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Mons. Ricardo Hoepers: La Iglesia en Brasil quiere ser esa presencia que acoge, brinda apoyo y lucha por una sociedad más justa, solidaria y fraterna - ADN Celam

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Mons. Ricardo Hoepers: La Iglesia en Brasil quiere ser esa presencia que acoge, brinda apoyo y lucha por una sociedad más justa, solidaria y fraterna

El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) cierra su agenda de Encuentros Regionales 2025 en Argentina, con una reunión que congregó a más de 30 representantes de los episcopados del Cono Sur. El encuentro se lleva a cabo del 24 al 28 de marzo en Buenos Aires.

El objetivo principal es identificar las necesidades de los episcopados en relación con su misión, fortalecer la articulación entre las Iglesias locales y compartir el Plan Pastoral 2023-2027 del Celam. Además, se quiere acompañar la implementación de los clamores surgidos en la Asamblea Eclesial y su integración en el camino sinodal impulsado por el Papa Francisco.

La Iglesia en Brasil ha asumido con entusiasmo el proceso sinodal, comprometida con su implementación en todas las regiones del país. Mons. Ricardo Hoepers, secretario general de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), comparte con ADN Celam cómo se continuará la tercera etapa en la Iglesia de Brasil  y cómo se enfrentarán los retos pastorales en este camino sinodal.

Iglesia en Brasil comprometida con el proceso sinodal

Desde su experiencia en el equipo de animación del Sínodo en la CNBB, Mons. Hoepers señala como principal tarea la articulación y continuidad del proceso sinodal: “La Iglesia de Brasil se comprometió desde el principio con el proceso sinodal de una manera hermosa, con representaciones de las diferentes regiones de Brasil, respondiendo en cada etapa y compartiendo sus alegrías y tristezas. Hoy Brasil se siente identificado con lo que resultó del proceso sinodal”.

Uno de los desafíos más grandes es la aplicación de las conclusiones del Sínodo en la acción evangelizadora: “Quizás el mayor reto sea retomar las conclusiones del Sínodo y aplicarlas en las orientaciones para la acción evangelizadora que se votarán en la próxima Asamblea”, señaló. Para ello, se hará el ejercicio sinodal en las comunidades de base, parroquias y consejos, adaptándolo a la realidad de un país tan extenso y diverso como Brasil.

El tamaño de Brasil es nuestro mayor desafío, pero, al mismo tiempo, vemos que todas las diócesis están comprometidas. Con la Asamblea General esperamos fortalecer aún más este retorno y nos comprometemos con el proceso sinodal y la Asamblea Eclesial”, agregó.

Implementación del Documento Final del Sínodo en Brasil

La fase actual de implementación requiere un trabajo conjunto a nivel provincial, regional y nacional: “En todos los ámbitos queremos ejercitar este proceso sinodal. Es la única manera en que Brasil realmente pueda asumir este compromiso, desde la base hasta los grandes organismos y organizaciones, desde las comunidades eclesiásticas, de los misioneros hasta las instituciones, los consejos y, digamos, todos aquellos que están comprometidos con la Iglesia, todos puedan asumir el proceso sinodal”, explicó Mons. Hoepers.

En ese contexto, señaló que se trabajará en la formación permanente y continua de los líderes en la animación del proceso sinodal “para que estos puedan motivar a las regiones y diócesis a comprometerse con el proceso sinodal. El liderazgo es el párroco, el coordinador pastoral, el catequista. Entonces, todo en clave sinodal, para que podamos sentir también que los líderes son los protagonistas, los jóvenes son los protagonistas de este proceso”, puntualizó.

Asimismo, uno de los pilares del Sínodo es la inclusión de todas las voces, especialmente de las comunidades más vulnerables. Mons. Hoepers manifestó lo valioso que es el aprendizaje que la Iglesia en Brasil ha obtenido al acercarse a los pueblos tradicionales, comunidades indígenas, encarcelados, sectores marginados y periferias.

Vivir en armonía con la naturaleza

La Iglesia en Brasil tiene la facilidad de llegar a todas partes porque tenemos comunidades en todos los rincones del país. Esto nos ha permitido escuchar y aprender de ellos. Los pueblos tradicionales han dado grandes lecciones sobre una ecología integral. Una cosa es hablar en defensa de la naturaleza, otra cosa es quién tiene la sabiduría de entender el significado. Entonces, este proceso sinodal también nos hizo acercarnos a estos grupos vulnerables, a estos grupos que estaban alejados”, dijo.

Además, resaltó que este proceso sinodal ha sido una oportunidad de conversión y formación tanto para la Iglesia como para estos grupos históricamente alejados.

La sinodalidad y la Pastoral Familiar

Mons. Hoepers, quien fue presidente de la Comisión Episcopal para la Vida y la Familia de la CNBB, resaltó la conexión entre la sinodalidad y la Pastoral Familiar: “Hablamos de una catequesis desde el seno materno, ese prematrimonio donde los novios se preparan para el sacramento, después del itinerario nupcial de encuentros para perseverar en la fe; también del tema de casos especiales, nuevas uniones y otras situaciones que la Iglesia ha acogido”.

La Pastoral Familiar también debe responder a nuevas realidades y desafíos, como los casos de nuevas uniones y otras situaciones complejas: “Estamos pensando en itinerarios para que la familia siempre tenga un soporte espiritual en todas las etapas: antes del matrimonio, durante la vida conyugal y en la vejez, donde se fortalecen las relaciones intergeneracionales”, dijo.

Y afirmó que “la familia es la base de todo y, por tanto, una de las prioridades de la Iglesia en Brasil”.

Iglesia hospital de campaña, presencia misericordiosa para quien más lo necesita

Refiriéndose a la crisis social y la desigualdad. Mons. Ricardo Hoepers dijo que en Brasil, esta renovación se traduce en un compromiso con los más vulnerables, denunciando las estructuras que perpetúan la injusticia y ofreciendo espacios de acogida y sanación.

Mons. Ricardo Hoepers expresó que la Iglesia debe ser profética, señalando las raíces de la desigualdad y la corrupción que afectan la dignidad de millones de personas: “Hay un gran sufrimiento, hay dolor, hay una gran exclusión en nuestro país. Los problemas sociales siguen siendo estridentes, tienen impacto. La desigualdad corroe en nuestras relaciones. La Iglesia siempre será profética en este sentido. Primero, denunciando la corrupción y todo lo que sea fuente de esta desigualdad. Y en segundo lugar, es la casa que acoge a todos, que cuida de todos”.

En comunidades golpeadas por la pobreza, la violencia o la exclusión, la Iglesia se convierte en un refugio, en un “hospital de campaña” que ofrece acompañamiento y esperanza. Desde las periferias hasta las grandes ciudades, su presencia se manifiesta en cada gesto de solidaridad y servicio a los olvidados.

Donde hay dolor humano, comunitario, social, ahí está la Iglesia. Allá, porque tal vez no lo solucionemos todo y no sea nuestra intención solucionarlo, sino ser presencia misericordiosa de Jesucristo para aquellos que han sido olvidados, invisibilizados, dejados de lado. La Iglesia quiere ser esa presencia que acoge y brinda apoyo a todo aquel que más lo necesita y nunca dejar de luchar por una sociedad más justa, más solidaria y más fraterna”, finalizó.

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