En el fin de semana en que los jóvenes argentinos peregrinan a Luján, al encuentro con la Patrona del país, Mons. Oscar Ojea comienza su tradicional alocución semanal afirmando que “después de haber recibido tanta gente en todos nuestros santuarios de la Patria, preparamos con gozo, con alegría, con entusiasmo la Peregrinación a Luján”.
Peregrinación espacio para el crecimiento de la fe
Comentando el Evangelio del XXVII domingo del Tiempo Ordinario, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina afirma que “los apóstoles le dicen a Jesús ‘auméntanos la fe’ y la peregrinación es un espacio privilegiado para el crecimiento de esa fe”.
Al respecto cuenta una anécdota de una de sus peregrinaciones a Luján, hace años. El obispo de San Isidro dijo haber encontrado una señora muy joven. En la conversación, “me decía: ‘tengo una hijita de quince años y me entere hace poquito que tengo un cáncer de intestino y vengo a pedir por mi salud, camino para eso’. Mientras fuimos conversando me dice: ‘Sin embargo, Dios de todo lo que manda saca algo bueno, yo tengo que tratar de pensar que es lo bueno que está detrás de esto más allá de las sombras y los miedos que tengo ¿Cuáles son los bienes que busca Dios?’ Ahí conversamos”.
El encuentro hace crecer la fe
En sus palabras, Mons. Ojea le hizo ver a la señora que iba a dar a su hija “un ejemplo de cómo se atraviesa una situación difícil, vas a madurar como madre, vas a poder ser fecunda como madre y tu hija va a crecer con vos en medio de todo esto”. Contando que “fuimos reflexionando, rezándole a la Virgen”, llegó a la conclusión de que “estoy seguro que en el camino nuestra fe creció, la de ella y la mía. La mía que podía servir a la de ella y pudimos rezar juntos”.
El presidente del episcopado argentino reflexiona también que “el otro tema que la Iglesia nos presenta a través del Evangelio de hoy es el tema del perdón”. Recordando la cita bíblica en que Jesús dice que “perdonen no hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”, Mons. Ojea señala que “para perdonar se requiere la fe”. En ese sentido dice que “perdonar no es un acto solito, aislado, perdonar es un proceso, nos vamos alejando de la circunstancia que nos lastimó para poder ponernos en el lugar del otro y con el tiempo poder perdonar, pero para perdonar se necesita este aumento de la fe”.
Saber que hemos sido perdonandos
“Señor auméntanos la fe para poder perdonar”, dice Mons. Ojea, “porque para poder perdonar hace falta saber que hemos sido perdonados como dice el Padre Nuestro, tiene que crecer nuestra fe en que el Señor nos ha perdonados a nosotros primero y por eso mismo, por ser pecadores, podemos nosotros también perdonar a los hermanos porque Jesús nos ha perdonado”.
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Finalmente pide a la Virgen, recordando el lema de esta peregrinación, “que nos mire con ternura para poder unirnos, para poder aprender a perdonarnos y para aprender juntos a crecer en la fe que es lo único que le da sentido a nuestra vida y lo único que nos va a permitir caminar en fraternidad”.
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