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Leonardo Lima Gorosito: un dentista uruguayo, facilitador en el Sínodo de la Sinodalidad, impresiones y reflexiones junto al Papa Francisco

El Sínodo de la Sinodalidad que finalizó en octubre de este año —en sus distintos tramos en todo el mundo— ha ido sembrando sus semillitas, generando ambientes de sinceridad eclesial, abriendo ventanas y tejiendo redes fraternas.

Así vamos conociendo distintas personas que han dado, no solo su tiempo que es su vida, sino también su pasión por la construcción de nuestra Iglesia en este tiempo. Tal es el caso de Leonardo Lima Gorosito, odontólogo uruguayo, de 56 años, casado, tiene 2 hijos y 3 nietos. “Participo de una comunidad de CVX —espiritualidad ignaciana— desde hace más de 25 años y estoy en el Consejo del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal de Uruguay”, nos cuenta cuando lo entrevistamos para ADN Celam.

Pregunta: ¿Cómo llegaste al Sínodo y qué hacías como Experto facilitador?

Respuesta: Fui convocado para participar del Sínodo —con muchísima sorpresa para mí— en el rol de Experto Facilitador. Mi tarea fue la de llevar la dinámica en las mesas para ayudar a que se cumplieran los objetivos que se nos plantearon a través de la conversación en el Espíritu, que no es ni más ni menos que compartir los frutos de la oración con respecto a lo que nos tocaba discernir. Esta tarea, a priori, puede parecer medianamente fácil, pero no hay que olvidar que estamos frente a gente muy formada acostumbrada a hablar mucho y, sin embargo, en la medida que centraban su compartir en la búsqueda de lo que el Espíritu les dijo en la oración, emergía la riqueza del trabajo de la mesa.

Particularidades de un reencuentro de amigos

“Personalmente, percibí que entre una sesión y otra hubo un reencuentro de amigos en el Señor que caminaron juntos e hicieron proceso. El coro de voces distintas que se daban en el Aula era muy diverso y te hace ver la riqueza de dones que el Espíritu ha suscitado en la Iglesia”, describe Leonardo y agrega sus percepciones:

“El Sínodo ha tenido muchas particularidades, entre ellas la composición ya que han habido laicos y laicas, mujeres y consagradas con voz y voto y eso ha enriquecido muchísimo el diálogo”.

El Documento final: un aterrizaje

P: ¿Cómo evaluás el Documento Final?

R: Es muy rico y desafiante. La Sinodalidad es un proceso que hay que vivenciarlo en la Iglesia y tenemos que aterrizarlo en nuestras pequeñas comunidades para seguir escuchando con estas dinámicas qué nos está pidiendo el Espíritu que hagamos hoy en nuestros espacios para seguir anunciando a Cristo y trabajar por el Reino de Dios en la tierra.

Muy cerquita de Francisco

“Como laicos, tuvimos el regalo de que se nos concediera una audiencia papal en la Sala Clementina donde yo leí una carta en la que manifestábamos nuestro agradecimiento por haber sido convocados como peticionantes plenos”, relata Leonardo, “como miembros del Cuerpo de Cristo nos sentimos comprometidos a trabajar por el Reino y expresamos nuestra fidelidad al ministerio petrino y su importancia en favor de la unidad en la Iglesia”.

Encuentro con el Papa Francisco: magisterio puro

El Papa les expresó en su reunión “que los laicos no somos ‘lo que sobra’ del Pueblo de Dios sino la mayoría, que en la hora de Pentecostés estaban los apóstoles y la Virgen y todos eran laicos, que los hijos e hijas de Dios la mayoría son laicos y algunos de sus ministros también”.

“En ese sentido”, continuó Leonardo, “Francisco nos llamó a ‘desclericalizar’ la Iglesia sabiendo que los laicos somos la mayoría. La Iglesia es el santo pueblo fiel de Dios, ese pueblo de Dios que en el creer no se equivoca. Todos los laicos dicen la fórmula dogmática: El pueblo de Dios es infalible ‘in credendo’”.

 

 

Reforzando este último concepto el Papa explicó con claridad y lo cita Leonardo: “Si alguien quiere saber quién es María que hable con los teólogos, pero si quiere saber cómo se quiere a María que hable con el pueblo de Dios. Desde Pablo VI en adelante se recupera el laicado, los documentos del Concilio tienen muchas claves en esto”.

 

Leonardo Gorosito saluda al Papa Francisco

 

Una pregunta se formuló durante la reunión con Francisco: ¿Y qué hacemos con los clérigos?

Su función es de servicio, vocación al servicio. Vocación especial para servir, pero cuando un clérigo se mira a sí mismo no es un pastor sino un clérigo de estado. El clérigo es pastor y no se puede concebir sin esa dimensión pastoral.  Desclericalizar la Iglesia es quitar del clérigo cualquier función que no sea pastoral. El obispo, su servicio de gobierno es pastoral. ¿Cuál es la función de los consagrados? No son laicos ni ministros ordenados. Su función es adelantar la escatología. Son símbolo de lo que va a venir después. Tenemos que tenerlo en cuenta. Que cada uno asuma su rol como miembro del Pueblo de Dios”, recordó con alegría nuestro entrevistado uruguayo al repasar en su memoria su encuentro con el Santo Padre en el marco del Sínodo que nos muestra el horizonte eclesial al que aspiramos.

 

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