El evangelio del Buen Samaritano, que Mons. Oscar Ojea considera “un Evangelio emblemático”, nos presenta a alguien “que se detiene delante del hombre caído después de que hayan pasado otros sin importarles, o porque tenían otras cosas que hacer”. El presidente del episcopado argentino ve al Buen Samaritano como alguien que “tiene su propia historia, su propia cultura”.
Construir una historia común
Según el obispo de San Isidro. Desde ahí afirma que “este hombre con toda esa carga y con toda su historia, se encuentra con la historia de otro, que aparentemente no tiene nada que ver o están lejos, pero que, sin embargo, a través de ese encuentro, van a poder ir construyendo una historia común, porque después de esa curación, después de ese trayecto que hicieron juntos, la vida de los dos va a cambiar, y de alguna manera se va a solidificar un vínculo, un vínculo totalmente nuevo entre diversidades”.
Mons. Ojea aplica estas palabras a la Patria, que en Argentina se celebra el 9 de julio, Día de la Independencia”. Según el prelado, “la Patria se construye con identidades profundas, cada uno de los miembros de la Patria tiene su historia, pero la Patria nos invita a crear vínculos nuevos, sosteniéndonos mutuamente, particularmente con aquellos que más lo necesitan”. Para el prelado, “cuando nosotros podemos tener ese aprendizaje de sostener a quien lo necesita vamos construyendo la Patria”.
Afrontar el futuro con esperanza
El obispo de San Isidro dice que “no me refiero a la Patria como extensión territorial, ni como un consenso de voluntades al que llamamos Nación, sino me refiero a esa Patria qué tiene que ver con la raíz, la raíz de una historia nueva. Para esto hay que tener mucho coraje, mucha decisión, mucha audacia y mucha creatividad; especialmente en este momento la dirigencia”.
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Ante la situación actual afirma que “estamos en una crisis muy grande, muy profunda, no solamente económica, estamos en una verdadera crisis política”. En esa situación, insiste en que “necesitamos coraje para que los vínculos se recompongan de alguna manera”. Según el prelado, “estamos lejos, muchos de nuestros jóvenes quieren irse del país”. Ante esto insiste en que “toda esta situación es necesario que la podamos revertir a través de trabajo, de trabajo concreto, e intentando compartir, intentando intercambiar vínculos en historias diferentes para poder superar esta crisis y afrontar el futuro con esperanza”.
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