La oración de Jesús es el tema del Evangelio de este XIV domingo del Tiempo Ordinario, según Mons. Óscar Ojea. El obispo de San Isidro hace ver que “en la oración de Jesús aparece, en primer lugar, la Acción de Gracias y la alabanza al Padre: ‘Todo me ha sido dado por el Padre’. Jesús, cuando íntimamente hablaba con Él, lo primero que hace es agradecer y, luego inmediatamente después, el valorar el ser entendido por los pobres”.
Su mensaje causa impacto entre el pueblo sencillo
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina recordó que “Jesús venía de fracasar en su predicación en las ciudades rabínicas, donde estaban las grandes escuelas rabínicas, Corozain y Betsaida; allí el mensaje de Jesús no causa impacto, pero sí entre el pueblo sencillo, entre la gente más humilde”. Según el obispo, “Jesús se siente entendido por ellos y por eso le agradece al Padre este modo de revelación. Y finalmente sale de la oración con el corazón dilatado y dice: ‘Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados’, como con ese gran corazón clamar para que todos se apoyen en Él, aquellos que tienen angustia, que tienen cansancio, para con dividir las penas y las angustias que tanto conoce Jesús”.
Hablando de la realidad del país, recordó que “estamos celebrando la Independencia de nuestra Patria; muchas veces faltamos a esta gratuidad frente al privilegio de tener la Patria que tenemos, con su geografía maravillosa, con sus climas diversos. Y también nos falta valorar a nuestro pueblo, en especial a nuestro pueblo más sencillo. En este momento con los índices de pobreza tan grandes y con una desigualdad, una inequidad tan manifiesta entre los argentinos es imprescindible valorar el inmenso esfuerzo de los más pobres para llegar a fin de mes. Los sacrificios que suponen el trabajo, los sacrificios que suponen para muchísima gente no poder estar con los chicos en los momentos en los que más se los necesita”.
Valorar a quien sostiene nuestra vida
Según Mons. Ojea, “nosotros no somos del todo agradecidos, ni valoramos a nuestro pueblo. Cuando vivimos la pandemia hemos sido sostenidos con una red inmensa de trabajadores y trabajadoras que, de alguna manera, han sostenido nuestra vida. Muchas veces poniéndola en riesgo; hemos ido perdiendo esta valoración de la capacidad de paciencia y de sacrificio que tiene nuestro pueblo”.
En sus palabras hizo ver que “también está el cansancio y está la angustia, hay tantas cosas en nuestro país que nos cansan. Nos cansa la corrupción, y lo peor de la corrupción es la búsqueda del poder por el poder mismo, no el poder para servir, no el poder para prestar un servicio auténtico al bien común; sino el poder para sobrevivir, ni siquiera para transformar; nos cansa una dirigencia que esté lejos de los problemas concretos del pueblo, por eso el pueblo aparece a veces tan indiferente a una cantidad de luchas que no entiende, a una cantidad de violencias que no comprende”.
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Finalmente, invitó a pedir al Señor “poder tener el refugio en su corazón para poder condividir penas y para poder compartir también angustias. Que Él nos fortalezca para que de alguna manera en este día podamos pedirle recuperar nuestra Acción de Gracias por el país que tenemos y no hablar tanto mal de él y al mismo tiempo valorar la riqueza inmensa y el tesoro inmenso del pueblo que tenemos, especialmente el pueblo más sencillo”.
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