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Mons. Miguel Cabrejos: «Iglesia Latinoamericana y Caribeña trata de ser fiel a enseñanza conciliar»

Ser fiel a su vocación profética en respuesta a los clamores de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Este es uno de los principales aportes del Celam a la Iglesia de América Latina y el Caribe, indicó Monseñor Miguel Cabrejos durante su reciente encuentro con los estudiantes del Pontificio Colegio Pio Latinoamericano en Roma.

Un espacio de diálogo que en el contexto de la visita de los miembros de la presidencia del Celam a la Santa Sede; sirvió entre otras cosas, para compartir con los jóvenes sacerdotes la importancia de hacer desde su consagración, una opción preferencial por los pobres, algo inherente al trabajo del Celam y plenamente identificado con la misión evangelizadora de la Iglesia continental.

Renovar la pasión

Durante su intervención, el prelado alentó a los jóvenes, compartiendo la experiencia que se está realizando en América Latina y el Caribe desde hace mucho tiempo y que en sus palabras «se trata de una peregrinación que recoge una historia amplia, que se remonta incluso a tiempos coloniales, con la celebración de sínodos y concilios». Y es que la historia del Celam representa un baluarte para las nuevas generaciones de consagrados y laicos; si entendemos que su deseo es apoyar en forma constante la reflexión y acción pastoral de la Iglesia continental, viviendo en comunión con el Obispo de Roma y ofreciendo con un sentido fraterno y colegial, un servicio decidido a los episcopados.

El Consejo Episcopal es un organismo que cada día hace una recepción original del Concilio Vaticano II, dando testimonio de que «es posible una Iglesia sinodal en salida, hacia las periferias, discípula y misionera, mística y profética, apasionada por el cuidado de la casa común;» expresó Monseñor Cabrejos.

«Les invito a renovar la pasión por Jesús, por su Evangelio y por su pueblo,» fue la exhortación del prelado, tras mirar en retrospectiva la historia del Celam para recordar que a mediados del siglo pasado fue evidente la fragmentación en el trabajo eclesial del continente; caracterizada por la debilidad de las comunicaciones y la necesidad de compartir el trabajo pastoral que se adelantaba en la región.

Comunión, colegialidad y eclesialidad

Fue entonces cuando Helder Cámara de Brasil y Manuel Larraín de Chile, obispos de gran recordación, trabajaron en la idea de impulsar la coordinación, el apoyo episcopal y eclesial; así nació el Celam en 1955. Se trata de un esfuerzo por ser signo y referente de la colegialidad de la Iglesia en América Latina y su catolicidad. Siempre en sintonía con las orientaciones pastorales del magisterio papal, respondiendo a “los signos de los tiempos que requerían una voz profética de la Iglesia en el continente, frente a los cambios sociales, culturales y paradigmáticos de aquella época y que necesitaban de una mayor comunicación y reflexión de los pastores en contextos cambiantes: » esto motivó la creación del Celam, según explicó Monseñor Miguel Cabrejos.

Corriente a la que se unieron obispos y teólogos que promovieron la denominada «Iglesia de los pobres» un concepto planteado inicialmente por el Papa Juan XXIII. «En la base de la creación del Celam siempre estuvieron los principios de comunión, colegialidad y eclesialidad» afirmó Monseñor Cabrejos. Esta perspectiva sinodal permitió interpretar nuevas realidades, buscar respuestas desde lo pastoral, confirmando que la mejor lógica es la de avanzar juntos, asumiendo las enseñanzas del Vicario de Cristo.

Expresión de ello es la realización de las cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y Caribeño; cada una con su historia y aportes que desde los argumentos se convirtieron en referentes del trabajo evangelizador de la Iglesia. Refiriéndose a esto el también presidente del episcopado peruano, recordó que la primera Conferencia efectuada en Río de Janeiro, motivó la reflexión de los pastores sobre situaciones críticas en el continente.

En 1968, la Conferencia de Medellín, mostró «el gran acontecimiento de la recepción del Concilio Vaticano II y las perspectivas para su aplicación creativa en la región, evidenciándose la necesaria opción preferencial por los pobres,» afirmó. Mientras que en 1979, la Conferencia General de Puebla elaboró propuestas para una evangelización Integral.

