María Clara Bingemer, consultora de la Secretaría general del Sínodo y teóloga brasileña, participó del Congreso de Teología Sinodal, realizado del 9 al 11 de agosto de 2024 en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
La experta y laica brasileña abordó el tema de la mujer: “Creo que ese sigue siendo (y seguirá) mencionado en los documentos y en el instrumentum laboris del sínodo, porque su participación es algo fundamental para la teología latinoamericana de hoy”.
Aseguró que “la teología hecha por la mujer en América Latina es muy diferente a la que nació en Estados Unidos y Europa a pesar de reconocerse deudora de la teología feminista, sobre todo, norteamericana”.
Esta teología de la mujer latinoamericana es inseparable de la teología de la liberación, porque “las primeras teólogas se ‘autocomprendían’ como transmisoras de las reivindicaciones deseos y sueños de las mujeres pobres”.
Así a lo largo de estos años, la teología con perspectiva de mujer fue reinventándose en temas para empezar a “estudiar mucho más el género como un hecho cultural y eso abarcaba el tema de las exclusiones antropológicas que están presentes en la sociedad como las exclusiones raciales y étnicas”.
Teología feminista latinoamericana
Desde la perspectiva de género – que dista mucho de la ideología – “decimos que Dios está conectado a nuestras experiencias históricas, a nuestra vivencia y después que nuestra misma idea de Dios así como nuestra relación con él y su misterio viene marcada por lo que se llama construcción social y cultural”.
De esta forma, las luchas conocidas en el campo feminista de la “teología del primer mundo y también en América Latina, en el campo de las ciencias sociales y humanas, empezaron a interesar principalmente a las teólogas”.
Temas como, por ejemplo, “corporalidad sexualidad-moral con todas sus cuestiones, que son tan candentes y delicadas”. Así pues, temas como “derechos reproductivos y todo lo que concierne a la moral cristiana en cuanto al misterio del cuerpo humano, sus funciones, su misterio creado por Dios pasaron a integrar la agenda de la teología feminista latinoamericana”.
Teología ecofeminista
Habló también de una nueva corriente, el ecofeminismo. “En América Latina todavía son pocas las teólogas que tienen una producción más voluminosa en clave ecofeminista”, indicó.
“La apertura a esa nueva área interdisciplinaria de reflexión ha permitido a la teología feminista latinoamericana dialogar con toda la cuestión ambiental, el derecho, la filosofía o sea es un área interdisciplinaria que implica un gran crecimiento para el futuro”, acotó.
Bingemer apuntó que la ecología “se empalma con los derechos de la mujer en cuanto es víctima de una forma de opresión presente en la sociedad y también por un ocultamiento en la Iglesia”.
En la medida en que el ecofeminismo “signifique el fin en todas las formas de dominación, la teología no puede estar fuera de esta”, porque “la ecología hecha por la mujer feminista sigue haciéndose en clave de la liberación”.
Luchar contra el machismo
Además la experta ha abordado “el tema sexual sobre el cuerpo de la mujer”, que viene siendo trabajado por algunas teólogas del continente. Explicó que “en la Iglesia la corporalidad visible es masculina y la mujer entra como elemento diferente y hasta a veces perturbador”.
Señaló que esta perturbación “se da un poco por su identidad, por el mismo hecho de ser mujer y por su manera de hablar sobre Dios”, puesto que “el patriarcado establece la superioridad del hombre sobre la mujer”.
No obstante, dentro de la Iglesia se ha venido denunciando ese machismo- patriarcado, incidido por una creciente participación de la mujer: “La mujer tiene que luchar no solamente contra los prejuicios,sino también contra su corporeidad e identidad, que es de una manera errónea (ya denunciada por el mismo magisterio de la Iglesia) es considerada como responsable del pecado en el mundo”.
Dios como madre
La teóloga ha invitado a mirar el cuerpo femenino como “un camino poderosamente iluminador e inspirador para la teología sacramental durante nuestros tiempos cambiantes presentando nuevas posibilidades para ver a Dios como madre que alimenta y nutre a sus hijos con la leche de su pecho”.
Lamentó que “este es un hecho simbólico y teológico [amamantar] que permanece apenas en nivel personal”, al contrario, “tiene implicaciones comunitarias y políticas”.
“El hecho de tener un cuerpo eucarísticamente configurado tiene un impacto” sobre todo en “la capacidad de dar la vida como todos los aspectos de la maternidad el cuerpo femenino pueden generar un impacto de gran importancia ética y política”.
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