La necesidad de coherencia entre discurso y práctica es el tema que ocupa a Monseñor Jorge Lozano en su reflexión semanal que se enmarca en el carácter misionero de la Iglesia muy acorde con el mes de octubre. Un tiempo dedicado a la oración y la contribución económica para favorecer la presencia de los hombres y mujeres que la representan en diversos lugares del mundo.
El llamado
Un anuncio, una presencia, una compañía que transforma, el llamado a la misión, cualquiera que esta sea, siempre exigirá de nuestra parte obrar en consecuencia con el camino por el cual libre y conscientemente hemos optado.
En el horizonte está la Jornada Mundial de las Misiones, prevista para el próximo 23 de octubre y el secretario general del Celam recuerda que el ejemplo de vida, tanto como el anuncio de Cristo van de la mano, el uno sirve al otro. «No se trata entonces de discursos que expliquen sin mostrar el compromiso de la comunidad,» afirma.
Citando algunos ejemplos de ello, Monseñor Jorge Lozano recuerda la carta del apóstol Santiago “Muéstrame si puedes tu fe sin obras, que yo, por mi parte, mediante mis obras te mostraré mi fe” (St 2, 18) o los episodios de la vida de San Francisco de Asís en los que se narra el envío de los frailes con la frase: “Vayan a predicar ysi es necesario, usen palabras”.
Llamados explícitos a la coherencia entre aquello que se piensa y la forma en que se vive. Este año, el Papa Francisco nos propone analizar la dimensión misionera de la fe con su mensaje titulado «Para que sean mis testigos,» un texto tomado del envío que hizo Jesús a sus discípulos poco antes de su Ascensión al cielo y que Monseñor Lozano trae a la memoria citando el libro de los Hechos de los Apóstoles: “El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza, para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra” (Hc1, 8).
Una misión para todos
Así, el arzobispo de San de Cuyo profundiza en el mensaje del Pontífice que nos recuerda que «la misión no es tarea de unos pocos especialistas o de hombres y mujeres consagrados,» en realidad todo bautizado está llamado a la misión en la Iglesia, labor que se trabaja en conjunto y bajo el mandato de la Iglesia, aún si se realiza en situaciones particulares de soledad, siempre ha de estar en comunión con la Iglesia que le envió.
De acuerdo con lo anterior, el obispo argentino advierte que la misión es una «responsabilidad de todos y está en la raíz de la sinodalidad, que este camino nos acerca a tres palabras: comunión, participación y misión«. Una razón para vivir con alegría el sabernos miembros de una familia amada por Dios, en la que no debemos olvidar que, si bien todos tenemos una misión y en ella somos emisarios del anuncio y del envío de la Iglesia, el verdadero protagonista del encargo pastoral es El Espíritu «quien da la palabra justa, en el momento preciso y en el modo apropiado.” como lo muestra el Papa en su mensaje.
Para Monseñor Lozano a la «hora de prepararnos para misionar, no debemos enredarnos en cuestiones organizativas que nos complican la vida, ni cargarnos con el peso de angustias e incertidumbres«. Es necesario abrir la mente y el corazón para dejarse fortalecer por el Espíritu Santo y disponerse a compartir, escuchar y dejarse acompañar por la gente.
Igualmente recuerda la importancia de la oración de la comunidad, porque, como enseña San Pablo, “nadie puede decir: “¡Jesús es el Señor!”, si no está movido por el Espíritu Santo” (1 Co 12,3). La oración fortalece, anima y abre al entendimiento.
Le puede interesar: Card. José Luis Lacunza: «El Espíritu necesita hombres y mujeres dóciles»
Encuentro, escucha y oración
Refiriéndose al contexto de su jurisdicción eclesiástica Monseñor Lozano comparte la experiencia de 140 jóvenes de diversas comunidades y movimientos de la Arquidiócesis de San Juan que se encuentran de misión este fin de semana en el territorio de Valle Fértil.
Su labor misionera consiste en visitar las familias de la villa San Agustín. Lejos de las grandes y ambiciosas proyecciones el primer objetivo es facilitar el encuentro y vivirlo con alegría, luego está el propiciar espacios de escucha para finalmente compartir un espacio de oración y testimonio.
Gestos en apariencia sencillos, pero de gran significado que terminan con la entrega de un signo que acompañará a cada familia y que está representado en el agua bendita, los denarios y las oraciones. Actividades que también se comparten con los niños y jóvenes, tiempo que se comparte con calidez y alegría.
Frente a estas actividades Monseñor cierra su comentario invitándonos a la generosidad para sostener con vitalidad estas obras y que muchos otros reciban en su propia comunidad el anuncio que evangeliza con las actitudes más que con las palabras.
Recibe gratis por WhatsApp y Telegram las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3HcXLDU
Sigue toda la información sobre la «Fase continental» del Sínodo aquí https://bit.ly/3RguCLO
Estos son los 41 desafíos que deja la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe https://bit.ly/3QXoffM
Post a comment