En 1992, la conmemoración de los 500 años de la Evangelización y el análisis que suscitó desde diversas perspectivas motivaron en la conferencia de Santo Domingo, una reflexión sobre la inculturación y sus desafíos para la nueva evangelización, según relató el prelado. Hablando de la V Conferencia en Aparecida reconoció que «aún la estamos asimilando y haciendo los esfuerzos por llevarla a la práctica». Como parte de su riqueza y desafío está el impulsar la Misión Continental, una propuesta lejana de lo convencional, un estado de misión permanente, un llamado para los discípulos misioneros, dispuestos a retomar las propuestas de Medellín y Puebla; avalados por el entonces Papa Benedicto XVI, para quien la opción preferencial por los pobres era parte de la fe cristológica.

El rol de los laicos

Para el presidente del Celam «lo que ha hecho la Iglesia Latinoamericana y Caribeña es tratar de ser fiel a la enseñanza conciliar más aún, a la experiencia de los primeros cristianos, caminar sinodalmente«. No obstante, reconoce las deudas que subsisten con Aparecida y que fueron planteadas durante el proceso de preparación y realización de la primera Asamblea Eclesial celebrada hace un año en México. «La perspectiva y prospectiva de la Conferencia General de Aparecida, sus desafíos y el pedido del Papa sobre sus temas pendientes, dieron lugar a la realización de la Primera Asamblea Eclesial inédita de América Latina y El Caribe, la primera también a nivel de la Iglesia Universal,» sostuvo.

Para la Iglesia continental, la transición de lo episcopal a lo eclesial constituye un hito histórico. Aquí se destaca la consulta previa o proceso de escucha dirigido al pueblo de Dios representado en obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, laicas y representantes de las periferias. Al respecto, Monseñor Cabrejos indicó que en el proceso de escucha «participaron 70,000 personas y en el evento 1,030, de las cuales 900 estuvieron por vía telemática y 130 presencialmente;» sin olvidar la presencia de cardenales de otros continentes que aportaron desde su experiencia pastoral.

Monseñor Cabrejos destacó que «el Papa Francisco acentúa como un punto central de su pontificado el rescatar el rol de los laicos en la Iglesia«. Ese caminar juntos en busca de condiciones sociales, económicas, políticas y religiosas para alcanzar una vida plena, vivir el Reino de Dios, es decir, lo que se vivió en la Asamblea.

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Un alto en el camino

La revisión de las formas en que se organiza la Iglesia también se ha hecho desde lo interno, por eso el Celam trabaja en un proceso de renovación y reestructuración, asumiendo el mandato de la 37 Asamblea General. Resultado de ello es la creación de 4 centros pastorales. “En el “Ver”, el Centro de Gestión del Conocimiento (CGC), en el “Juzgar” el Centro Bíblico Teológico Pastoral (CEBITEPAL), y en el Actuar, el Centro de Redes y Acción Pastoral (CEPRAP); y como Centro Transversal, el Centro para la Comunicación (CPC)” explicó.

Camino en el cual es vital asumir el concepto de la articulación, otra forma de caminar juntos, sinodalmente. Abordando los desafíos actuales el obispo peruano explicó que actualmente el Celam se ocupa de divulgar y promover el Documento Conclusivo de la Asamblea Eclesial, “Hacia una Iglesia Sinodal en salida hacia las periferias”. Documento que recoge los antecedentes, desafíos y propuestas pastorales de esta experiencia que se inserta en el camino sinodal que vive la Iglesia. Para lograr esta interacción creó dos Comisiones de trabajo, una sobre la apropiación del Documento sobre la Primera Asamblea Eclesial y la otra para el acompañamiento del proceso al Sínodo.

Para Monseñor Miguel Cabrejos la inauguración de la nueva sede, la presentación de los nuevos estatutos, la creación de una gran oferta de espacios de formación, la labor de articulación con redes de acción pastoral, la elaboración de investigaciones sobre realidades continentales y la promoción de una comunicación transversal a todas las acciones del organismo; son formas de adherir al camino de conversión pastoral propuesto por el Papa.

Así el prelado concluyó diciendo que todo esto confirma que “la eclesiología del Pueblo de Dios no se opone, sino que incluso necesita de la colegialidad episcopal. Teniendo muy claro que en la medida en que todos nos sintamos Iglesia, y trabajemos sinodalmente, tendremos una mayor capacidad evangelizadora”.


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