En el décimo aniversario de Laudato Si’, la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común, el arzobispo de Belo Horizonte (Brasil), Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, escribió un artículo en el que resalta la urgencia de escuchar y aplicar los llamados de la Iglesia ante la crisis ecológica que enfrenta el planeta.
En un artículo titulado “Fuertes llamamientos en una década”, el prelado brasileño subraya que la encíclica, publicada el 24 de mayo de 2015, sigue siendo una referencia ética y espiritual ineludible, pero el mundo aún está lejos de vivir sus propuestas.
“Hay muchos gobiernos que hacen oídos sordos a las advertencias de la Carta Encíclica”, señala Mons. Walmor, y advierte que la indiferencia ambiental y la búsqueda del lucro inmediato están llevando a la humanidad por un camino equivocado.
Diálogo y conversión
Para el arzobispo, Laudato Si’ plantea mucho más que una agenda ambiental: ofrece un camino de diálogo entre ciencia, ética, política y espiritualidad. Sin embargo, lamenta que “los debates se limiten a las cumbres de los poderosos, que no se comprometen con los desafíos ambientales y perfilan un futuro sombrío”.
Aunque reconoce que el movimiento ecológico ha recorrido “un largo y rico camino en el mundo”, advierte que los logros aún son insuficientes: “Faltan nuevos estilos de vida y una organización social compatible con los parámetros de sostenibilidad. Muchos aún no revisan sus hábitos. Hay negación y apatía”.
Por eso, insiste en que el cuidado de la Creación debe convertirse en una acción ciudadana, transversal a todos los sectores sociales y también profundamente arraigada en la vivencia de la fe: “Los cristianos, seguros de que el planeta es obra del Creador, deben cuidar de la Creación”.
Crisis ética y espiritual
Mons. Walmor no duda en afirmar que la crisis ecológica es también una crisis moral y espiritual. Cita la encíclica para recordar que no se puede reducir el problema a soluciones técnicas, y llama a una transformación del corazón humano, los valores y las prioridades.
Uno de los ejemplos que menciona es la iniciativa Junio Verde, una campaña nacional en Brasil apoyada por el Congreso y el gobierno, con fuerte inspiración en Laudato Si’. Pese a su potencial educativo, la campaña enfrenta obstáculos para consolidarse: “Su dificultad para despegar revela la fragilidad de nuestro compromiso ecológico”, lamenta.
El arzobispo advierte que la falta de educación ambiental está creando una peligrosa deuda social y ecológica, con consecuencias dramáticas: “En lugar de progreso para todos, se generan privilegios oligárquicos y deterioro ambiental”.
El cuidado del planeta es una tarea común e inaplazable
Una de las claves del artículo de Mons. Walmor es su exhortación a adoptar el paradigma de la ecología integral, que el Papa Francisco ha propuesto como base de un verdadero desarrollo humano sostenible.
“La ecología integral promueve e ilumina el principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes. El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad, responsabilidad de todos”, recuerda, citando directamente Laudato Si’.
Desde esta perspectiva, la encíclica interpela a los gobiernos, pero también a cada persona, a las comunidades, a las Iglesias, a los educadores, empresarios, y ciudadanos. El cuidado del planeta es una tarea común e inaplazable.
Caminos de justicia, fraternidad y esperanza
Mons. Walmor expresa su esperanza en que esta segunda década de Laudato Si’ sea un tiempo de mayor compromiso, con una fuerte dimensión educativa y transformadora: “Abrirse a las enseñanzas de la encíclica puede conducir a una nueva lógica en la vida y en las relaciones humanas, basada en la sostenibilidad y el equilibrio socioambiental”.
Con un tono profético, el arzobispo brasileño recuerda que la indiferencia y el negacionismo solo alimentan la exclusión, la desigualdad y la destrucción, mientras que el paradigma de la ecología integral puede abrir caminos de justicia, fraternidad y esperanza para toda la humanidad.
“Renovamos nuestro compromiso de escuchar sus llamados, para lograr nuevas formas de desarrollo en armonía con el deber de cuidar la casa común”, concluye Mons. Walmor.
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