Aunque ha pasado el tiempo navideño y habiendo despedido ya al año viejo, resulta esperanzador recordar esas brisas felices de la vida de la Iglesia en misión, ecos de gestos buenos que dejan huella, que nos hablan de que nadie se salva solo, como dice nuestro Papa Francisco. Viajemos hasta la Misión Católica San Pablo en Guinea-Bissau, en África.
Allí la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), particularmente su Iglesia de Paraná, lleva adelante hace más de 10 años la Misión Católica San Pablo en ese país pequeño, de profundas tradiciones tribales. Se trata de una misión Ad Gentes en la que la evangelización, la salud y la educación son los tres campos de actividad de los misioneros que allí despliegan su carisma.
Los primeros 31
La Navidad del 2024 fue especial: Por primera vez, 31 niños de hasta 6 años recibieron el sacramento del Bautismo en las comunidades de Cuntabane y Quebo y sus celebrantes fueron el padre Emanuel Malú y el diácono Pedro Lang.
¿Por qué es un hecho inédito?
Al inicio de la misión, el número de cristianos era muy reducido y, a lo largo de estos años, los misioneros realizaron una gran obra de evangelización, que para muchos fue el primer anuncio de Jesucristo (Kerigma). Por lo tanto, sólo se bautizaron adultos, quienes pasaron por todo el proceso de catequesis de Iniciación a la Vida Cristiana (CIV).
Luego de cumplir 10 años de misión, con un número importante de adultos ya bautizados, el Padre Emanuel junto con los misioneros decidió ofrecer la posibilidad de bautizar a los niños. El criterio fue que los padres o padrinos fueran bautizados y miembros activos de la comunidad, para que pudieran educar y guiar a estos niños en la vida de fe y, en el futuro, para la catequesis para recibir los demás sacramentos de iniciación.
Enorme alegría + Comunidad que crece
Tal el sentimiento que expresó el misionero Salete Lang pues transitaron el resultado de un camino de evangelización que se viene realizando en la Misión: “Para nosotros fue una gran alegría poder ser testigos de que la Comunidad São Paulo VI está viva y activa. Hasta entonces, aquí sólo se bautizaban adultos, y ahora poder bautizar a este importante número de niños fue realmente una gran alegría. Y este es el resultado de un camino, de una experiencia, del testimonio de los misioneros que ya estuvieron aquí, cada uno dando lo mejor de sí. Nos damos cuenta de que la comunidad está viva, activa y creciendo, y eso nos hace muy felices”.
Según la mirada del diácono Pedro hasta la Navidad del 2024 “eran pocos los adultos bautizados que podían testimoniar la fe cristiana en el seno de la familia, en el día a día. Pero ahora que tenemos más cristianos activos en la comunidad, ha sido posible bautizar a estos niños de 0 a 6 años. Y esta es la prueba de que nuestra comunidad está madurando en la fe, está creciendo. Es una gran alegría poder presenciar esto”.
Los frutos de la Navidad se siguen saboreando misteriosamente. La mesa compartida. Los afectos prodigados. La fe que renueva la esperanza. Y en la Misión San Pablo, en un país del que seguramente conocemos poco pero desde este momento quizás algo más, unas luces de fe laten en los corazones de 31 niños que se abren a un Jesús tan niño como ellos.
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