Desde el 4 y hasta el 6 de febrero de 2025 se llevó a cabo presencialmente en la sede del Celam el Encuentro de Plataformas, Redes y Programas de Acción Pastoral (Ceprap). Muchos activos referentes de pastorales que trabajan desde la Iglesia en el continente viajaron a Bogotá y se enriquecieron con intercambios, escuchas profundas y debates. Tal el caso del abogado argentino y referente nacional de Familia Grande Hogar de Cristo Max Ferhmann quien participó representando a PLAPA: Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones.
Pregunta: Durante el 2024, los conversatorios fueron muy convocantes dado que la problemática del consumo está en todo el continente y la Iglesia está presente con su mano maternal y consoladora. ¿Qué tienen planeado para convocar este año a las instituciones que ya forman PLAPA, cuál es su agenda para el 2025?
Respuesta: Para este año que se está iniciando hemos planificado una agenda de dos encuentros virtuales, uno será dentro del primer semestre y estará orientado a “la parroquia” entendida como una comunidad que previene las adicciones, casi una continuación de otro encuentro al que invitamos a fines del 2024 con el tema de parroquia, comunidad que acompaña en adicciones. Ahora vamos por la parroquia de la comunidad que previene las adicciones.
Para septiembre —dependerá de los recursos que consigamos— tenemos planeado un encuentro presencial con algunos referentes de las distintas instituciones que forman parte de PLAPA. En principio sería en Argentina pero falta definir la fecha. Y hacia fin de año haremos un último encuentro virtual para el que elegiremos tema en función de lo que surja en los encuentros previos.
Además, nos reunimos bimensualmente con distintas personas de diversas instituciones y países con las que trabajamos en acompañamiento y prevención de adicciones, para estar en diálogo permanente con las realidades e ir definiendo en conjunto propuestas y acciones.
Este año le daremos un poco más de lugar al eje de la formación porque estamos de frente al desafío de ciertas experiencias que ya están sistematizadas en algunos países y la idea es compartirlas a nivel latinoamericano. Pongo un ejemplo: la Pastoral de la Sobriedad en Brasil tiene muy bien sistematizado su modo de abordaje. La idea es traducirlo al español para que pueda ser leído y que se puedan realizar cursos por otros países. En Argentina también tenemos varios cursos y queremos traducirlos al portugués.
“Una persona en consumo es nuestro hermano en consumo” (Max Ferhmann)
P: Adicciones, pobreza y vida en calle constituyen una trilogía que se repite en ALyC. ¿Cuáles van siendo —hasta ahora— las buenas prácticas que se vienen comprobando desde PLAPA?
R: Lo primero que nos parece importante resaltar es que como Iglesia vemos a un hermano, a una hermana que está sufriendo en aquella persona que está con un problema de consumo. En cuanto a las buenas prácticas entendemos que lo primero que necesitan estas personas es no ser estigmatizadas, no ser juzgadas. El abordaje que mayor resultado da es el sistémico integral, entendiendo por integral a tener una mirada biológica, psicológica, social y espiritual. Lo sistémico va a la inclusión de la familia, que también incluye a la comunidad, que también incluye a la Iglesia. Es decir: tener una mirada más amplia.
Con respecto a las prácticas, vemos que es muy necesario que nuestras respuestas surjan desde el vínculo, ofrecer vínculos amorosos es lo que permite en el tiempo generar procesos que sanen. Estos son los principales lineamientos de las buenas prácticas que venimos identificando en Latinoamérica.
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La fe es lo primero
P: ¿Qué lugar ocupa la fe en la recuperación en adicciones y cómo es recibida por estas personas que ustedes están apoyando?
R: La fe para nosotros es central. Primero y principal porque es ver a un hermano caído, a una hermana caída que necesita que le tendamos una mano como Iglesia. Podríamos pensar en la lectura del Buen Samaritano: alguien que está al costado del camino, que necesita que nosotros —como Iglesia— podamos tener ese gesto de acercamiento y pensar en el rol de la posada y el posadero. También necesita que nos organicemos de modo tal que la solidaridad y la misericordia se transformen en algo tangible y concreto para esa persona.
La fe también da sentido a la vida de muchas personas que cuando llegan a nosotros están con la autoestima muy mal, vienen con una carga muy grande de dolores que han vivido, quizás dolores que han generado en otros… También la fe ayuda a la reconciliación, trae el mensaje de que la muerte no tiene la última palabra, siempre la vida triunfa y permite muchas veces darle un sentido distinto al sufrimiento por el cual ha atravesado esa persona.

