«El trabajo, cuando se realiza con integridad y amor, se convierte en un acto de servicio a Dios y a nuestros semejantes», afirmó Mons. Joel Ocampo Gorostieta, obispo de la diócesis mexicana de Ciudad Altamirano en el mensaje que dirige a los trabajadores en la conmemoración de su día internacional.
El responsable de la dimensión pastoral del trabajo de la conferencia del episcopado mexicano aseguró que «en estos tiempos desafiantes y coyunturales, nos encontramos ante la imperiosa necesidad de reflexionar sobre la importancia del trabajo digno y bien remunerado», porque «es a través del trabajo que construimos un mundo más justo y fraterno, donde cada persona tenga la oportunidad de desarrollar sus talentos y contribuir al bien común».
Fortaleza y sabiduría
Citando las enseñanzas del Papa Francisco, el prelado recordó que «no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo», por lo que en esta conmemoración eleva sus plegarias «por todos aquellos que buscan un empleo digno, por aquellos que enfrentan condiciones laborales precarias y por aquellos que han perdido sus medios de sustento, debido a las dificultades económicas actuales».
Para Mons. Ocampo el 1 de mayo debe ser una ocasión para renovar nuestro compromiso con la dignidad del trabajo y la construcción de un mundo más justo, fraterno y solidario. Intención que entrega al “Espíritu Santo para que nos ilumine y guíe en nuestro camino laboral, inspirándonos a ser agentes de cambio y solidaridad en nuestras comunidades y lugares de trabajo».
La invitación es a tomar como modelo la figura ejemplar de San José Obrero, patrono de los trabajadores, cuya labor humilde y fiel como carpintero en Nazaret, nos recuerda la dignidad y el valor de todo trabajo honesto” y que su intercesión permita a cada trabajador “ser testigo vivo de su amor y misericordia en cada acción laboral que emprendamos». Mensaje que concluye extendiendo su bendición a los trabajadores mexicanos, rogando que Dios les conceda «fortaleza, sabiduría y abundantes frutos en su labor diaria».
La realidad
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aseguró que al iniciar el 2024, la población económicamente activa (PEA) en México, era de 60.6 millones de personas de las cuales 58.9 millones estaban ocupadas, es decir, el 97.1 %, lo que se traduce en un aumento de 552 mil plazas de empleo respecto a enero de 2023.
Las cifras aparecen en los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo publicados en el mes de marzo, el panorama podría definirse como alentador. Sin embargo, en el mismo documento se registra la pérdida de 234.608 empleos.
Dentro de las ocupaciones más afectadas están los trabajos subordinados, el trabajo formal y los puestos de trabajo para mujeres que descendieron en más de medio millón, un retroceso que representa un lógico incremento en las cifras de la economía informal mexicana.
Al iniciar el quinto mes del año, los indicadores cambian y la investigación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) afirma que, en el primer trimestre de 2024, solo se adicionaron 264 mil 959 puestos de trabajo, una cifra menor a la meta que buscaba generar 100 mil trabajos por mes. Dentro de los más afectados está el sector industrial y el trabajo de manufactura, caracterizados por un proceso de desaceleración en la creación de empleos, lo contrario de sectores como la agricultura, la ganadería y la pesca que constituyen el motor para crear plazas de empleo en México.
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Luces y sombras
El paso del tiempo y la lucha de los trabajadores mexicanos han alcanzado diversos logros entre los que figuran que la jornada máxima sea de siete horas para el trabajo nocturno que los menores de 14 años tengan prohibido trabajar, que de seis días trabajados se pueda descansar uno.
Igualmente está que las mujeres embarazadas estén protegidas que las horas de trabajo extra sean reconocidas y exista libertad para formar sindicatos, sin olvidar que las empresas deben cumplir con su obligación de capacitar a sus trabajadores en medio de instalaciones higiénicas y seguras.
El 1 de mayo de 1913, fue la primera vez que los trabajadores mexicanos se unieron a los miembros de la Casa del Obrero Mundial para conmemorar por primera vez y de manera pública el Día Internacional del Trabajo. A esa marcha obrera se calcula asistieron cerca de 25 mil trabajadores; el movimiento obrero mexicano ha crecido en cantidad y representatividad no obstante lograr un trabajo digno y estable sigue siendo un desafío.
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