogo constructivo con todas las fuerzas sociales en vistas a la edificación de una sociedad más justa y en paz”.
En su presentación, el padre Castellón propuso, además, tres cuestiones esenciales para comprender la sinodalidad en el contexto universitario católico, al referirse a su significado y fundamentación teológica; a la sinodalidad como actitud pastoral; y a la apertura hacia el mundo para ser simiente del Reino de Dios en la vivencia universal de los valores del Reino y el bien común.
Escucha recíproca
Al referirse a la sinodalidad al interior de la Iglesia, el académico subrayó que “la forma pastoral concreta de vivir la actitud de la sinodalidad es la capacidad de escucha recíproca, conscientes de que vox populi, vox Dei, escuchamos a Dios escuchando a los demás y escuchamos a los demás escuchando a Dios”.
Sin embargo, más allá de las estructuras sinodales que existen en la Iglesia, se hace necesario abordar este “caminar juntos” propiciando el ecumenismo y el diálogo interreligioso. “También en las comunidades cristianas no católicas está presente la acción del Espíritu y son medios de salvación, porque pueden producir realmente la vida de la gracia”, aserveró Castellón.
Al reconocer la fecundidad que emerge del diálogo interreligioso en el contexto actual, en América Latina, el sacerdote sugiere que “el diálogo con las distintas religiones, más que versar sobre las diferencias o sobre lo que pudiera ser común, debería centrarse en el ‘núcleo tácito’ que con ellos comparte todo espíritu religioso”, y que tiene que ver con al búsqueda de sentidos.
Del diálogo a la praxis
Por eso, “a partir de la propia confesión cristiana de Jesucristo como Buen Samaritano y del diálogo interreligioso en ese ‘núcleo tácito’ de búsqueda de sentido, los católicos podremos ‘caminar juntos’ en la búsqueda de combartir juntos el mal social, la injusticia, la corrupción y trabajar por la construcción de un mundo más humano, que sea un anticipo de la justicia de Dios. De modo que el diálogo se haga praxis”.
En su disertación, el catedrático mexicano abordó, además, la necesidad de asumir la sinodalidad como clave de lectura de la pluralidad social, porque “la actitud sinodal como diálogo con la cultura supone un acto de fe por el que se profesa que Dios vive en la realidad y hay que salir a descubrir y desvelar dónde está”.
Finalmente, no se puede dejar de considerar que la sinodalidad inspira el servicio de la Iglesia –incluyendo a las universidades católicas– ante los clamores de los pobres y de la Tierra, pues “solamente una Iglesia sinodal, misterio de comunión y participación, puede ser el mesón de la caridad, donde la humanidad doliente encuentre y recobre su dignidad”.
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