«Dios camina con su pueblo» es el lema de la reunión que congrega a los miembros del Consejo General y el Equipo Animador de la Red Clamor del 7 al 10 de mayo en Bogotá.
Un espacio que, desde la reflexión, la formación y la fraternidad como elementos fundamentales, busca que los asistentes trabajen por el fortalecimiento de su red de apoyo y la solidaridad a favor de los más vulnerables.
Misión que desarrollan tomando como punto de partida el análisis de la realidad continental en materia de migración. Durante la jornada inaugural Mons. Lizardo Estrada, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), recordó que no deben «permitir que la búsqueda de protagonismos individuales o el deseo de que mi organización resalte sobre las demás, rompa la unidad y la comunión que tanto cuesta mantener».
Peregrinar con los migrantes
Expresando su alegría desde el servicio que presta a la Iglesia en el Celam pidió que «no se dejen vencer por la tentación de convertirse en una Organización No Gubernamental (ONG) que, reducida a una transnacional, ejecuta programas para los migrantes y no representa a la Iglesia que peregrina con ellos».
Así en nombre de la presidencia del organismo internacional, confirmó su deseo de seguir con disposición impulsando sus esfuerzos, transitando junto a sus miembros hacia las sendas de la comunión y la misión», aspecto que hace parte de su oración, seguro de que, desde la reciprocidad, también contará con la misma plegaria de quienes integran la Red Clamor.
“Ustedes bien lo saben, porque están día a día presentes en la primera línea de las fronteras, las rutas migratorias y en las comunidades de acogida. Cada día millones de seres humanos son obligados por la pobreza, la violencia, las catástrofes ambientales o la persecución política, a dejar sus hogares, sus comunidades, sus familias, sus costumbres; lanzándose a la travesía de la migración forzada, con el sueño de conquistar una vida mejor”. Para Mons. Estrada la reunión entre el Consejo General y el Equipo Animador de la Red Clamor es una «valiosa oportunidad que desea aprovechar para animarlos a fortalecer cada día más su identidad y misión, profundizando en su espiritualidad de discípulos misioneros y contemplando a Cristo en las personas en condición de movilidad forzada».
Un lugar teológico
Se trata según el obispo peruano de «asumir al migrante como lugar teológico donde nos encontramos con Jesús resucitado, que se acerca y camina con nosotros, como con los discípulos de Emaús».
Recordando al Papa Francisco, el obispo auxiliar de Cusco, insistió en su llamado a edificar la cultura del encuentro, derribando muros para construir puentes de solidaridad, algo que el Pontífice ha remarcado desde el inicio de su pontificado, en el histórico viaje a Lampedusa, donde urgió a la comunidad internacional para que en plena conciencia de la gravedad del problema migratorio, se ocupara de cuatro verbos que deben cimentar la acción humanitaria de la Iglesia y los Estados: acoger, proteger, promover e integrar, lo que debe entenderse como una dimensión constitutiva de la acción evangelizadora de la Iglesia.
Un contexto que no conoce fronteras y que según explicó el prelado, orienta la misión de la Red Clamor, una organización «cada vez más importante, pues es una clara expresión de una iglesia sinodal que construye comunión e incentiva el caminar juntos en salida misionera; siempre al servicio a migrantes, refugiados y víctimas de trata».
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Unidad en la diversidad
Así, integrada por más de 150 organizaciones de Iglesia, el obispo destacó el aporte de cada una de ellas a la Red Clamor con su carisma, mostrándose como testimonio de unidad en la diversidad o de «un nosotros cada vez más grande» como lo sueña el Papa Francisco.
De esta forma destacó la misión de la Red Clamor, su deseo explícito de superar las fronteras intraeclesiales, hasta lograr importantes procesos de incidencia política ante los Organismos del Sistema de Naciones Unidas, siendo parte del Comité Organizador del Foro Mundial del Refugiado o actuando en representación de la sociedad civil en actividades como el foro de Quito o el proceso de Cartagena + 40; espacios que antes estaban reservados únicamente a los gobiernos.
Escenarios en los cuales la Red Clamor lleva la voz profética de la Iglesia en defensa de la vida, la dignidad y los derechos de las personas en condición de movilidad forzada. «No puedo dejar de mencionar como un signo de esperanza el fortalecimiento de las redes Clamor nacionales, creadas en la mayoría de los países del continente y que actualmente están favoreciendo la articulación de las organizaciones al interior de cada país, allí por donde pasa la vida de los migrantes,» indicó.
Finalmente Mons. Lizardo Estrada concluyó su intervención, deseando éxitos para el encuentro y el desarrollo de la VII Asamblea General de la Red Clamor prevista para el mes de septiembre.
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