Max en los inicios de sus servicios a la Iglesia en adicciones
Un clave fundamental: la vida comunitaria
“Vemos que la fe cobra mucho sentido en los procesos de recuperación de las personas en la medida que encuentran comunidades con las cuales vivir esa fe, gestos concretos a través de los cuales se sienten amados, perciben la misericordia de Dios ya que es importante que no quede meramente en una relación individual de la persona con Dios sino que se pueda vivir en el marco de una comunidad también”, amplía Max y se le agrandan los ojos cuando habla porque él ha acompañado a muchos que anduvieron esos caminos.
Respuestas de la Iglesia a las adicciones
P: Desde PLAPA, ¿cómo observan en las Iglesias de los distintos países y comunidades concretas que se asume la problemática del consumo de drogas? ¿Cómo responde la gente, el clero, los obispos?
R: Las respuestas son muy diversas. Hay países que tienen un nivel de desarrollo importante de sus pastorales de adicciones, donde en la mayoría de las diócesis hay algún tipo de respuesta para el acompañamiento y la prevención de las adicciones. También, debido a la complejidad de la problemática, a que naturalmente quien anda con un problema de adicciones suele generar problemas en la sociedad, se genera un temor, a la sociedad en general o la Iglesia en particular le cuesta aceptar a estas personas. Aparece la impotencia de no encontrar el camino, no saber qué hacer. Sin embargo, nosotros vemos que progresivamente la respuesta va siendo cada vez más favorable. Cada vez más nos contactan de distintos países, instituciones vinculadas a la Iglesia o de diócesis consultando para nutrirse de experiencias que se han llevado a cabo en otros países y que los podamos orientar al dar esos primeros pasos. Lo que sí está muy claro es que lamentablemente estamos ante un problema que atraviesa a lo largo y a lo ancho a todo América Latina y que como Iglesia estamos llamados a dar respuesta.
PLAPA y la comunicación
P: ¿Tienen pensando desarrollar un plan de comunicación —o quizás varios planes locales— que les permita ampliar su llegada a más públicos interesados?
R: La comunicación representa un gran desafío. Así como mencioné previamente que teníamos un área que trabaja sobre la formación, otra área trabaja en los encuentros y las articulaciones, hay otra área dentro de PLAPA que es la de comunicación. Estamos viendo de reforzarla. Nosotros en este breve tiempo de vida que tenemos —nacimos en febrero 2023— hemos podido desarrollar nuestra página web, nuestras redes sociales que son medios de comunicación que nos permiten mantenernos conectados entre nosotros y también poder visibilizar nuestro trabajo y compartirlo con otros. En ese sentido hay medios —generalmente católicos cercanos— que nos ayudan a difundir nuestras actividades: el Celam, el Vaticano nos suelen replicar para que la convocatoria sea realmente amplia y llegue a todos los rincones del continente.

Mañana de diálogos en la sede del Celam, junto a otros miembros de RECOR
Incidencia: un elevado propósito
P: ¿Han avanzado en articulaciones positivas con sectores de la sociedad civil, la política, estamentos del Estado afines a la temática con el fin de incidir y acordar con esos espacios?
R: Ese muy interesante la pregunta. Dentro de los de los objetivos de PLAPA también está incidir en las políticas públicas. ¿Por qué? Porque la dimensión del desafío que nos presentan las adicciones nos hace pensar que no lo puede abordar exclusivamente el Estado sin articular con la sociedad civil. A su vez tampoco contamos con todos los recursos necesarios si lo quisiéramos abordar exclusivamente desde las distintas respuestas que surgen en el marco de la Iglesia. Hay algunas buenas experiencias en distintos países que han logrado conformar programas o políticas públicas ya sea a nivel nacional o a nivel provincial o a nivel local donde el Estado ve el valor de que haya una comunidad que genere vínculo con la persona, que sea la familia de la persona, que lo acompañe y que lo acoja desde esta mirada integral y entonces financia esos proyectos. En definitiva: frente a un problema complejo la respuesta siempre tiene que ser compleja y para ello es muy necesaria la articulación y la incidencia en las políticas públicas.
P: Hablamos de la escasez de recursos pero, ¿cómo invitar a las personas que quieran sumarse a este proyecto de PLAPA?
A través de nuestras redes sociales –Instagram, You Tube, Facebook, X– y de nuestra página web: plapa.org
Necesitamos aunar esfuerzos así que bienvenidas todas aquellas personas que quieran acercarse y colaborar.
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