El cierre del tiempo de la creación y la expectativa ante eventos mundiales como la COP 27 y la COP 15 que en noviembre y diciembre analizarán los efectos del cambio climático, constituyen los principales temas de análisis propuestos por Monseñor Jorge Eduardo Lozano en su reflexión semanal.
Una obra despreciada
Ante realidades tan graves como la falta de acceso equitativo al agua y conscientes de que el 80% de las fuentes de energía son consumidas solo por el 20% de la población mundial; el secretario general del Celam asegura que se trata de situaciones que ponen en evidencia esos síntomas de pecado que muestran un grave desprecio por la obra de Dios y terminan por cosificar a las personas.
Relaciones de asimetría que también se sienten en temas como el acceso a la alimentación de calidad, la imposibilidad para obtener un trabajo digno o llegar a poseer una porción de tierra para vivir.
«El Planeta sufre. Hay vida que se está enfermando y destruyendo. Está en riesgo la existencia humana y todo lo que forma parte de nuestra casa común,» indica el prelado.
Muestras de este deterioro ambiental se hacen presentes en la contaminación de los ríos, la explotación indiscriminada de los océanos, la desertificación de las praderas, la tala de bosques enteros y la continua pérdida de la biodiversidad.
Para el prelado, existe una parte de la humanidad que no quiere reconocer los límites de la creación, mientras que huracanes, tormentas y sequías, además de la retracción y disminución de los glaciares; hacen que suba el nivel de los océanos, sin ponérsele freno al aumento de la temperatura global.
Consumo sin conciencia
Pareciera que la meta de algunos solo está enfocada en la extracción hasta el agotamiento, el consumo más allá de la saciedad. En esta línea, Monseñor Lozano advierte que es importante reconocer que no todos en el planeta tienen la misma responsabilidad ante la problemática generada por el cambio climático, porque sus decisiones no alcanzan a generar la misma incidencia cuando se habla de las soluciones. «No tiene la misma incidencia un país europeo que otro africano,» afirma.
Mientras eso sucede los veranos seguirán siendo tan calurosos como el último que en el hemisferio norte, superó todos los estimados en cuanto al nivel de las temperaturas. Sin acciones concretas en el plano de las políticas de los estados y las prácticas cotidianas sin conciencia, los efectos del cambio climático seguirán avanzando.
Al respecto, el obispo argentino recuerda que para la tradición judeo-cristiana, la creación es un don de Dios, una mirada que se comparte con los pueblos originarios, lo que nos lleva a recordar que el próximo 4 de octubre se celebrará la fiesta de San Francisco de Asís, santo que no solo se distinguió por tener una vida sencilla y pobre, sino que enseñó a las personas de su tiempo que renovar y mantener el vínculo con la creación, era una forma efectiva de reconocer la presencia de la mano del Creador.
Por eso, atendiendo a la realidad que sobrepasa al ser humano y manteniendo vivas estas enseñanzas Monseñor Lozano exhortó a cuidar la justicia intergeneracional porque «no podemos dejar de lado los derechos de las próximas generaciones«. Es importante promover el valor de la sobriedad como un estilo de vida, para que los jóvenes disfruten de las grandes riquezas de nuestra casa común como parte de sus derechos.
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Cambio climático y agenda mundial
En noviembre, Egipto será sede de la COP 27 sobre cambio climático, uno de los objetivos es revitalizar los acuerdos que buscan reducir el consumo de combustibles fósiles en el planeta. Igualmente, fortalecer los compromisos para frenar el aumento de la temperatura global que surge como efecto del uso de los productos derivados del carbón, el petróleo y el gas.
Al mes siguiente se realizará la COP 15, evento que desde Canadá analizará las dimensiones de la destrucción de los sistemas ecológicos en el mundo que inciden en la extinción de muchas especies. No son eventos para especialistas o medios de comunicación, es una problemática que a todos atañe.
Para Monseñor Lozano, una de las mayores trabas es la actitud de los gobiernos que «ponen piloto automático y se desentienden del compromiso, o son razonables con el discurso, pero permisivos en su propio territorio». Mientras se afianzan los compromisos desde la agenda pública, el reto es iniciar por un cambio en los estilos de vida para hacer parte de los avances y no de los retrocesos frente a la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene para frenar los efectos del cambio climáticos en nuestro planeta.
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