“Esta propuesta busca explorar la importancia de la defensa de la vida y el acompañamiento post aborto en el contexto de una Iglesia sinodal comprometida con el bienestar integral de sus fieles”, indica en su introducción este documento que reúne los aportes de las Comisiones episcopales de “Pastoral de la Vida” en América Latina y el Caribe para el Instrumentum Laboris al Sínodo 2021-2024, de cara a la segunda vuelta en octubre de este año, qen Roma.
La Pastoral de Vida hizo su proceso de consultas apoyada por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam). Esta instancia se ocupa de temas que permanentemente colocan al mundo y a la humanidad ante sus fronteras éticas: “el aborto es una realidad, la eutanasia, la falta de acompañamiento a los adultos mayores”. Y ante esto a la Iglesia se le pide un compromiso “no solo a defender la vida desde su concepción hasta su muerte natural, sino también a ofrecer acompañamiento compasivo y sanador para aquellos que experimentan secuelas emocionales, espirituales y psicológicas después de un aborto, o la profunda soledad en la etapa final de sus vidas”.
El papel de los laicos
Resulta evidente que para concientizar sobre la Cultura de la Vida “cuidándola desde sus inicios en la concepción hasta la muerte natural” el papel de laicas y laicos es clave: “Velar por acompañar a las mujeres embarazadas vulnerables y ofrecer apoyo a la madre para que su opción sea la vida de su hijo y no tomar el camino equivocado que posteriormente le traerán serias consecuencias a su vida espiritual y emocional que se podría extender a su familia”.
Una deuda
“Se observa cierta letargia por parte de la Iglesia (jerarquía) en la formación y capacitación de agentes para que puedan realizar esta acogida, escucha y atención a las personas que se encuentran en esta situación, además de la necesidad de una mayor divulgación de este servicio pastoral. Es necesario que haya agentes capacitados, si no en todas las comunidades, al menos en las parroquias”, se subraya en el documento.
Estas palabras no encierran conceptos sino que despliegan acciones de profundo y comprometido amor: “Ser Misioneros-Sinodales es buscar a aquel que sufre, a aquella madre o mujer despreciada por su maternidad, es velar por esa niña que está confundida y requiere un lugar, un proyecto de vida, una voz, un abrazo, que le muestre un horizonte lleno de la esperanza que solo da Dios. Ser una Iglesia Misionera-Sinodal es aceptar de modo incondicional sin reparos a nuestros hermanos que sufren, y buscar por todo los medios para que la defensa y protección de la vida humana y la mujer sea transversal a las demás pastorales de la Iglesia”.
30 desafíos que se plantean en el documento
- Incluir en todos los niveles de catequesis y en todas las pastorales “educación sobre el plan de Dios para el hombre y la mujer, así como la igual dignidad que Él ha querido para ambos”.
- Ofrecer atención a las jóvenes mujeres embarazadas.
- Formar a los agentes de la Pastoral de la Vida en la escucha activa.
- Asistir mejor a las víctimas de abusos.
- Crear grupos de oración que sostengan con sus plegarias a las víctimas de abuso.
- Mayor presencia de la defensa de la Vida en las redes y medios sociales, especialmente en los seculares.
- Ser comunidades discípulas-misioneras de creyentes que abran los brazos, “para que las mujeres accedan a todos los servicios con sus familias, e impulsar políticas públicas para este propósito”.
- Reactivar la Pastoral de la Mujer “haciendo énfasis en temas actuales como son Violencia intrafamiliar, abuso sexual, la influencia negativa de la ideología de género”.
- Que la Juventud tenga espacios donde “se hablen de temas importantes para ellos, por ejemplo, el amor puro, la castidad, los efectos de los anticonceptivos en nuestra vida, proyecto de vida”.
- Que ante la realidad del aborto, la Iglesia ofrezca espacios seguros “donde se respete la dignidad y se reconozca el sufrimiento de cada individuo.
- Escucha Activa: que la practique la Iglesia creando ambientes donde las “personas se sientan libres de compartir sus experiencias sin temor al juicio”.
- Acompañamiento y Apoyo: Integral, con apoyo espiritual, psicológico y social, “que puedan ayudar en el proceso de sanación”
- Compasión y Misericordia: Así se espera que sea la respuesta de la Iglesia, enfatizando “el perdón y la posibilidad de un nuevo comienzo, alentando a las personas a redescubrir su valor y esperanza en la comunidad de fe”.
- Educación y Prevención: Es responsabilidad de la Iglesia “educar y trabajar en la prevención, abordando las causas subyacentes que llevan a situaciones de aborto y promoviendo una Cultura de la Vida que proteja tanto a la madre como al no nacido”.
- Inclusión y Participación: Finalmente, la Iglesia debe asegurarse que no haya exclusión en las comunidades. “Cada persona tiene algo valioso que aportar al cuerpo de Cristo.”
- Fortalecer la acción de reparación por causa del aborto.
- Crear vínculos de hermandad con la jerarquía eclesiástica, movimientos u organizaciones participantes a favor de la vida.
- “La iglesia debe proponer oportunidades similares a las Mujeres preparadas con la formación adecuada para los diferentes ministerios existentes.” El rol del obispo es clave.
- Que las parroquias permitan “la formación de grupos de laicos y consagrados que brinden Acompañamiento Pastoral Post Aborto”, previa capacitación en “bioética y acompañamiento espiritual”.
- Abrir “una línea de escucha para mujeres que requieran acompañamiento por un embarazo en riesgo, no planificado y abortos” para acompañarlas.
- La iglesia debe facilitar la escucha y acompañamiento de toda la familia como prevención de embarazos y abortos en adolescentes.
- Desarrollar el Ministerio de la Escucha.
- Formación constante de sacerdotes, religiosos, diáconos, agentes de pastoral y comunidades parroquiales en temas de secuelas psicológicas y espirituales de aborto y post aborto.
- “Adopción Espiritual” de un niño que está en riesgo de ser abortado: oración por nueve meses “ubicando un Rincón de la Vida” en la parroquia, colegio, así la comunidad se entera.
- Ofrecer apoyos concretos de acompañamiento a organizaciones que conformen una Red Colaborativa en favor de la vida.
- Acompañamiento a personas con enfermedades crónicas o terminales, con cuidados paliativos para evitar las propuestas de legalizar la Eutanasia.
- Mantener la coordinación en una Red de protección a la Vida y de acompañamiento post aborto a nivel continental.
- Que la Pastoral de la Salud y de la Familia invierta tiempo y promueva espacios para dar sostenimiento a mujeres y hombres que sufren por el aborto. Como Iglesia es vital la fortaleza espiritual por medio de los sacramentos.
- Establecer programas de formación y sensibilización sobre la importancia de la vida y el impacto del aborto en individuos y comunidades.
- Fomentar una cultura del encuentro y la misericordia.
¿Quiénes brindaron sus aportes?
Los aportes recogidos por el Celam para la confección del presente Documento son el fruto de las consultas que cada Iglesia particular (Conferencias Episcopales) del continente realizó sobre la Pastoral de la Vida en los siguientes países: Brasil, Ecuador, Panamá, Colombia, Bolivia, Paraguay, Perú, Venezuela, Chile, Puerto Rico, México y Argentina.
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