Monseñor Carlos García Camader (La Victoria, 1954) ha sido elegido como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) para el trienio 2025-2028. Obispo de Lurín desde 2006, asume esta responsabilidad en medio de un escenario complejo que incluye la reciente disolución del Sodalicio de Vida Cristiana, acusaciones de abuso contra el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo emérito de Lima, y un contexto de polarización política, corrupción y violencia en el país andino.
“Espero estar a la altura de la misión”, confesó Mons. García Camader en una entrevista como máximo responsable de los obispos peruanos, para Vida Nueva. En sus declaraciones, señaló que su gran apuesta en la gestión será la escucha atenta y misericordiosa, y reconoció la necesidad de pedir perdón por los errores de la Iglesia en casos como el del Sodalicio.
“Es hora de pedir perdón por cuantas veces hemos creído que estos casos no nos tocan. Cada una de las víctimas son nuestros hermanos en la fe, que han sufrido y que sufren también de muchas maneras, que entraron con un deseo profundo de servir y encontraron otro rostro, o quizás creyeron que era siempre así, y no es así, pero terminaron sintiéndose defraudados”, lamentó el prelado.
Un estilo de gestión basado en la comunión y el diálogo
Sobre su nombramiento, Mons. García Camader reconoció que supone un gran desafío: “Una cosa es estar en el banquillo y otra jugar”, dijo. También resaltó que el mundo enfrenta situaciones diversas, desde conflictos bélicos hasta crisis humanitarias, lo que obliga a la Iglesia a tender la mano y rechazar la indiferencia. “Lo que le pasa a uno, nos debe doler a todos; por eso, asumo esta responsabilidad con actitud esperanzada”, afirmó.
Mons. García Camader sucede a Mons. Héctor Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo, quien dirigió la CEP durante cuatro periodos y también fue presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam). “Me pone muy alta la vara”, reconoció el nuevo presidente de la CEP, destacando el legado de su predecesor.
“Cada uno debe ser como es, y el trabajo no nos pide ser como el otro, sino como el Señor nos inspira para los tiempos actuales. Nos pide ser hombres de comunión, de diálogo sinodal y de trabajar juntos. Hay un presidente que coordina, pero todos tenemos que hacer juntos esta Conferencia. Si falla, no será el presidente, seremos todos juntos”, explicó.
El proceso sinodal y la realidad migratoria en Perú
Asimismo, reiteró la necesidad de pedir perdón por la indiferencia en ciertos casos, a pesar de que se ha comunicado a Roma lo sucedido. “A veces no se camina tan rápido como uno quiere. Hay que saber pedir perdón, porque a veces cuidamos tanto la imagen que nos olvidamos de que somos pastores al servicio de los demás”, reflexionó.
Sobre el proceso sinodal en la Iglesia peruana, Mons. García Camader se refirió a la hermandad y la comunión en una sociedad marcada por la migración: “En la Diócesis de Lurín, al sur de Lima, se concentra el 90% de personas que han emigrado de diversas partes del mundo y también de todo el país. Desde aquí tratamos de vivir la hermandad y la sinodalidad, en ese respeto y comunión que es la clave de todo”, detalló.
La autoridad eclesial habló de la necesidad de una mayor participación de la comunidad. “Aunque pensemos que ‘el padrecito tiene la última palabra’, debemos involucrarnos todos juntos. A eso creo que apunta la parte sinodal y ese es el trabajo que se está haciendo a nivel de diócesis y de la Conferencia Episcopal”, agregó.
Experiencia en la comisión de ética sobre el Sodalicio
Mons. García Camader formó parte de la comisión de ética encargada de recoger testimonios de víctimas del Sodalicio. Sobre esta experiencia, explicó que fue un proceso exhaustivo de escucha en el que participaron un periodista, un juez, una abogada, una psiquiatra y un laico. “Había que estar presente sin abrir la boca, solo escucharlos. Y si alguno reclamaba un gesto de consuelo o una palabra de esperanza, se pedía permiso a la víctima a ver si quería o no”, relató.
Durante un año, la comisión escuchó casos muy duros: “Unos solo querían desahogar su dolor, otros pedían justicia, algunos denunciaron a personas concretas. El 17 de abril de 2016 escuchamos al último testimonio y procedimos a elaborar un informe que hicimos público, porque no había nada que esconder”, indicó. Según Mons. García Camader, desde 2016 el Sodalicio tuvo la oportunidad de haber tomado medidas, pero fue la Santa Sede quien finalmente intervino tras conocer el informe: “No puedo revelar detalles por respeto a las víctimas”, aclaró.
En relación con la disolución del Sodalicio, el prelado confirmó que un oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Jordi Bertomeu Farnós, entregó la documentación firmada por el Papa a los miembros de la organización en Brasil para que ellos la firmaran, lo que significaba aceptar la decisión papal.
Sobre las políticas migratorias de Donald Trump
La autoridad eclesial se refirió a las políticas migratorias implementadas en Estados Unidos con la llegada de Donald Trump al poder: No hay que asustarse. Perro que ladra no muerde, y nadie puede gobernar con amenazas en ninguna parte del mundo. El miedo no debe asustar. Estamos en un tiempo de esperanza”, sostuvo.
Además, cuestionó si Trump ha consultado con Dios sus decisiones: “Ojalá lo haya consultado con Dios, y no solamente con su almohada. Una cosa es decir, gritar, pero si comienza a actuar así, no es tan solo una falta de respeto al hombre, sino también al plan de Dios. Quien atenta contra el pobre, el más sencillo, atenta también contra los planes de Dios”, afirmó.
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